Cuadrilátero: cuando el hogar se convierte en un ring mental

- Por

¿Qué pasa cuando la dinámica familiar se convierte en un juego peligroso? Cuadrilátero, la más reciente película del cineasta peruano Daniel Rodriguez Risco, convierte el hogar familiar en un ring metafórico, donde cada miembro compite por sobrevivir al “cuadrilátero” mental que impone Adriana (Lizet Chávez), quien solo ve espacio para cuatro.

La historia se dispara cuando llega un nuevo embarazo. De inmediato, la familia se convierte en un campo de batalla donde se rompe la armonía, trayendo consigo manipulación, humillación y la violencia doméstica.

Una estética milimétrica, simétrica y claustrofóbica

Con una estética y una cinematografía que nos remiten a Yorgos Lanthimos y Bong Joon-ho, la película se mueve entre el drama y el thriller, con una puesta en escena milimétrica, simétrica, teatral, y claustrofóbica, donde el escenario es un personaje más, como en las películas de Jacques Tati, mezclando su estructura visual con su trama satírica.

El confinamiento es clave en la narrativa: los personajes no pueden huir y a falta de espacio físico, el conflicto nace en lo psicológico, en los gestos y en los silencios, donde todo se repite, donde los días son idénticos y los relojes parecen burlarse del paso del tiempo.

Cuadrilátero es una comedia absurda, existencialista, que nos recuerda al mejor Buñuel, o al cine de Roy Andersson, con ese humor frío, seco, del cine europeo. Una mirada cruda, pero cuidadosa, del espacio privado como identidad. 

Y aunque Cuadrilátero deslumbra por su estilo visual preciso y referencias cinéfilas que recuerdan a autores como Lanthimos o Bong Joon-ho, con una estética geométrica y un uso expresivo del espacio. Sin embargo, esa misma apuesta formal, tan calculada y fría, puede jugar en contra del vínculo emocional con los personajes. La película impacta más por su forma que por su humanidad, y aunque su distanciamiento es parte del discurso, deja cierta sensación de frialdad que puede dificultar la conexión.

Cuadrilátero es cine peruano que se atreve a ser diferente, raro, incómodo… y muy arriesgado.