Grandma: mujeres luchadoras que aman
— ¡Hola, abuela! Estoy embarazada.
Una adolescente y su abuela se enrumban a una misión: encontrar el dinero para practicarle un aborto a la joven. En eso se centra Grandma (2015), una road movie de Paul Weitz que expone con desparpajo un asunto todavía tabú para algunas sociedades. La icónica Lily Tomlin, que da vida Elle Reid, prácticamente se funde con su personaje. Es así como una excéntrica mujer, poeta, bohemia, lesbiana, abierta y espontánea; termina por ser la abuela que brinda todo su apoyo a una nieta (Julia Garner) con ínfulas de rebelde.
A lo largo de la comedia dramática, estos personajes femeninos se van armando de manera especial. Aunque hay un claro intento por sostenerla como una película independiente, quizá la personalidad de la grandma se siente un tanto exagerada. Sin embargo, no perturba demasiado porque encaja con la idea del film.
El boceto de las tres generaciones se complementan con Judy, la madre de Sage (Marcia Gay Harden) y esto evidencia un esfuerzo por parte de los creadores de hacer frente a los problemas desde los distintos ángulos. Además, no hablamos de cualquier problema, es un tema social/médico/económico.
En la película, cada una de las mujeres es dueña y señora de su propia vida y de sus decisiones. Cada una de ellas, es motor y lucha; es energía y amor. Por eso podría ser redundante decir que Grandma, obviamente, es una película feminista. Sorprende que sea un hombre el que dirige por la empatía y sutileza que muestra en sus personajes. Pero es que en el filme no solo expone sus caracteres y vivencias, comprende y traduce a estas mujeres. Con diálogos incisivos e ingeniosos, las frustraciones, pasiones y personalidades aparecen y se sienten.
Pero además de esto, es valioso ver cómo de esta forma se exponen los fallos del sistema estadounidense que perjudica a hombres y mujeres por igual. Una excatedrática importante que con su jubilación lucha por terminar pagar gastos médicos de su pareja muerta, una joven que debe hallar 630 dólares para no tener un hijo que no quiere, una madre que para darle la mejor vida a su hija se dedicó a trabajar y olvidó estar.
Esta historia parece convertirse en un homenaje a esas mujeres que luchan, que hacen, que resuelven, que trabajan; pero también a esas que se desviven por su familia, que se relacionan y que aman. La toma de decisiones, los errores, los momentos, se traducen en vida y es lo valioso de esta película.