The Man Who Killed Don Quixote sí se proyectará en Cannes
La corte francesa falló a favor de Terry Gilliam en el pleito que sostiene con el ex productor del film, Paulo Branco, por los derechos del filme; razón por la cual The Man Who killed Don Quixote sí será proyectada para el cierre del Festival de Cannes.
Sin embargo, el fallo de la corte francesa sólo aplica para la proyección exclusiva en Cannes, y no para su distribución comercial. La noche del cierre del Festival la película deberá ser proyectada con una leyenda que diga: «esta proyección excepcional no tiene injerencia en la demanda de Paulo Branco por los derechos del film».
Esto quiere decir que todos aquellos que no asistamos al Festival de Cannes deberemos esperar a que la querella se resuelva, para poder ver The Man Who killed Don Quixote en la gran pantalla. Otro detalle que mandató la corte, fue que tanto Gilliam, como Star Invest Films France y la agencia de ventas de la película deberían pagar al productor 1,800 dólares para reponerle sus gastos por el juicio.
A pesar de que la proyección en Cannes es ya una recompensa después de los arduos trabajos que atravesó Gilliam para completarla, las dificultades no terminan: debido al estrés, Terry Gilliam sufrió un infarto menor que le impidió asistir a la audiencia. No es la primera vez que The Man Who killed Don Quixote le provoca ataques cardíacos a Gilliam; y aunque su estado de salud se reporta estable, familiares y amigos cercanos temen por la salud del director de 77 años.
After days of rest and prayers to the gods I am restored and well again. So is The Man Who Killed Don Quixote! We are legally victorious! We will go to the ball, dressed as the closing film at Festival de Cannes! May 19. Thanks for all your support. #QuixoteVive
— Terry Gilliam (@TerryGilliam) May 9, 2018
We are delighted to announce that @TerryGilliam and his film #TheManWhoKilledDonQuixote will be at @Festival_Cannes on May 19th for the closing film of the festival. The judge said YES. #QuixoteVive pic.twitter.com/VBXQgxBLSM
— The Man Who Killed Don Quixote (@quixotemovie) May 9, 2018
La querella por los derechos comerciales del film continuará, y no podrá llegar a salas convencionales de cine hasta que no esté resuelta. Tampoco podrá ser vista vía streaming, ya que Amazon Studios se retiró del acuerdo.
Por otro lado, Terry Gilliam lleva 28 años intentando publicar su proyecto The Man Who Killed Don Quixote. Pero una verdadera maldición se ha apoderado del alma del film, y aún hoy, con la película totalmente terminada y con un contrato para ser estrenada en el Festival de Cine de Cannes, su destino es incierto: Paolo Branco, un productor que estuvo involucrado en la preproducción del film en 2016, ha reclamado que los derechos le pertenecen a su compañía Alfama Films, y que el Quixote no puede estrenarse sin su permiso. La audiencia que decida el destino de la película se llevará a cabo el 7 de mayo próximo.
Fue en 1989 cuando Gilliam leyó por primera vez la máxima obra escrita en español: El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra, y publicada hace más de 500 años. Desde entonces el joven Gilliam comenzó a conceptualizar una adaptación de la película; pero ante la evidente dificultad por la extensión y estructura de la obra, se decantó por una adaptación libre.
Empezó desde entonces la escritura del guion, al lado de Tony Grisioni. Casi diez años después, durante la premiere de Fear and Loathing in Las Vegas, Gilliam anunció que The man who killed don Quixote sería su próxima película. La intención era rodarla enteramente en España con un presupuesto estratosférico de 40 millones de dólares.
Después de enfrentar algunos reveses, como la reducción del presupuesto a 31 millones, la filmación de la película empezó en el 2000, con Jean Rochefort como Don Quijote, y Johnny Depp como su coestrella: Toby Grisioni. Pero las cosas no salieron nada bien: durante las filmaciones en Madrid, un avión F-16 estuvo sobrevolando la zona y arruinó las tomas de audio; después una lluvia prolongada inundó el set y estropeó gran parte del equipo y de los rollos de celuloide.
El equipo quedó arruinado y el seguro no pagó el reembolso bajo el argumento de que la inundación había sido “un acto de Dios”; además, los rollos de celuloide mojados cambiaron de color, lo que hizo imposible su edición.
Eso, sumado a los problemas prostáticos de Rochefort que le impedían montar a caballo, terminaron por cancelar la producción en noviembre de ese mismo año. Debido al fiasco, los inversores del film metieron una demanda, que obligó a las aseguradoras a pagar 15 millones de dólares como reembolso; a cambio de ello, y por contrato, los derechos del guion pasaron a sus manos.
Here is a new French poster for #TheManWhoKilledDonQuixote. The picture is released across France on Saturday 19th May. @OceanFilmsFR #QuixoteVive pic.twitter.com/JownQb1e9b
— The Man Who Killed Don Quixote (@quixotemovie) May 1, 2018
Las desventuras de Gilliam, Depp y todo el equipo fueron retratadas en el documental Lost In la Mancha (2002), y se reconoció al proyecto de Gilliam como el perfecto ejemplo de “una producción infernal”; incluso el fotógrafo del film, Nicola Pecorini, dijo: “nunca jamás en mi vida había visto una suma tan infame de mala suerte”. Entre los pasillos de la industria se decía que al proyecto le había caído la maldición de Cervantes, y que Gilliam había perdido la razón.
Y es que Gilliam no es el primero que intenta adaptar, de forma libre o directa, la máxima obra de nuestro idioma: Quijote tiene al menos siete adaptaciones a lo largo de todo el siglo XX (empezando en 1923 con nada menos que Pabst) todas con muy poco valorados resultados. Incluso el propio Orson Wells quiso enfrentar a la montaña, sin lograr vencerla: entre 1957 y 1969 se filmaron partes de la película, y por razones misteriosas, nunca se terminó. En 1992 se publicó una versión “arreglada” de ella, y tuvo una recepción muy pobre.
Pero Gilliam, más loco que el propio Don Quijano, hizo de la paciencia su mejor virtud, y en 2006, después de una larga disputa legal, los derechos del guion regresaron a sus manos e intentó subir el Everest nuevamente; esta vez, con Gerard Depardieu como protagonista y Depp potencialmente todavía en el equipo.
Cannes releases statement condemning Paulo Branco's 'Don Quixote' lawsuit: "Our entire profession knows that “forcing matters” has always been Mr Branco’s favourite method." https://t.co/MsOTM6ryfI pic.twitter.com/FnIdk5ySoW
— Screen International (@Screendaily) April 30, 2018
“Yo lo he hablado con Terry. Yo a él lo quiero mucho y estaré siempre interesado en algo que me proponga, pero Quixote… ya ha pasado tanto alrededor del proyecto que no estoy seguro de que sea correcto para mí regresar a ese set; ni correcto para Terry volver a montarlo. Pero es lo que él quiere y lo voy a respetar”, comentó Depp durante la premier de Public Enemies.
Hacia 2008 los trabajos para llevar el film a puerto reiniciaron, pero con Michael Palin en el papel principal; un año más tarde se anunció que no sería Palin sino Robert Duvall el que interpretaría al loco señor Quijana. Depp, que entonces había firmado un contrato con Disney para encarnar al pirata borracho, salió del proyecto y en su lugar entró Evan McGregor.
En 2010 inició la preproducción oficialmente, pero el 5 de septiembre de ese año Gilliam anunció a su equipo que el financiamiento no se había conseguido, y por tal, la filmación se atrasaba. McGregor salió del proyecto.
Pasaron cuatro años. Gilliam hablaba con los medios regularmente y expresaba su entusiasmo: “He invertido tanto tiempo en este proyecto, que lo único que deseo es terminarlo y sacarlo por fin de mi vida. No sé por qué insisto. Quizá ya he perdido la cabeza. Todos me han dicho que lo abandone, pero ellos son gente razonable y no entienden”, dijo alguna vez.
Hacia 2014, el director de 12 Monkeys reveló que Duvall había salido del proyecto, y que John Hurt era el nuevo protagonista; la historia, por otro lado, había tenido un ligero cambio en la trama. Toby Grisioni, la coestrella del Quijote, sería un empresario que durante sus años de estudiante filmó una adaptación del Quijote; tras encontrarse con ella años después, viaja a España para revivir los recuerdos. En ese viaje se encuentra con el Quijote.
Un año después, en 2015, Gilliam logró un contrato con Amazon Studios para su distribución en cines y en su plataforma en línea. Parecía que por fin el Quijote se llevaría a puerto. Pero en septiembre John Hurt fue diagnosticado con cáncer de páncreas, para morir dos años después.
La desesperación, quizá la premura para filmar su película, llevó a Gilliam en 2016 a firmar un pacto con el diablo: Paulo Branco, el productor de Cosmopolis de Cronenberg, le ofreció 16 millones de euros para financiar su película. Pocas semanas antes de comenzar el rodaje Palin regresó como el encargado de darle vida al caballero enloquecido, y entró Adam Driver y Olga Kurylenko como sus coestrellas.
Muy pronto, Paulo Branco sacó su naturaleza, y comenzó a cambiar los términos de su apoyo: demandaba mayor control creativo; después rebajó los sueldos de Palin, y la mitad del equipo, incluida la hija del propio Gilliam. Él, para calmar las aguas, pues Amazon Studios amenazaba con retirarse de la producción, ofreció a Branco pagarle 750,000 euros: su sueldo entero. En abril de 2016 Gilliam firmó ese contrato, y anunció que la filmación iniciaría en breve.
En agosto de ese mismo año, Branco demandó que quería el control total sobre el proyecto, o de lo contrario no financiaría nada en absoluto. Amazon Studios se bajó del barco, y con ella medio equipo. En octubre la producción se canceló. Gilliam estaba tan enfurecido que le dio un ataque cardíaco.
Poco después, con nuevos productores y nuevo financiamiento, el rodaje inició con Jonathan Pryce en el papel del viejo caballero, Adam Driver como el empresario, y Olga Kurylenko como su coestrella. Dicen que Gilliam tenía terror de coger la cámara: “Aunque quiera, no puede ocultar su entusiasmo. Está como loco. Hay tanta pasión en el set, que todos los días es como un exorcismo”, dijo Adam Driver al respecto.
En junio del año pasado Gilliam anunció que la película estaba completada. Un mes después, Branco apareció con una demanda: su argumento era que todo el proyecto le pertenecía y que no se podía estrenar la película sin su permiso. Gilliam ya había intentado nulificar su contrario con Branco varias veces, pero las cortes de París y Londres fallaron a favor del portugués.
Desde entonces la disputa por los derechos comerciales del film está activa, y no se detiene pese al fallo de la corte francesa, que posibilita a la película su proyección en el festival.