Cam, del erotismo digital al viaje personal

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Fucsias y azules ambientan la escena. Una pelirroja simpática, vestida únicamente con una sencilla braga de algodón y una chaqueta de universitaria, se da nalgadas frente a una webcam y lo transmite en vivo por Internet. Con cada acción sensual aumenta el monto de su cuenta de moneda digital y sube, poco a poco, el ranking dentro de un sitio de camgirls. Este es su trabajo, su vida, y le obsesiona la idea de ser de las mejores. Su nombre es Alice (Madeline Brewer) pero se esconde bajo el apodo de Lola_lola. Pronto, todo ese mundillo se convertirá en una pesadilla. Lejos de clichés del género, el terror de la chica no será protagonizado por un acosador obsesionado… o eso parece.

Un día, luego de una maratónica jornada frente a la cámara, Alice despierta y no puede acceder a su usuario. En cambio, ve cómo una mujer idéntica a ella realiza streamings en su lugar y el pánico la abraza ¿Quién es esa chica? ¿Por qué está en su habitación? Las averiguaciones con respecto a su doppelgänger -de las que el espectador es testigo durante toda la película- estarán llenas de intriga y suscitarán emociones diversas.

Cam, el reciente estreno de Netflix, ha sido halagada en festivales y por la crítica.  El debutante director Daniel Goldhaber se apodera del guion de Isa Mazzei -una excamgirl que habla con propiedad de la industria- y juntos crean una producción muy al estilo Black Mirror. Y encontrar los límites entre la digitalidad y la realidad se vuelve un problemón.

Ver la película nos permitir adentrarnos al mundo de las camgirls, lidiar con la vida de estas mujeres, que -literalmente- se ganan la vida personificando fantasías de otros. Es entenderlas, es saber sus motivos, sus inquietudes; saber el origen de sus rivalidades de sus problemas, pero toda esta información se complementa con lo relacionado a habitar en el mundo virtual. Es decir, ver de otra forma retratada la obsesión por el click, por los likes, por cómo esto moldea una personalidad virtual que se confunde con la personalidad real. Alimentarse de esta imagen falsa o separarla de la verdadera está en cada quien. Es por ello que así como vemos a la Alice chica sexy, vemos a la Alice hermana mayor, a la Alice hija.

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Huyendo de cualquier prejuicio del trabajo sexual y bajo una perspectiva feminista que nos muestra a una mujer independiente que lucha sola sin que esto signifique vulnerabilidad, Cam nos recuerda también a aquella Alicia que se adentra en el País de las Maravillas y se deja llevar.

El thriller independiente (de los creadores de Get Out!) hace constantes alusiones a la historia de Lewis Carroll, empezando por el nombre de la protagonista. Aparición de personajes asociados al sombrerero loco o al conejo, vestuarios que nos recuerdan a aquel mundo fantástico y escenas como la del espejo infinito, nos lleva a viajar por estas otras aventuras fantásticas. 

El mensaje, quizá, no es tan diferente y se complementa por la voluntad de los creadores de aterrizar a la actualidad la búsqueda constante del ser, de ser admirado y admirable.