Hush, ¿película slasher?
Musarañas (2014) es una cinta que ofrece drama, suspenso y hasta comedia dentro de una historia en la que brota sangre de todos los rincones de la pantalla, provocados por una peculiar variedad de instrumentos punzocortantes que la villana ocupa para acabar con cada uno de sus adversarios, lo cual podría ubicarla también dentro de la gama de las películas denominadas slasher, anglicismo derivado de la palabra slash (cuchillada o corte).
Uno de los emblemas inconfundibles de este subgénero de terror, es el psicópata que asesina brutalmente a jóvenes o adolescentes vulnerables, o como dice en Wikipedia, “que se encuentran fuera de la supervisión de algún adulto y la mayoría de las veces están envueltos en sexo prematuro o consumo de drogas.”
¡Imposible enumerar las veces que eso se ha visto! No obstante, han surgido propuestas innovadoras de todo tipo durante los últimos 18 años, desde historias originales hasta sagas, adaptaciones y refritos que han recibido críticas favorables, entre otros factores, por la apuesta de prescindir de un grupo de adolescentes rebeldes como las víctimas del asesino. Algunas podrían ser, además de la citada en párrafos anteriores, The woman (2012), Sweeney Todd (2007), Saw: el juego del miedo (2004), Ichi the killer (2001) o Maniac (2012), entre otras.
Si bien existen innumerables opciones para encontrar propuestas frescas de tipo slasher, hay ocasiones en las que por distintas variables se cuenta tan sólo con el catálogo de Netflix, y es en dicho sistema de televisión bajo demanda que se encuentra Hush (2016), que fue traducida de forma literal para países de habla hispana: Silencio.
Como su nombre lo indica, es una película en la que la ausencia de sonido se convierte en un elemento clave para el desarrollo de la historia, algo que pudo ser exitosamente aprovechado para ofrecer una propuesta slasher diferente a “las del montón”, pero no fue así.
Bajo la batuta de Mike Flanagan, quien también dirigió Ouija: El origen del mal y Somnia (ambas de 2016); Silencio es protagonizada por la actriz Kate Siegel (esposa de Flanagan), y trata sobre una joven escritora sordomuda llamada Madison Young, quien vive sola en una casa de campo en el bosque.
Lo que pareciera un día común y corriente en su apacible estilo de vida, se torna en una salvaje batalla por salvarse de la sorpresiva e inexplicable llegada de un psicópata enmascarado, quien al descubrir la soledad y discapacidades de Mandy, emprende en contra de ella una prolongada tortura psicológica, no sin antes hacerle saber que es un ejercicio meramente lúdico, y la matará cuando él así lo desee.
El planteamiento parece prometedor, pero todo se viene abajo con largas y mal logradas escenas del asesino rondando la casa de su víctima: en la obscuridad; en el silencio, que lejos de generar una atmósfera de suspenso o siquiera algo de interés, provoca aburrimiento e impaciencia por llegar al desenlace del insufrible desempeño del asesino, o ¡por lo menos a que ocurra algo!
Además, el psicópata es un insulto a los asesinos de películas slasher. Diferente, sí, pero no despierta interés por conocer su historia o la curiosidad de “por qué lo está haciendo”, pero tampoco alcanza a verse tan perturbado como para concluir que mata y tortura por placer, diversión o sin razón aparente.
Se limita a caer mal por el hostigamiento hacia alguien vulnerable, pero no llega a ser odiado a muerte, no se desea verlo acabado para recibir su merecido; mucho menos es temido; adolece de carisma, misticismo, virilidad o alguna característica que cause asombro. Muy gris.
Por si fuera poco, se quedan en el olvido elementos que pudieron servir para dar más fuerza a la trama, en lugar de ver al villano rondar la casa de su víctima sin aportar algo útil a la historia. Ya ni siquiera pensar en una vuelta de tuerca.
Por otro lado, se reconoce el esfuerzo de ocupar el desafiante recurso de crear una historia que se desarrolle en una única locación y con tan sólo cinco personajes, de los cuales solamente dos construyen la mayor parte del filme.
En resumen, Hush tenía todo para trascender en el género, tanto de terror como en el mundo de películas slasher, pero se quedó como una del montón, y peor, una de las menos recomendables y de las de “relleno” en el catálogo de Netflix que nadie extrañará si es eliminada.