«The house that Jack built» y el oscuro regreso de Von Trier a Cannes
Jack es un asesino en serie. Mata con gusto y busca el arte en sus formas homicidas. Hablamos del personaje protagónico de la reciente película de Lars von Trier. Tras siete años de ausencia, vuelve al Festival de Cannes a presentar The house that Jack built. Como siempre, las emociones han brincado en torno al cineasta danés, que en 2011, luego de unas polémicas declaraciones sobre Hitler, fue declarado persona non grata por parte de los organizadores del evento. Regresa este 2018, con un aterrador film bastante “personal” en el que un psicópata da rienda suelta a sus sanguinarias prácticas. El público se ha ido a los extremos: indignación u ovación.
Ya el director ha dicho que la película está escrita “como una caricatura”, por lo que se aconseja no analizarla con literalidad. Protagonizada por Matt Dillon y Bruno Ganz, en The house that Jack built von Trier se aleja de los dramas femeninos que lo marcaron esta última década – Melancholia (2011) y Ninphomaniac (2013)-. Se centra, en cambio, en las motivaciones y trastornos de un loco con un sueño, para así reflexionar sobre la creación, la libertad y la muerte, desde la perspectiva de un hombre.
«Nadie entiende a nadie, pero puedo ver a un hombre que está en la mierda, y entender que eso es parte de la vida. En lugar de hacer de él un monstruo, ver lo cerca que estamos todos de ser asesinos en serie. La idea, por supuesto es que debemos controlarnos y que la civilización y la democracia deberían ayudarnos», dijo von Trier ante los medios, según reseñó EFE.
Ambientada en los Estados Unidos de los años 70, el film está estructurado en cinco partes que abarcan 12 años de la vida de Jack y concluye con un descomunal epílogo. Se afinca, sobre todo, en los los cinco crímenes más importantes que cometió el personaje y explora lo conflictos que lo llevaron a actuar. El ingeniero, que además busca erguir la casa de sus sueños, conversa con alguien (Bruno Ganz) que parece personificar a su conciencia, a lo largo de todo el film.
La violencia en sus escenas es tan explícita que muchos espectadores en Cannes no pudieron aguantar y salieron de algunas salas del festival mucho antes de que llegaran los créditos. Quizá la escena del asesinato de dos niños fue demasiado. «Tortuosa», «asquerosa», «vomitiva», «vil» y «repulsiva«, fueron algunos calificativos que expresaron espectadores vía Twitter tras verlo. Sin embargo, un gran grupo se desvivió en aplausos: von Trier nunca pasa inadvertido.
Dillon se roba el show
Del reparto resaltan Ganz, Dillon y Uma Thurman. Lo completan Siobhan Fallon Hogan, Sofie Gråbøl, Riley Keough, Ed Speleers y Jeremy Davies. Pero sin duda es el protagonista quien se ha robado gran parte de los elogios. Ha confesado, además, que más de un día llegó a casa llorando tras su trabajo. El intérpete aseguró que le costó embarcarse en esta travesía porque le2 preocupaba llegar a rechazarse a sí mismo al verse en pantalla.
Más pudieron las ganas de trabajar con quien considera «un gran artista». Lo que está claro es que fue un extraordinario reto. «Me decidí porque creo que es bueno sentirse incómodo. Empezar a pensar que lo sabes todo es peligroso», indicó.
The house that Jack built sostiene la idea de que von Trier continúa en la línea de lo provocador, amoral y arriesgado. Resulta hasta obvio cuando le hace un guiño a la Segunda Guerra Mundial luego del incidente en el Festival del año 2011. «Por supuesto que es una provocación», dijo el director al tiempo que admitió haber presentado una suerte de «testamento» a sus 62 años, con referencias evidentes a anteriores proyectos.
Con información de EFE.