“Verónica”, ¿el filme más aterrador jamás hecho?
Durante estos días, vía Facebook ha circulado una imagen que advierte al público sobre mirar la cinta Verónica (2017), la más reciente película del director Paco Plaza (sí, el mismo de Rec), pues aseguran que se trata de “el filme más aterrador jamás hecho” y que incluso Netflix asegura que “sólo una de cada 100 personas puede ver la película completa” pero, ¡más aún!, pues elevan las expectativas al mencionar que “expertos están sugiriendo que (el filme) puede matar a personas débiles del corazón”. Dejemos las cosas claras desde un principio: nada más falso y alejado de la realidad.
Verónica (Sandra Escacena) es una joven de 15 años quien a su corta edad debe encargarse de cuidar a sus tres hermanos menores –dos niñas y un niño- mientras su madre trabaja todo el día en una cafetería, siendo esta última el único sustento económico para su hogar debido al fallecimiento de su esposo. Sin embargo, cierto día la adolescente decide contactar con el espíritu de su padre mediante la tabla ouija, así que junto a dos amigas llevan a cabo una sesión espiritista. Es a partir de este momento que Verónica y su familia comenzarán a experimentar hechos paranormales en sus vidas.
Es importante resaltar el hecho de que si bien está película no es ni de cerca lo aterradora que se nos promete, tampoco es lo bastante mala como para no tomarla en cuenta, pero sí termina por ser un ejemplo más de cintas que resultan bastante dañadas por la publicidad tan exagerada que se les da. Así que veamos unas cuantas razones sobre lo bueno y lo malo de Verónica.
Lo bueno
Uno de los puntos a favor de la cinta es el hecho de estar inspirada (mas no basada) en la historia real conocida como “El expediente Vallecas”, el cual es el único caso en España en el que un policía ha declarado haber sido testigo de hechos paranormales durante su investigación. Esto, al menos, ya la hace un poco interesante al saber que lo que estamos viendo en pantalla pudo haber ocurrido en la vida real.
De igual manera, otro de los elementos tanto a favor como en contra (aunque esto último lo explicaremos más adelante) de esta película es la rapidez con la que comienzan a presentarse los eventos sobrenaturales, pues es prácticamente a los 10 minutos de haber iniciado ésta que ya estamos viendo a las tres jóvenes jugar con la ouija y, de hecho, es aquí cuando las presencias diabólicas se manifiestan y no se hacen esperar a una segunda o tercera sesión espiritista (cosa que sí ocurre en la mayoría de estas películas).
Es por esto que el factor sobrenatural está presente desde el principio hasta el final de todo el filme, lo cual hace que éste sea de mínimo entretenido al haber secuencias que mantienen al espectador en constante tensión. Por supuesto, en cuanto a la ambientación se refiere, hay diversas tomas que, si se pone un poco de atención, uno se puede dar cuenta fácilmente que están cargadas de simbolismos que evocan a lo diabólico y a lo religioso; asimismo, los más que dignos efectos especiales ayudan demasiado con esto.
Lo malo
Si bien la película no nos presenta a la típica mujer poseída, con voz doble y capaz de levitar por los aires o ser una de las mejores contorsionistas, termina por mostrarnos varios de los clichés que han caracterizado a las cintas de exorcismos, lo cual la hacen un tanto repetitiva; además de otros elementos y personajes que últimamente se han instaurado y que han terminado por ser sobreexplotados, tales como el papel de la clásica y misteriosa monja quien, por supuesto, resulta ser la única que conoce el secreto para vencer al mal.
En segundo lugar –y como habíamos comentado antes- tenemos el hecho de que los eventos paranormales comienzan casi en cuanto inicia la película, pues si bien esto resulta entretenido al adentrarnos de una vez por todas al elemento “de terror”, la duración de la cinta provocan que la tensión que se logró en un principio se estire tanto que lejos de causar suspenso, se vuelve monótona e incluso aburrida en varias partes. Sin duda alguna el ritmo pudo ser mejor si el filme hubiera estado planeado para contar la historia en máximo una hora y veinte minutos, en vez de sus casi dos horas totalmente innecesarias.
Por último, al término se realiza una explicación que pretende ser una vuelta de tuerca en la historia, casi un mero intento por adentrarnos en un terror más psicológico que paranormal. Lamentablemente este cambio no tiene el efecto deseado, ya que más que “estremecedor” resulta bastante predecible.
En conclusión, no queda más que decir que si bien Verónica es un buen intento por presentar una película de exorcismos sin caer en lo redundante del tema, no deja de ser una obra que no aporta nada más al género de terror, ya que si bien terminó por ser una propuesta interesante, no es, ni de cerca, “el filme más aterrador jamás visto” y mucho menos cuenta con el potencial para “matar a personas débiles del corazón”.