“Espiritismo”, de advertencias fantasmales y maldiciones literarias
A veces lo más sencillo para crear miedo en una película de terror es una historia simple, sin grandes pretensiones pero con una trama impactante que regrese a lo más sencillo del género como lo son los fantasmas. Ejemplo de ello es la cinta mexicana Espiritismo, del director Benito Alazraki, una obra que mezcla aterradores espectros con lo macabro de la literatura.
Cierta noche un grupo de amigos decide tentar a la suerte y jugar a la ouija en una sesión espiritista, donde uno de ellos es poseído por un fantasma que, con lujo de detalle, les explica el fatídico destino que tendrán en el futuro si no hacen caso a ciertas advertencias. Y aunque todos los allí reunidos son puestos sobre aviso del peligro que corren, el destino les cobrará caro el no creer en lo sobrenatural.
Espiritismo es una película envolvente apenas comienza, pues desde el primer momento al espectador se le sumerge en el mundo de los muertos a través de una sesión espiritista que, además, le deja en claro que toda la trama será una historia 100% sobrenatural, sin giros ni elementos que hagan pensar lo contrario o cuyos eventos tengan una explicación lógica y razonable. Es decir, se trata de una historia de fantasmas de principio a fin.
Esta es la razón del que la película cuente con una trama aterradora y sorpresiva, ya que su simpleza la hace ser más directa en los eventos que quiere contar, no sólo mencionando fantasmas, sino también mostrándolos a la cámara y revelando situaciones increíbles e impactantes.
Son estas últimas el mayor atractivo del filme, pues si bien se es testigo de varias sesiones de espiritismo y también se puede ver a alguno que otro aterrador espectro durante las invocaciones (realizados con unos más que dignos efectos especiales), las apariciones son buenas e incluso ocurren en escenarios macabros que evocan muy bien una atmósfera fantasmal, pero no son los elementos que más impacto causan en la película.
En cambio, lo verdaderamente escalofriante es el ver cómo se van cumpliendo todas y cada una de las advertencias que uno de los fantasmas les hizo a los protagonistas durante la primera sesión de espiritismo, pues el verlas realizadas son lo que dota a la cinta de un verdadero terror al mostrarnos que efectivamente estamos frente a eventos sobrenaturales.
La razón para ello no sólo es ser testigos del momento y la manera tan sorpresiva en que se cumplen las amenazas (las cuales se dan en escenas que no se sienten forzadas ni sacadas de la manga), sino también el atestiguar cómo poco a poco los protagonistas pasan de la incredulidad y el escepticismo a la creencia y el terror pero, también, al horrible mundo de la locura al tomar medidas cada vez más desesperadas con tal de librarse del infierno en el que han caído.
Y si en un inicio dijimos que Espiritismo también es una gran muestra de literatura, esto es porque los momentos finales de la cinta de pronto se transforman de una historia de fantasmas a una breve pero fiel adaptación del cuento “La pata del mono”, del escritor W. W. Jacobs.
Al mismo tiempo dicha adaptación sirve como la última de las diabólicas profecías dichas a los protagonistas de la cinta. Y aunque el final de la película es un tanto diferente al del cuento, provocando que el desenlace de la trama se pueda sentir un tanto débil, esto no le quita valor a la premisa principal, que como dijimos, no es otra sino la de contar una historia 100% de fantasmas.