“Incident in a Ghostland”, equilibro entre terror psicológico y home invasión
El extremismo francés fue uno de los movimientos contemporáneos más importantes que llegaron para renovar el cine de terror, pues gracias a cintas como Haute Tension (2003), À l’intérieur (2007) o Frontière(s) (2007) el género volvió a tener vida, demostrando una vez más que era posible crear filmes angustiantes, escalofriantes y llenos de locura al mezclar una buena trama con escenas explícitas llenas de sangre y torturas. Sin embargo, de entre esta nueva ola surgió un producto que llamó especialmente la atención debido a su crudeza y a su impactante final: Martyrs (2008), del director Pascal Laugier; cineasta que ahora estrena su nueva obra Incident in a Ghostland (Pesadilla en el infierno, 2018), una historia llena de horror que podría posicionarse como uno de los más interesantes de los últimos años.
Bet (Crystal Reed/Emilia Jones) es una joven aspirante a escritora de novelas de terror que junto a su madre Collen (Mylène Farmer) y su hermana Vera (Taylor Hikcson/Anastasia Phillips) se mudan a una alejada y solitaria granja. Lamentablemente lo que se supone sería un nuevo inicio para la vida de esta familia se convierte en su peor pesadilla, pues justo la primera noche que llegan a su hogar son atacadas por un par de pervertidos asesinos seriales. No obstante, aunque pareciera que las tres sobrevivieron a aquella fatal noche, 16 años después de estos eventos los mismos psicópatas regresan para terminar lo que comenzaron en aquel entonces…y esta vez no dejarán a ninguna de ellas con vida.
Incident in a Ghostland resulta una interesante mezcla entre el terror psicológico y un home invasion que prácticamente roza el slasher, pues conforme la cinta avanza también se da una mezcolanza entre estos subgéneros, cuyo tratamiento y evolución es tan bueno que resulta casi imperceptible el momento en el que se pasa de uno a otro. Esto se nota desde el principio de la cinta, pues Laugier no pierde tiempo en adentrarnos en la brutalidad de la historia, sino que en tan sólo unos momentos nos presenta la personalidad de las tres protagonistas: Bet es una chica fanática del escritor H.P. Lovecraf y quien cuenta con una enorme capacidad para crear un mundo de fantasías; Vera, su hermana mayor, es una adolescente rebelde que intenta hacerle entender a su hermana que el mundo no es tan fácil, por lo que siempre está tratando de mantenerla con los pies en la tierra; por su parte, Collen es la típica madre que se esfuerza por comprender a sus dos hijas, por quienes estaría dispuesta a dar su propia vida.
Todo ello lo podemos ver en los primeros minutos, cuando las tres llegan a su nuevo hogar, aunque la llegada a éste no será para nada placentera, pues a mitad de la noche, apenas unos momentos después de que han llegado a casa, son atacadas por un par de hombres que a primera vista se muestran totalmente trastornados. El primero de ellos es un gigante con severos trastornos mentales y con un severo fetichismo sexual por las muñecas; el segundo es un travesti quien pareciera que su único interés es el que su compañero satisfaga sus más bajos instintos, por lo que se encarga de mantener una encarnizada lucha con Collen mientras su compañero se “divierte” con sus dos hijas.
Es así que tras la invasión a su hogar por parte de estos dos tipos, todo indica que las tres lograron salir con vida, pues luego de las macabras escenas la historia da un salto en el tiempo de 16 años, donde se nos informa que ahora Bet se ha convertido en una famosa escritora de novelas de terror pero además ya es madre y esposa. Por desgracia para su familia el éxito no ha sido el mismo, pues tanto su madre como su hermana no sólo continúan viviendo en la misma casa donde experimentaron un infierno, sino que Vera terminó por volverse loca como resultado de aquella noche y su mamá ahora es la responsable de cuidarla.
Sin embargo, el problema comienza cuando la novelista recibe una llamada de su hermana, quien desesperada le informa que los asesinos han vuelto, así que decide ir con ella para comprobar que todo está bien. Por supuesto, más temprano que tarde también ella se percata que los psicópatas están de regreso pero, ¿se trata de una fantasía, o será que efectivamente sus verdugos han regresado para matarlas a las tres?
Como dijimos la película oscila de un genero a otro, pues tan sólo el primer cuarto de la película nos sumerge en un escenario perteneciente por completo al home invasión, donde vemos los terribles momentos que madre e hijas deben vivir a raíz de que los dos asesinos se infiltran, o mejor dicho, se adentran a la fuerza en su nueva casa. Durante este tiempo la trama no se tienta el corazón con las víctimas, pues mientras el gran hombre con retraso mental se encarga de violentar y humillar sexualmente a las niñas, el travesti se entretiene dándole una paliza a la madre.
Eventos como este dejarían serias secuelas en cualquiera de nosotros, y el caso de estas tres mujeres no es la excepción. De esta manera es aquí, en el segundo cuarto de la película y luego de que en la trama han pasado 16 años, que entra en juego el terror psicológico, el cual se nos presenta cuando Bet recibe la llamada de su hermana anunciándole que los psicópatas han regresado por ellas; y aunque ni ella ni su madre le creen al saber que ésta ha quedado loca, poco a poco comienzan a suceder varias situaciones que hacen dudar al espectador si lo que está mirando se trata de una histeria colectiva por parte de la mamá y las hermanas, o si en verdad los asesinos han vuelto a adentrarse en la casa dispuestos a asesinarlas; por supuesto, no sin antes volverlas a humillar y maltratar de todas las maneras posibles que se les ocurran.
Ahora bien, este terror psicológico dura hasta poco más de la mitad de la cinta, pues es hasta el tercer y también en el último cuarto de la película que se nos revela qué es lo que está ocurriendo en realidad, para lo cual Laugier hace uso de dos giros de tuerca en la historia mediante la manipulación del tiempo-espacio en la trama para dejar en claro cuáles de todos los acontecimientos que hemos visto son los verdaderos y cuales los ficticios.
Además, es en la última parte del filme que éste prácticamente se convierte (casi) en un slasher, pues aunque vemos diversos asesinatos y torturas, el director se mantiene bastante fiel a su estilo para crear una historia que oscila entre un terror psicológico que encuentra su base en el home invasión.
En resumen, Incident in a Ghostland es una película que aunque no llega a ser la mitad de buena de lo que es Martyrs (así como tampoco cuenta con su misma cantidad de violencia ni crudeza en la trama), sí resulta un producto bastante entretenido que maneja muy bien el suspenso y el terror para crear una historia que es de las más rescatables hoy en día en el cine de género.