«Eternals»: la eterna espera por una buena película.
¿Cuáles fueron los motivos para elegir a Chloe Zhao para dirigir Eternals? ¿Qué esperaba la producción con ella? No dudo de su capacidad, amé Nomadland, disfruté muchísimo The Rider, y fue muy merecido su Oscar. Vale mencionar que Eternals comenzó a rodarse mucho antes de que Nomadland fuese premiado a Mejor película, por lo que se descarta que ese fuera el motivo. Es probable que, luego de ver sus películas anteriores, hayan querido plasmar esa esencia en Eternals. Lograr una película más terrenal, más sensible, más humana, además de impregnarle la estética que ya le conocemos. Sí, esa pudo ser la razón.
Y no nos equivocamos. Eternals goza de la estética visual que vimos y disfrutamos en Nomadland, esos atardeceres, esos planos generales, el uso del viento, etc. Pero si el guion no va de la mano, ni con magia podremos salvar a una película fallida desde su concepción. El resultado siempre será desbalanceado, y en el que Zhao saldrá siempre mal parada.Eternals nos presenta a una raza de seres inmortales y poderosos que han vivido en la Tierra por miles de años, como meros observadores, sin poder interferir en la historia. Salvo que aparezcan los Desviantes, una especie de bichos, mezcla del Alien de Ridley Scott con el monstruo marino de The Host de Bong Joon-ho. Esa fue su tarea, la misión encargada por el dios Arishem desde el comienzo. Pero pronto se darán cuenta que ese contrato tenía letras pequeñas.
Para todos los gustos y colores.
Probablemente, Eternals nos presentan a los personajes más inclusivos que hemos visto en los últimos años (blancos, asiáticos, latinos, afroamericanos e indios). Nos presenta al primer personaje sordo, que usa la lengua de señas para comunicarse, y al primer personaje gay del UCM. Pero no solamente gay, con pareja e hijo. Personajes muy distintos a los creados por Jack Kirby en el comic. Por otro lado, toca temas como la degradación del Amazonas y el genocidio de Tenochtitlan. Es decir, cumple todos los ítems para catalogarse como políticamente correcta. Algo que siempre aplaudo y recibo de muy buena manera, salvo -como en este caso- se sienta demasiado forzado. Solo faltó incluir un personaje en silla de ruedas, pero Xavier estaba ocupado.
La construcción de los personajes es de lo más flojo de esta cinta, no solo por su falta de carisma, sino por su carencia de profundidad y complejidad. Superhéroes más preocupados por temas sentimentales, que en un minuto quieren destruir el mundo y al siguiente ya no, porque el amor por su ex es más fuerte, cual novela de Televisa. O que de pronto, luego de miles de años, en el momento más importante, uno decida simplemente irse, como Forrest Gump dejando de correr porque se cansó. No sería algo raro, salvo que seas un ser con miles de años de sabiduría y experiencia. Como si dejaras de pelear si la madre de tu enemigo se llama igual que la tuya. Oh, wait…
El problema es que ese esfuerzo por crear un grupo multiétnico y por crear un despliegue visual no funciona, pues la película carece de filosofía, intriga y emoción, y de la comedia y acción necesaria. Justamente las características que los fans aman en este género. Más carisma encontramos en Groot, que en los eternos.
La eterna espera por un poco de emoción
No me molestó esa larga introducción, es más, fue lo que más me gustó. Se nota que fue lo poco que le permitieron escribir a Zhao. «¿Para eso me trajeron?», podría preguntarse ella. (Lo que me hace cuestionar la pregunta inicial. ¿La eligieron por razones cinematográficas, o simplemente por marcar casilleros? Teniendo en cuenta que es mujer y de origen chino, como en algún momento quisieron hacer con Lucrecia Martel). Lamentablemente ese extenso prólogo le quitó tiempo al metraje, donde luego tuvieron que incluir toda la información a empujones, sin dejar tiempo a un desarrollo de la historia, ni construir un arco a los personajes o subtramas, como el personaje de Thena y el porqué de sus “acciones”.
#Eternals no es una mala película, no niego que tuvo pequeños momentos que me sacaron alguna sonrisa (con el personaje de Kingo y su asistente), pero no fueron suficientes. Probablemente sea la más floja del UCM, y la que menos he disfrutado, sin ningún espasmo de emoción, sin un rumbo claro ni profundidad. Y la espera, que en algún momento de sus 157 minutos acelere, se desarrolle y explote, resultó eterno.