“Nomadland” (2020): Encontrando un rumbo

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Nomadland cuenta la historia de Fern, una mujer que, luego de perderlo todo por la crisis económica, decide dejar atrás su antigua vida para convertirse en una nómada. Con su caravana, recorre distintos lugares de Estados Unidos que también sufrieron los efectos de la recesión. Con nada más que eso, emprende un viaje que implica adoptar un nuevo estilo de vida, aprendiendo valiosas lecciones en el camino.

El dolor de la pérdida puede manifestarse de muchas maneras. A menudo se representa como una carga difícil de soltar. Para Fern, esa carga es su estilo de vida anterior, del cual siente que debe desprenderse. Lo que se muestra durante todo el metraje es ese proceso de liberación, uno que, por supuesto, no será nada fácil.

En varios momentos se pone a prueba su capacidad para no aferrarse a su situación actual, algo que incluso interpela a los mismos espectadores. La puesta en cámara, bastante intimista, permite observar de cerca cómo se siente, acompañándola en su recorrido. Sin embargo, a pesar de esta cercanía, lo que Fern realmente experimenta no se revela de forma inmediata. Es a través de un ritmo pausado que la directora lo va mostrando.

El guion va dejando pequeños retazos de su pasado a través de las personas con las que Fern interactúa. Ese ritmo lento y contemplativo es apropiado; alejarse de la agitada vida cotidiana, donde todo ocurre rápidamente, permite percibir las cosas de un modo distinto. No se trata de una historia que busque narrar grandes acontecimientos, sino más bien una hecha de pequeños detalles que marcan enormes diferencias.

En cuanto al apartado visual, resulta llamativo cómo se retratan casi al mismo nivel tanto los escenarios naturales como aquellos ligados a la modernización. No obstante, si algo los diferencia es que en uno se enfatiza la calma y calidez, y en el otro, la rigurosidad y frialdad de un sistema al que Fern aún debe enfrentarse. En general, es una dirección de fotografía cuidada y efectiva, aunque sin llegar a ser especialmente memorable.

Nomadland
Fuente: Searchlight Pictures

Como ya es habitual en el cine de Chloé Zhao, muchos de quienes aparecen frente a cámara actúan de sí mismos, y Nomadland no es la excepción. Las experiencias de nómadas reales como Linda May, Swankie o Bob Wells funcionan como complemento ideal para que Fern —un personaje ficticio— encuentre el rumbo que necesita seguir.

Zhao demuestra nuevamente su habilidad para dirigir tanto a actores no profesionales como a intérpretes experimentados. En el plano más ficcional, David Strathairn y, sobre todo, Frances McDormand se integran de manera orgánica al universo de esta comunidad. McDormand encarna a Fern con una humanidad única, optando por gestos y movimientos mínimos que buscan comprensión más que compasión.

En conclusión, la belleza de Nomadland no reside únicamente en sus imponentes paisajes o en su atmósfera envolvente, sino en sus personajes. Personajes que, en su mayoría, son personas reales que logran entrelazar su mundo con el de la protagonista. Se abordan temas difíciles de afrontar, lo que convierte ese proceso de autodescubrimiento en una experiencia profundamente enriquecedora.