Primicia mortal: el morbo vende…y vende bien
¿Cuántos de nosotros no nos hemos detenido frente a un periódico sólo para ver al cadáver mutilado que muestra la portada? ¿Cuántos otros no hemos estado pegados a la pantalla de tv sólo para ver un reportaje en las noticias que, cuanto más escabroso sea el crimen –y mucho mejor si hubo sangre y torturas de por medio- mejor y más entretenido se vuelve? Seguramente no somos pocos a quienes nos gustan los detalles morbosos; y sí, el periodismo lo sabe, y sabe venderlo muy bien, tal como lo muestra la cinta Nightcrawler (Primicia mortal, 2014) del director Dan Gilroy.
La cinta nos presenta a Louis Bloom (Jake Gyllenhaall), un solitario pero apasionado hombre que gusta del dinero fácil y de aprovechar cualquier oportunidad para conseguirlo. Para ello se embarca en la oscura travesía de los mares del periodismo de nota roja, sólo que no como reportero, sino como un merodeador nocturno en busca de accidentes y víctimas para grabar sus trágicas muertes y vender el video al noticiero que pague más por ello. Por supuesto, lo que en un principio comienza como un simple trabajo pronto se convertirá en un escabroso camino por la perversa mente de este personaje carente de moral alguna.
De forma muy atinada la película comienza mostrándonos la verdadera naturaleza de Louis, pues lo primero que lo vemos hacer es robar diversas piezas de metal para venderlas a alguna fundidora, lo cual ya nos da una idea del ser carroñero que es. En el lugar tiene la fortuna de toparse con un accidente y un camarógrafo (Bill Paxton), quien le explica el arte de grabar y vender la muerte. A partir de ahí el buen “Lou” se hace de una cámara y un interceptor de radio policial para saber cuándo y dónde ocurre alguna tragedia y poder documentarla; grabaciones que, obviamente, representan tanto dinero para él como ratings para los noticieros.
Más pronto que tarde nos damos cuenta que Lou es alguien decidido, persuasivo y dedicado, pero también rencoroso y mentiroso, elementos que explotará una vez conozca a Nina (Rene Russo), la productora y directora de un noticiario matutino que está desesperada por subir el rating televisivo; ésta le explica que el secreto de las noticias está en los crímenes, dejándole en claro que la sangre vende, y vende más si se trata de escenas despiadadas.
A partir de aquí se formará una extraña relación entre estos dos personajes, pues aunque complementarios, ambos se utilizarán como escalón para ascender en sus negocios. Por supuesto, Lou entiende muy bien la idea de Nina respecto a que más sangre y mejores tomas representan mayores ganancias, por lo cual sobrepasará sus límites al grado de manipular los objetos y cadáveres de las escenas del crimen para tener un mejor video, pero no sólo eso, sino que será capaz de sabotear atrozmente a sus competidores e, incluso, ocultar pruebas de un sangriento asesinato con tal de conseguir la exclusiva que lo hará saltar a la fama.
Por supuesto, tanto Gyllenhaal como Russo se llevan las palmas en esta cinta, pues mediante sus actuaciones nos dejan ver que Nightcrawler es un perfecto retrato de la crudeza, la falta de moral y de ética por parte del periodismo para acrecentar sus cifras pero, a la vez, nos hace percatarnos que, muy en el fondo, el espectador sólo espera los detalles macabros de la noticia para saciar su sed de morbo a través del televisor.