Corre Lola, corre: dos décadas de travesía
Hace veinte años se estrenó en Alemania una película de culto que estremeció al cine europeo sin que nadie lo advirtiese, protagonizada por una hermosa chica pelirroja, efectivamente hablamos de Lola rentt, mejor conocida por su título en español Corre Lola, corre (1998) del compositor y director Tom Tykwer. La imagen de los cabellos coloridos de Lola (Franka Potente) agitados por la velocidad del viento quedó grabada en la mente de los espectadores, luego de ver a esta mujer correr a toda velocidad durante casi los ochenta minutos que dura el film.
La historia no es del todo original: un chico llama a su novia para que lo ayude a pagar una deuda que tiene con unos mafiosos y ella corre para salvarlo. Lo interesante y trascendente de esta cinta es el juego de tiempos que se percibe en ella y que genera una serie de emociones que nos mantiene en vilo durante toda la historia… o mejor dicho, a lo largo de las tres historias.
En cada una de las tres etapas que se muestran, se desarrolla un escenario distinto sobre el mismo trayecto. Es decir, explora las posibles consecuencias de una situación: dependiendo de las decisiones que toma Lola, el final de cada una de las historias es diferente. Todo este juego, que además está adornado con caricaturas y voces en off, hace prácticamente obligado plantearse algunas interrogantes sobre las decisiones que toman los personajes, pero también las que tomamos nosotros en nuestro día a día.
Averiguar cuál de las tres es versiones es la real quizá es uno de los ejercicios más entretenidos luego de ver la película. Anque claro, hay que entender que lo que quiere transmitir el creador es, precisamente, las infinitas posibilidades que existen sobre cada hecho y lo valioso de las coincidencias. Es por ello que sabemos que aunque la película dura 80 minutos, podría extenderse hasta la eternidad y que quizá en otro universo, Lola sigue corriendo para salvar a Manny así hayan pasado 20 años.
Sonido vital
Un aspecto fundamental para el éxito de esta producción es, precisamente, el sonido. La imagen y el audio calzan a la perfección. Cuando nos encontramos inmersos en la maratón de Lola, sentimos los latidos de su corazón entrar en sincronía perfecta con el tun tun del tecno de fondo, y éste a su vez ir de la mano con las imágenes.
Pareciera, de hecho, que lo que vemos es prácticamente añadido con la intención de generar solo un ritmo frenético e incesante que nos despega y nos absorbe a sentir empatía con los personajes . Y el director lo sabe y por eso todo se resume a una historia de amor.
Las conversaciones que tiene Lola con su novio Manny antes de empezar la acción, nos llevan hacia el universo de las relaciones de pareja y nos devuelve a la duda: ¿es el amor el que impulsa a Lola a vestirse de heroína?
Corre Lola, corre es tomada como ejemplo de un buen ritmo cinematográfico. En su momento fue alabada por la crítica y obtuvo más de 20 premios alemanes e internacionales. Se podría decir además, que impulsó el éxito de su director y de la protagonista. Potente, llegó hasta Hollywood y fue chica Bourne en la The Bourne Supremacy (2004).