«Nomadland»: Encontrando un rumbo
Nomadland cuenta la historia de Fern, una mujer que, luego de perderlo todo por la crisis económica, decide dejar su antigua vida para hacerse una nómada. Con su caravana, recorrerá distintos lugares de Estados Unidos los cuales se vieron igual de afectados. Con nada más que eso, emprende un viaje que implica un nuevo estilo de vida aprendiendo lecciones valiosas en el camino.
El dolor de la pérdida puede manifestarse de muy diversas maneras. Muchas veces se suele representar como una gran carga de la cual no será sencillo liberarse. Para Fern, esa carga será su propio estilo de vida del cual siente debe desprenderse. Lo que se verá durante todo el metraje será ese proceso de liberación, uno que, desde luego, no será para nada fácil.
En varios momentos se pone a prueba si es capaz de lograr no apegarse a su situación actual, algo que incluso desafía a los mismos espectadores. La puesta en cámara bastante intimista hace que se vea de primera mano cómo se está sintiendo dejando que se le acompañe. Sin embargo, a pesar de esta cercanía que se da, descifrar lo que la protagonista realmente siente no se verá a simple vista al inicio. A un ritmo calmado es que la directora irá enseñándolo.
El guion te va dejando pequeños retazos de su vida a través de la gente con la que va interactuando. El ritmo pausado al que va su narrativa es apropiado, alejarse de la ajetreada vida cotidiana donde todo pasa más rápido hace que todo se perciba diferente. En sí no es una historia que pretenda contar grandes acontecimientos, es más bien una de pequeños detalles que hacen enormes diferencias.
En lo que al apartado visual respecta, es muy llamativo el modo en que se muestra casi a un mismo nivel los escenarios compuestos por la naturaleza como los compuestos por la modernización. No obstante, si algo los diferencia es que en uno se enfatiza la calma y calidez y en otra la rigurosidad y frialdad a la cual Fern está obligada aún a ser parte. En general es una dirección de fotografía bien hecha sin llegar tampoco a ser algo tan especial.
Como ya es usual en el cine de Chloé Zhao, muchos de los que hacen presencia delante de cámaras actúan de ellos mismos y Nomadland no es la excepción. Las experiencias de nómadas reales como Linda May, Swankie o Bob Wells son un muy buen complemento para que Fern, siendo un personaje ficticio, sepa la ruta por la que debe ir su vida.
Zhao demuestra su talento para el manejo de actores tanto no profesionales como profesionales. Por el lado más ficticio, David Strathairn y más aún Frances McDormand se mezclan perfectamente como personas de esta comunidad. La actriz interpreta a Fern con una humanidad única optando por expresiones y movimientos mínimos buscando comprensión por encima de la compasión.
En conclusión, la belleza de Nomadland no está necesariamente en sus imponentes paisajes o envolvente atmósfera, está en sus personajes. Personajes que en realidad son en su mayoría personas reales las cuales mezclan de gran manera su mundo con el de la protagonista. Se lidia con temas complicados de superar lo cual hacen de ese proceso de autodescubrimiento uno más enriquecedor. Chloé Zhao dirige y escribe una cinta reflexiva, cotidiana y muy humana por encima de todo.