La historia sin fin, el clásico infantil cumple 34 años

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La Emperatriz había mandado a buscar al gran guerrero. Y cuando él por fin apareció en la terraza de la Torre de Marfil, encarnaba ya las esperanzas de toda Fantasía. – Michael Ende

Una de las escenas más trágicas y desoladoras en una película infantil- quizá a la par de la muerte de la mamá de Bambi- es la protagonizada por Atreyu y la muerte de su caballo, Artax, en el Pantano de la Tristeza. Aunque en la vida real se trató de una ilusión creada con la ayuda de una piscina, una trampilla, un elevador y muchas horas de coordinación y ensayo (en las que un infortunio ocasionó que el actor Noah Hattaway perdiera el conocimiento momentáneamente), esta imagen se quedó grabada con fuego en la memoria de toda una generación. La historia sin fin se posicionó casi de manera inmediata como la película fantástica por antonomasia, al menos durante la época de los ochenta.

El día de hoy, 20 de julio, la película cumple 34 años de edad, pues fue en esta fecha que se estrenó en los Estados Unidos.

La historia sin fin es una adaptación cinematográfica de la novela (casi homónima) de Michael Ende: La historia interminable, publicada en 1979. En un inicio, el autor trabajó de la mano con el director Wolfgang Petersen para escribir el guion. Pero de último momento, y para horror de Ende, éste fue alterado considerablemente, por lo que pidió que quitaran su nombre de los créditos.

En el clásico infantil seguimos las aventuras de Bastian Baltazar Bux (Barret Oliver), un niño de diez años que, al huir de sus compañeros bullies de clase, busca refugio en una tienda de libros viejos. Es ahí donde conoce al Sr. Koreander y descubre un tomo peligroso, del que éste le advierte, llamado La historia sin fin. Bastian cae en tentación y se aprovecha de un momento de distracción por parte del dueño de la librería para tomar el libro prestado, no sin antes dejar una atenta nota al propietario, explicándole que pronto le regresará el ejemplar.

Una vez a salvo, y en un nuevo escondite, Bastian abre el libro; y es en ese preciso momento que el argumento central de la película arranca.

El libro habla de Atreyu (Noah Hathaway), un joven cazador perteneciente a la tribu de los Pieles Verdes del Mar de Hierba que debe buscar al salvador, por mandato de La emperatriz infantil (Tami Stronach), del reino de Fantasía, lugar en el que se desarrolla esta historia. Una poderosa y maligna energía llamada La Nada acecha los alrededores; tal y como su nombre lo indica, esta fuerza no sólo destruye todo lo que toca, sino que lo borra por completo, hasta reducirlo a la ausencia de algo.

Fuegos fatuos, dragones, enanos y un sinfín de seres mágicos deberán migrar e intentar salvarse antes de ser aniquilados del mapa… y de la memoria.

A la vez que todo esto sucede, en La Torre de Marfil, una terrible y desconocida enfermedad amenaza con terminar la existencia de La emperatriz infantil, soberana de Fantasía.

Cada vez más intrigado con el libro, y preocupado por el destino de los personajes principales, que dicho sea de paso, no pinta nada bien, Bastian empieza a internarse (literalmente) en las páginas de La historia sin fin, hasta ser capaz de sentir en carne propia todo lo que está sucediendo. Más adelante nos daremos cuenta de que Bastian, verdaderamente, se encuentra dentro de la narrativa y es otro más de los personajes protagónicos.

Tras la muerte de Artax, Atreyu sigue la misión que le fue encomendada, misma a la que La emperatriz infantil se refirió como la Gran Búsqueda; el niño cazador, quien es únicamente un mensajero en esta enmienda, debe encontrar a un héroe que, a lo largo de las páginas y páginas del libro, no aparece. Pero el joven guerrero no lo hará sólo, sino que contará con la ayuda de Falkor, un dragón blanco de la suerte.

Un gran giro de tuerca se nos presenta cuando nos damos cuenta de que el salvador que Atreyu busca para que los salve del olvido no es otro sino Bastian.

Cinta en exceso polémica, pero no por ello menos hermosa 

Es un hecho: Michael Ende repudió con todas sus fuerzas la adaptación realizada entre Alemania Occidental y los Estados Unidos. Pero siendo totalmente honestos, La historia sin fin es una joya más de la corona del cine fantástico.

Cierto, la película no le hace justicia a la novela. La obra preliminar ahonda en la psicología de sus protagonistas y nos presenta personajes por demás hermosos que no aparecen en la cinta, como Graógraman, un bellísimo león gigante con melena que cambia de colores y que lleva el desierto consigo…Alucinante, ¿no?

Aún así, el film contó con grandes avances tecnológicos- qué decir de los asombrosos efectos visuales pre CGI o del maquillaje y la caracterización por la que pasó el cast- que lograron su cometido: desconectarnos de la realidad y sumergirnos en un mundo extraordinario que llevaba el sello innegable de la infancia.

Para la época en la que fue producida, cuando se consideraba imposible realizar un proyecto tan inmenso como adaptar una obra literaria con múltiples dimensiones y tiempos, misma que transcurría, mayormente, en la imaginación de un niño de diez años, el resultado de La historia sin fin sorprendió a nivel internacional.

Un gran acierto, por mencionar solamente uno, es el tema musical a cargo de Limahl.

Las opiniones son divididas, sí, pero es justo decir que esta adaptación no deja indiferentes a su paso.

Muerte, pérdida de la inocencia, valentía, vida…

La historia sin fin va más allá de ser meramente una película infantil o para verse en familia. Los temas que toca, disfrazados de fantasía y aventura, son profundos y vale la pena hacer conciencia de ellos.

De entrada, nuestro protagonista es un héroe arquetípico; Bastian, aparentemente de carácter débil y asustadizo, sufre el acoso de sus compañeros. El protagonista comienza la narración escondiéndose de sus agresores y robándole (o tomándole prestado, sin permiso, como se quiera ver) a un viejo librero.

No es sino hasta que Bastian se involucra emocional y mentalmente con la historia que está leyendo, que una evolución por demás sorprendente se da en él. O quién sabe, quizá la lectura únicamente desveló lo que ya existía bajo la superficie de un personaje tan entrañable como lo es Bux.

Bastian es el ejemplo perfecto de la frase “El valiente dura hasta que el cobarde quiere”.

Por otro lado tenemos a Atreyu, quien vive un trauma impactante desde el inicio de la película. Artax, más que un animal o medio de transporte, era el mejor amigo del joven cazador. A pesar de la zozobra, éste se levanta, hace a un lado su sufrimiento y sigue las órdenes de la monarca de Fantasía, con el exclusivo propósito de salvar a los habitantes de esa región, sin importarle mucho si perece o no en el intento.

Al final, La historia sin fin nos hace reflexionar, entre muchas otras cosas, acerca de la pérdida de la inocencia, la transformación hacia la adultez. Crecemos, cambiamos de intereses, dejamos detrás las historias que nos acompañaron, los personajes de los que nos enamoramos, relegándolos al oblivion, u olvido. Pero no todo es pérdida, ésta también nos invita a montarnos en el lomo de un majestuoso dragón color madreperla y lanzarnos a una aventura sin precedentes, quizá la última de este tipo que nos toque vivir.