«Cosas Imposibles»: redescubriendo la felicidad

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Para la mayoría, envejecer en México implica sobrevivir a como dé lugar. Y no solo por la cuestión económica; con el machismo fuertemente arraigado en la sociedad, las mujeres mayores deben enfrentarse a una represión psicológica —muchas veces violenta— normalizada. En Cosas Imposibles (2021), el mexicano Ernesto Contreras —director de Sueño en Otro Idioma (2017)— vuelve a centrarse en la tercera edad y en la reflexión sobre el pasado; la diferencia es que, en esta ocasión, hace un énfasis particular en lo que viene a continuación. Desafortunadamente, el abordaje, el tono ultraoptimista, la excesiva pulcritud en la dirección y un montaje poco preciso hacen de la cinta una difícil de encomiar.

Matilde (Nora Velázquez) es una anciana que vive sola con su gato en una unidad habitacional de CDMX. Los años de abuso que sufrió por parte de Porfirio (Salvador Garcini) —su marido— han terminado con su muerte; sin embargo, la mujer continúa siendo atormentada por alucinaciones y dolorosos recuerdos. Aunado a ello, Matilde debe lidiar con una precaria situación económica, por lo que su vida se hace cada vez más miserable. Miguel (Benny Emmanuel), un joven comerciante que vive en su edificio, no tarda en darse cuenta de ello, y se acerca para apoyarla. Así, una improbable amistad surge entre ambos, llevándolos a explorar facetas que habían permanecido reprimidas dentro de sí.

Cosas Imposibles
Crédito: Agencia SHA, Alebrije Cine y Video, Videocine

Cosas Imposibles es una celebración de la vida. “¿Por qué estás feliz?” —le recrimina Porfirio a su esposa— “Porque estoy viva” —le responde ella con ironía—. Matilde enarbola una resignificación de la tercera edad, un sector que no suele tener un papel preponderante en el cine latinoamericano. Pero hay algo demasiado artificial en todo lo que Contreras y la guionista Fanie Soto construyen. Aunque su propósito de crear personajes que escapen de los estereotipos es bienvenido, la obviedad que los rodea deja poco espacio a la interpretación. Al final, no queda más que sentir lo que el equipo creativo impone.

Quizá el mayor problema de la película es la caracterización de los dos protagonistas. Matilde, como la afligida viuda, aparece como una mujer desvalida y frágil que no puede escapar del abuso de su marido, incluso después de muerto. En varias escenas, Contreras y Soto involucran a Matilde en una serie de vergonzosas situaciones, las cuales crean una percepción lastimosa sobre su persona. Velázquez —conocida por su satírico papel de Chabelita en México— intenta darle varios matices a su personaje; su gracia para pronunciar todo tipo de lenguaje soez y la química que ejerce a lado de Emmanuel crean una imagen muy simpática de Matilde. Es la falta de diálogos menos planos y un mayor desarrollo de los conflictos que enfrenta lo que le impiden sobresalir.

Cosas Imposibles
Crédito: Agencia SHA, Alebrije Cine y Video, Videocine

Con Miguel pasa algo similar. Emmanuel, siguiendo una racha de papeles muy parecidos, que amenazan ya con encasillarlo, interpreta al “chico malo de buen corazón”. Aunque sus interacciones con Velázquez ofrecen desde momentos cómicos hasta “emotivos”, su desarrollo se encuentra con un obstáculo enorme hacia la última parte de la cinta, cuando Contreras y Soto deciden examinar, inadvertidamente, su sexualidad. Con ello, pretenden establecer un aparente símil con Matilde, con quien también se intenta hacer ciertas sugerencias al respecto. Por supuesto, no hay problema con ello, pero la introducción de este conflicto se hace casi con calzador, queriendo darle una nueva dimensión al personaje casi de la nada. El otro problema es que poco se hace referencia al tema una vez tocado.

Por otro lado, el tercer personaje en cuestión, Porfirio, representa una molestia tanto para Matilde como para el espectador. Sus frecuentes apariciones, redundantes y irritantes, no aportan demasiado a la trama. Desde el comienzo es evidente el martirio que causa sobre Matilde, por lo que el esfuerzo por mantenerlo en la trama es difícil de soportar. Si bien su presencia evoca la sombra del machismo, la insistencia en ello apunta a una falta de ideas. Esto también se hace sentir a través de distintas situaciones propias de una comedia de lleno —como cuando Matilde lleva a su gato al trabajo—.

Cosas Imposibles
Crédito: Agencia SHA, Alebrije Cine y Video, Videocine

El Diablo entre las Piernas (2019), del también mexicano Arturo Ripstein, es un referente inmediato. Ambas tratan la vejez de forma distinta, haciendo énfasis en el machismo inherente de esta sociedad. Sin embargo, la película protagonizada por Sylvia Pasquel se muestra menos idealizada y más comprometida con el desarrollo del personaje principal. El aura de lástima alrededor de Matilde en busca de empatía aquí no está presente.

En la obra de Ripstein también podemos encontrar algunas decisiones narrativas cuestionables; pero, a pesar de un final controversial, su visión ofrece una exploración más profunda y menos limpia de la vejez. En ella, el reencuentro con la sexualidad se presenta por completo y desde el comienzo,

Cosas Imposibles va perdiendo el rumbo conforme avanza la trama; el montaje, algunos flashbacks poco claros y un par de números musicales ciertamente extraños no le ayudan demasiado. Aun cuando su representación de una tercera edad digna toca las fibras sensibles de un público mayor, su discurso está lejos de generar una discusión. Dictándonos qué debemos sentir por ella, Contreras y Soto conciben algo notablemente complaciente y hasta vacío.

Cosas Imposibles se encuentra en cartelera en México.


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