“Brightburn”, una nueva y terrorífica mirada a los superhéroes
Watchmen nos enseñó que un mundo con superhéroes no sería tan ideal como las caricaturas suelen mostrarnos, pues seres dotados con habilidades extraordinarias podrían ser más un peligro que una protección; de igual manera el cómic Superman: Red Son nos mostró las diferencias que habría si el hombre de acero fuera guiado por un gobierno y otra nación diferente a la estadounidense pero, ahora, ¿qué pasaría si un héroe como él usara sus poderes para el mal y no para el bien, para la destrucción y no la protección? Brightburn (2019) nos da la terrible respuesta a esta pregunta.
Brandon Breyer (Jackson Dunn) es un niño llegado del espacio que, tras cumplir 12 años, comienza a notar ciertos cambios en su cuerpo y mente, sólo que no son los de la pubertad común y corriente, sino que en él se despiertan habilidades como visión de rayos láser, la capacidad de volar y una súper fuerza pero, sobre todo, un enorme odio. Ahora el adolescente usará sus poderes para dos únicos fines: destruir y asesinar.
El director David Yarovesky y el productor James Gunn (director de Guardianes de la Galaxia) nos traen esta interesante y renovada visión sobre los superhéroes, la cual, resulta ser una mezcla entre la ciencia ficción y el terror no sólo por su trama, sino por los elementos de los que se vale, pues si bien nos enseña la historia de una especie de “Superman alterno”, también busca crear miedo a través de sustos de sobresalto, secuencias oscuras (literalmente, más no dramáticamente como DC) y una gran cantidad de violencia y sangre.
Sin embargo, a pesar de estos elementos y del potencial que la trama muestra, Brightburn resulta ser un producto entretenido que en el mejor de los casos es regular y, en el peor…fallido.
Esto se debe a que su historia es bastante conocida y resulta inevitable no compararla con la de Superman, lo que la vuelve predecible y plana, ya que la única diferencia entre este protagonista y el hombre de acero es que mientras uno usa sus habilidades para el bien, el otro lo hace para el mal. Fuera de ello la línea es la misma: un niño extraterrestre llega al planeta, es adoptado por un matrimonio, conforme crece se percata que tiene poderes y fuerza sobrehumanos; la pregunta es, ¿cómo las usará?
Por fortuna la película no tarda en dejar en claro que se trata de una visión más siniestra y violenta sobre los superhéroes, pues conforme Brandon va descubriendo sus nuevos poderes poco a poco los usa para vengarse de aquellos que lo han insultado o se interponen en su camino. Lo mejor de esto es que lo hace de formas sumamente violentas y explícitas.
El problema es que la cinta no se toma la molestia de profundizar en la personalidad de sus personajes, ni siquiera en la del protagonista, al que se debe aceptar como un ser malvado por naturaleza al que sólo le interesa la destrucción injustificada, volviéndose así un personaje sin trasfondo. Por ello es que la trama carece de emoción y únicamente se percibe como algo entretenido cuyo mayor fuerte es la violencia, pues fuera de ello sólo consigue un mínimo suspenso.
Ahora, lo que hay que resaltar es que la violencia a la que nos referimos es bastante bien lograda, pues contiene alguna que otra escena explícita que en verdad transmite el sadismo y la inhumanidad del protagonista. Es por ello que este elemento se convierte en la mayor fortaleza de la cinta, pues lejos de ver a un superhéroe, Brightburn nos entrega a un ser totalmente despiadado y ebrio de poder capaz de lastimar desde indefensos animales hasta sus seres más queridos.
Por ello es que los últimos momentos de la historia logran rescatar la película (al menos hasta cierto punto), pues además de contar con la intriga y el suspenso de los que carece al inicio, consigue crear cierto miedo gracias a sus secuencias sangrientas y sádicas que aunque no son tan controvertidas como si fuera una película gore, al menos transmiten el verdadero terror que sería el que un poder de este tipo fuera usado para crear caos y muerte en lugar de paz y seguridad.
En resumen, Brightburn es una película que si bien es entretenida, por desgracia se queda corta y no consigue ir más allá en su intento por mostrar el lado perverso de los superhéroes, pues si bien su protagonista cuenta con un notable sadismo, su historia no cuenta nada diferente a lo ya visto antes o, al menos, lo hace de una manera en la que desgraciadamente no explotó el potencial que tenía para convertirse en algo sumamente retorcido.
PD: Aunque la película cuenta con ciertas escenas violentas, es importante mencionar que para Latinoamérica fue censurada o recortada en varias secuencias.