¿Cuál fue el objetivo de ‘El Camino’?
Una sala de interrogatorios. En el banquillo, se encuentra un sujeto demacrado, con evidentes signos de adicciones a drogas fuertes.
A su alrededor, a través de una toma en la que varios sujetos quedan fuera de foco, se puede observar que lo tienen rodeado, todos metidos en el papel de “policía malo”: brazos cruzados y actitud desafiante.
El detenido es el entrañable “Skinny”, quien le dice a los detectives que no sabe nada sobre Jesse Pinkman, si fue al norte, al sur, a México o a la Luna. Además, sin temor alguno pese a lo intimidante de los oficiales y que su amigo es el hombre más buscado en Estados Unidos, agrega: “Si supiera dónde está, no se los diría”.
Así fue el primer teaser de ‘El Camino: A Breaking Bad movie’, que se filtró a unos días de su estreno a través de Netflix, el pasado 11 de octubre.
Los demás avances no fueron muy diferentes, ya que, afortunadamente para los fans, sólo fueron algunos vistazos a otros personajes, pero en situaciones íntimamente ligadas con ‘Breaking Bad’. Nada nuevo sobre la película.
Desde que finalizó la serie, muchos fanáticos no quedaron satisfechos. No por falta de calidad en el desenlace, sino por esperar un “giro de tuerca” sobre el destino de Walter White y por el final tan abierto de Jesse. Quizá la razón principal para que algunos quisieran una sexta temporada.
Sus creadores lo vieron posible (y redituable), así que unieron fuerzas con la poderosísima Netflix y, luego de seis años, en lugar de una nueva temporada, produjeron una cinta para darle un nuevo final a la serie.
La película comienza justo donde se quedó el episodio 16 de la quinta temporada: Jesse Pinkman huyendo en El Camino, un increíble bólido que le pertenecía a sus descorazonados, violentos y racistas captores.
Como ya se dijo, Vince Gilligan, creador de la serie, estuvo involucrado en la dirección, por lo que ‘El Camino’ contiene algunos elementos que hicieron exitosa a ‘Breaking Bad’: momentos de tensión, comedia ácida, drama y situaciones dignas de una novela negra de calidad.
Además de ello, la fotografía es idéntica. Se mantiene sombría para homologarse con el estilo visual de la serie.
También (igual que la serie) es musicalizada por una excelente banda sonora, repleta de soul, rock suave y un poco de country, ideales para los desérticos paisajes y decadentes escenarios en los que se desarrolla casi toda la historia.
No obstante, se queda por debajo de lo ofrecido por ‘Breaking Bad’, ya que, con todo y los elementos mencionados, padece de un desarrollo algo lento y con exceso de flashbacks, además de situaciones tan afortunadas para el protagonista que no compensan su tragedia, más bien la sobrepasan y caen en lo inverosímil.
Además, el hilo conductor se centra en lo mismo: la ya vomitiva adicción al dinero, que se use como instrumento para resolver cualquier conflicto, que la historia se centre en ver personas arriesgar la vida (y tomar vidas) por miles de billetes, y que obtenerlos se encuentre por encima de la paz mental, el bienestar y hasta el honor. Una cruda realidad que no sólo se ha visto en ‘Breaking Bad’, sino que se ve día con día en el mundo real y en infinidad de series y películas.
En ese sentido, cabe mencionar que el enemigo no es un cártel de drogas, una pandilla de sicarios o narcotraficantes de poca monta. De hecho, los villanos a los que se enfrenta Jesse son muy inferiores a los de la serie, lo cual deja mucho que desear.
Sin embargo, otro de los elementos que sostiene al filme, y que tal vez sobre mencionar, son las actuaciones, tanto de los “viejos” como de los nuevos personajes, con todo y la falta de continuidad por la apariencia del actor Jesse Plemons, quien vuelve a interpretar a un sanguinario y repentinamente gordo, Todd.
La historia deja claro que su fortaleza era la mancuerna White-Pinkman, y que al parecer hay más preferencia por la mitología en torno al primero.
En conclusión, la película cumple: es entretenida y nos cuenta qué pasó con Jesse luego de su milagroso y tal vez merecido escape. Tiene aciertos y desaciertos, pero como ya se dijo, no aporta nada nuevo, la mayoría de los conflictos se resuelven demasiado fácil, comparado con ‘Breaking Bad’ y los nuevos antagonistas no son temibles y no termina de aterrizar la enseñanza de “volverse malo”: ¿El crimen sí paga o no paga?
Por ello, es inevitable cuestionarse para qué “concluir la conclusión” (valga la redundancia) de ‘Breaking Bad’. ¿Para exprimir la franquicia hasta sacarle el jugo que le quedaba? ¿Satisfacer a los fans de Pinkman con un final que, de cualquier manera, queda semiabierto? ¿Tratar de demostrar que la historia se podía sostener con el coprotagonista en una faceta de “lobo solitario”?
Lo que haya sido, generó demasiada expectativa, pero se limita a revelar el destino de Pinkman y nada más.