«Ma», un equilibrio entre buen humor, suspenso y romance adolescente
La crueldad de niños y jóvenes en las escuelas es un problema desde hace décadas en Estados Unidos. Si bien es un fenómeno que también se da en otros países, el llamado “bullying” es prácticamente un emblema de la vida estudiantil estadounidense.
Ya sea por raza, religión o vulnerabilidades físicas y mentales (en casos extremos, hasta alguna discapacidad) se es víctima de acoso, agresiones físicas o bromas de mal gusto, que pueden marcar de por vida a la víctima, al grado de convertir a una persona sana en un ser lleno de rencor, tristeza y sed de venganza.
La recién estrenada “Ma” aborda dicha temática como hilo conductor para desarrollar una sencilla pero espeluznante historia: una solitaria mujer (Sue Ann, interpretada por Octavia Spencer) se hace amiga de un grupo de adolescentes cuando les compra alcohol en una licorería. Ella se aprovecha de ello y decide adaptar el sótano de su casa para las fiestas clandestinas de los estudiantes del pequeño pueblo. Poco a poco, se van revelando las intenciones reales de la anfitriona de juergas, así como su verdadera identidad.
Es una película de terror auténtica, sin una trama rebuscada, ya que pese a centrarse en personajes adolescentes y contar con elementos “slasher”, no tiene clichés . La historia es vigente y verosímil, mientras Octavia Spencer hace un excelente trabajo como protagonista, con esa chispa que caracteriza a sus personajes. Una poderosa interpretación de la mujer perturbada, que hasta hay una escena con cierta similitud con Annie Wilkies (Kathy Bates) en la famosa adaptación de Misery (1990), pero con un toque propio, gracias a un talento actoral único, acompañado por los brillantes Juliette Lewis (Erica) y Luke Evans (Ben); así como del elenco juvenil que también hace un gran trabajo.
Por otro lado, las típicas vivencias adolescentes durante la historia, se alargan al punto que llega a olvidarse que se trata de una película de terror, pero es poco antes del clímax que se recupera el ritmo y comienza el suspenso para desembocar en escenas de sadismo y la súbita revelación de incógnitas, algunas hasta cierto punto predecibles, pero sin duda son situaciones que inevitablemente llevan a preguntarse sobre quiénes son los verdaderos villanos en la historia, entre otras reflexiones.
Desde antes de estrenarse la película generó grandes expectativas, ya que es producida por Blumhouse, una casa productora que ha entregado cintas exitosas como Insidious (2010), The Purge (2013), Split (2016) y Glass (2018). Además, tiene en su haber tres cintas nominadas al Óscar a la mejor película: Whiplash (2014), Get Out (2017) y BlacKkKlansman (2018).
En tanto, Tate Taylor se pone frente a la cámara (para trabajar por quinta ocasión con Octavia Spencer), al mismo tiempo que escribe el guion con Scotty Landes (Workaholics, MegaDrive y Comedy Lab).
Es una película arriesgada que no sigue las reglas de inclusión y sin preocupación por molestar a las audiencias más susceptibles a ofenderse por antagonistas incómodos (como ya ha pasado), cuyo encanto radica en su sencillez y excepcionales secuencias repletas de sufrimiento, pero que al mismo tiempo logra dosificar el contenido gráfico con una grandiosa comedia lidereada por Octavia Spencer. Otra propuesta original (no remake o basada en novela) que tiene el potencial para posicionarse entre las mejores películas de terror, por lo menos de 2019.