Alice Guy: La olvidada madre del cine

Fuente: Obscure Hollywood
Es momento de contar la historia de Alice Guy Blaché, la denominada “Madre del cine”. Recientemente se cumplió un aniversario más desde que los hermanos Lumière presentaron al mundo su invento más importante: el cinematógrafo. Aquel acontecimiento daría paso al nacimiento del cine tal como lo conocemos hoy. Sin embargo, cuando los Lumière inventaron este aparato, en un inicio lo usaron con fines científicos y documentales, registrando escenas de la vida cotidiana. El cine de ficción, en cambio, tuvo a una precursora que no recibió el crédito que merece —incluso habiendo aparecido antes que George Méliès.
Olvidada durante muchos años en los libros de historia del cine, recién en tiempos recientes el trabajo de Alice Guy comenzó a recibir un mayor reconocimiento. Nacida en Saint-Mandé, Francia, en 1873, pasó gran parte de su infancia en internados de Chile, Francia y Suiza. Tras la muerte de su padre en 1894, y con estudios en mecanografía y taquigrafía, empezó a trabajar en la compañía fotográfica de Max Richard.
Esta empresa pasaría luego a manos de Léon Gaumont, quien, tras la presentación del cinematógrafo por parte de los Lumière, comenzó a vender cámaras. Fue en este contexto que Alice Guy descubrió una nueva forma de contar historias. En 1896 dirigió su primer cortometraje, El hada de las coles (La fée aux choux), considerado uno de los primeros ejemplos de cine narrativo:
Tras el éxito de ese cortometraje, Gaumont la nombró jefa de producción, lo que marcó el inicio de una etapa en la que dirigiría decenas de películas. Fue así como se convirtió también en la primera productora ejecutiva de la historia del cine, innovando en múltiples aspectos técnicos. Entre sus aportes destacan el uso del montaje, los efectos especiales y la experimentación temprana con la sincronización de imagen y sonido.

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A inicios del siglo XX, se mudó con su esposo a Nueva Jersey y fundaron su propia compañía: Solax Studios. Bajo este sello se produjeron más de 300 películas de diversos géneros hasta 1914. La última película que dirigió fue La gran aventura (The Great Adventure), en 1918, donde trabajó con Bessie Love, reconocida actriz del cine mudo.
Con los años, la figura de Alice Guy y su aporte al séptimo arte comenzaron a ser valorados como correspondía. Es en momentos como este que su legado merece ser más recordado que nunca.
Tras su divorcio en 1922, abandonó el cine y regresó a Francia. Fue entonces cuando su nombre comenzó a desaparecer poco a poco de la historia. Muchos de sus trabajos empezaron a ser atribuidos a los directores de fotografía, y su nombre fue borrado de los créditos. Incluso Léon Gaumont, al publicar la historia de su productora, omitió mencionarla.
Recién varios años después de su silenciosa muerte en 1968 comenzó a recuperarse su legado. Se publicaron dos libros sobre su vida y su aporte al cine, y se realizó un documental titulado Be Natural: The Untold Story of Alice Guy Blaché, estrenado en el Festival de Cannes.