Sorda (2025): El amor frente al muro de la incomunicación

¿Qué pasa cuando el amor choca contra un muro de incomunicación que ni el cariño más profundo parece poder derribar? Esa es la pregunta que plantea Sorda, dirigida por Eva Libertad, donde seguimos la vida de Ángela (Miriam Garlo), una mujer sorda que convive con Héctor (Álvaro Cervantes), su pareja oyente. La película nos mete en su rutina, en esos días que transcurren entre gestos, malentendidos y frustraciones que no siempre se dicen en voz alta, pero que se sienten. El amor está ahí, pero las barreras invisibles se acumulan y desgastan, poniendo a prueba la relación.
El desgaste emocional y las tensiones invisibles
A lo largo de la historia, Sorda muestra el peso emocional que puede tener la falta de entendimiento real en una pareja. La lengua de signos es el corazón del relato y también la ventana para que el espectador entre en el mundo de Ángela, percibiendo su aislamiento y su necesidad de conexión. Hay instantes de ternura y humor, pero también silencios incómodos que recuerdan a The Tribe (2014), donde el lenguaje de signos no solo comunica, también revela fisuras y expone la vulnerabilidad de las relaciones humanas.

El diseño de sonido juega un papel fundamental, utilizando la ausencia de sonido como herramienta narrativa para situar al espectador en la perspectiva de Ángela. Los silencios prolongados, interrumpidos solo por gestos o miradas, generan una sensación de aislamiento que refuerza el conflicto emocional y permiten que cada vibración o pequeño ruido cobre un peso dramático especial.
Si bien comparte con CODA el interés por mostrar la experiencia de la comunidad sorda y las tensiones entre el mundo oyente y el no oyente, aquí no hay melodrama ni golpes emocionales forzados. Libertad apuesta por una mirada íntima y realista, retratando esas pequeñas grietas que, si no se atienden, pueden convertirse en heridas profundas. La naturalidad del elenco, la puesta en escena sobria y el cuidado de cada secuencia hacen que la película respire honestidad.

Claro que esa contención y minimalismo tienen un riesgo: puede que algunos espectadores sientan la falta de un desarrollo emocional más amplio o un clímax más potente. Pero es una elección consciente, y su fuerza está en lo que calla tanto como en lo que muestra.
Más allá de la discapacidad
Más allá de la discapacidad, Sorda es una historia sobre el amor, la frustración, la resiliencia… y esa soledad silenciosa que puede habitar incluso dentro de una pareja. Un relato sencillo en apariencia, pero que deja huella por la verdad con la que retrata la necesidad más básica —y más compleja— en una relación: escucharse y entenderse.