«La calle de la amargura»: tan sórdida como enternecedora
Se basa en el extraño asesinato de Espectrito Jr. y de la Parkita, dos enanos que eran estrellas de la lucha libre mexicana.
Una cantidad innumerable de problemas derivados de la pobreza azotan las urbes mexicanas. La vida en los arrabales es una batalla diaria por sobrevivir y cualquier oficio es bueno para ganar dinero. En este lamentable y ya habitual contexto nacional se desarrolla La calle de la amargura (2015).
Trata sobre Adela (Patricia Reyes Espíndola) y Dora (Nora Velázquez), dos prostitutas veteranas en declive que no se rinden y siguen saliendo a las calles a buscar clientes. Adela vive con una anciana a quien explota como limosnera, mientras Dora tiene que trabajar para mantener a Max (Alejandro Suárez), su marido travesti, y lidiar con Yesabel, la insufrible hija adolescente de ella. Un día, las sexoservidoras reciben una buena noticia cuando dos mascotas de luchadores (La muerte chiquita y Akita) las contratan para una noche de diversión, pero todo les sale mal cuando intentan drogar a los enanos para robarles su dinero.
No se limita a una película más de la miseria en los barrios mexicanos. Va más allá al mezclar la decadencia del ser humano con una conmovedora faceta de cada personaje, lo que logra un poderoso drama amalgamado con un cínico humor negro durante toda la historia, sin dejar de lado la crítica social.
Muchos protagonistas del México bizarro se unen en este filme: la adolescente precoz, el hombre encajoso y mantenido, la madre sobreprotectora, la mujer sumisa y alcahueta, los maridos golpeadores.
Por si fuera poco, la fotografía en blanco y negro dota de sordidez y de tragedia a cada instante de la cinta, complementada por el ingenioso libreto que da una identidad verosímil a cada uno de los personajes y genera una entretenida narrativa. También, la edición de sonido le da un toque de película clásica muy especial.
Totalmente Ripstein
Es conocido que el director surrealista Luis Buñuel fue mentor de Arturo Ripstein, quien además de incluir elementos “buñuelezcos”, se excede de planos secuencia (su sello personal) y dirige el largometraje a partir de un guion de su esposa, Paz Alicia Garciadiego. Está inspirado en un trágico acontecimiento: el asesinato de Espectrito Jr. y La Parkita, al parecer, realizado por dos prostitutas que les dieron a escondidas gotas oftálmicas (de ahí el término “goteras”) para dormirlos y para quitarles sus pertenencias.
La película se estrenó el 15 de septiembre de 2015 en el Festival Internacional de Cine de Toronto. Ganó el premio a mejor director en el Festival Internacional de Cine Gijón y estuvo nominada al León de Oro en la Mostra de Venecia.
En conclusión, La calle de la amargura es una maravillosa tragicomedia que oscila entre lo lúgubre y lo humorístico con gran éxito.