“La madre del mal”, el legado de las brujas llega a su fin
No son pocos los filmes que han contado y expuesto macabras historias en las que se plantea que el mundo está regido por fuerzas más allá de lo comprensible e imaginable, pues desde conspiraciones gubernamentales hasta cultos secretos, se nos ha llegado a decir que la sociedad está bajo el mandato de un pequeño y muy selecto grupo de personas con un alto status social, quienes pueden modificar a su gusto y antojo la política y economía. Sin embargo, también se piensa que nuestra realidad podría estar gobernada por fuerzas más oscuras y diabólicas, como lo expone Dario Argento en su trilogía de Las tres madres y que encuentra en La Terza madre (La madre del mal, 2007) la conclusión de esta saga.
Sarah (Asia Argento) es una estudiante dedicada a la restauración de obras de arte en Roma. Sin embargo, una noche, y luego de examinar una urna que supuestamente contiene las cenizas de una poderosa bruja llamada Mater Lachrymarum, extrañas fuerzas son desatadas en la capital italiana, inundándola poco a poco de una violencia que orilla a la gente a cometer horribles asesinatos. Además, un misterioso culto ha salido a las calles para sembrar el caos ante la llegada de su “reina”… ¿Será acaso que la última de las tres madres ha despertado?
La Terza Madre es la conclusión de la trilogía de las brujas creada por Dario Argento, la cual comenzó con Suspirira (1977) y continúo con Inferno (1980), dando origen a la saga con la cual el cineasta italiano demostró al mundo que la humanidad puede estar dominada por fuerzas oscuras, diabólicas e inhumanas que encuentran una vía de escape mediante la brujería.
Lachrymarum es la última de las tres poderosas brujas, quién busca reinar una vez más en la tierra tras la muerte de sus hermanas, Suspiriorum y Tenebrarum. Sin embargo, para ello debe eliminar a Sarah, pues esta última representa una amenaza al ser descendiente directa de una bruja blanca. Lamentablemente y aunque esta tercera parte cuenta con una trama similar -por no decir idéntica- a las dos películas anteriores de la saga, no cuenta con la misma fortaleza que éstas, pues aunque Lachrymarum se muestra como la más fuerte de Las tres madres, el filme termina por ser lo contrario: el más débil de la trilogía.
Esto se da principalmente porque no cuenta con la perfecta mezcla entre el cine giallo y el de terror; un equilibrio que sí presenta Suspiria e Inferno, las cuales poco a poco mostraban un incremento en su suspenso y grandes sorpresas que, muy delicadamente en su ritmo pero brutales en su trama, culminaban con un impactante y sombrío final.
En cambio, La Terza madre tiene un ritmo bastante lineal en el que prácticamente no hay lugar para los giros de tuerca en la historia ni mucho menos para grandes revelaciones, pues a diferencia de las otras dos partes, desde su inicio esta cinta se mete de lleno en la brujería, aunque no se le da al espectador nueva información que no se le haya contado ya en las cintas pasadas, sino que su único objetivo es el de enfrentar a Sarah y Lachrymarum en una batalla donde sólo una de las dos sobrevivirá y así dar por concluida la trilogía.
De esta manera veremos el camino que Sarah deberá recorrer hasta encontrarse con la tercera madre, el cual comienza luego de que Lachrymarum despierta gracias a una gota de sangre que cae en su sepulcro. A partir de aquí y de manera inexplicable, Roma comenzará a ser presa de una ola de violencia y asesinatos como nunca antes se había visto. Sin embargo, todo el desastre parece afectar a Sarah más que a nadie, pues luego de que se entera que es una descendiente de una bruja blanca, comenzará a ser acechada tanto por la policía como por un culto que pretende asesinarla.
Esto provocará que todos los seres queridos de Sarah comiencen a sufrir severas consecuencias, las cuales irán desde terribles torturas hasta brutales asesinatos, por ello, la joven mujer deberá aceptar su destino e ir en busca de Lachrymarum. Sin embargo, cuando al fin se presenta la pelea final, ésta termina por ser bastante floja, lo cual genera que la trama se haya sentido como una preparación totalmente exagerada para una lucha que apenas dura un par de minutos, y la cual no cuenta con la misma emoción ni la intensidad que se vio en los enfrentamientos contra Suspiriorum y Tenebrarum.
Si bien la culminación de esta trilogía podría pasar como una buena película de manera independiente, por desgracia se mira bastante débil tomando en cuenta la solidez con la que cuenta Suspiria e Inferno. En primer lugar y más importante, no cuenta con la ambientación oscura y casi claustrofóbica que sí causan las primera dos, sino que su trama es más simple debido a que resulta difícil estirar más el mito de Las tres madres, pues prácticamente toda su historia se explica en la segunda película, en cambio, lo que La Terza madre hace no es otra cosa sino retomar los hechos para dar conclusión a esta historia.
En segundo lugar, estéticamente resulta irreconocible a comparación de las otras dos cintas, ya que ésta no cuenta con la exótica y exagerada paleta de colores que tanto caracterizó a Suspiria y que Argento volvió a retomar de forma más sutil en Inferno. De igual manera, la banda sonora de estos dos filmes les ayuda a crear la sensación de que la trama transcurre dentro de una atmósfera que va desde lo eclesiástico hasta lo diabólico, elemento que tampoco está presente en esta tercera parte.
Sin embargo no todo en ella es malo, ya que si hay algo que se debe resaltar de esta tercera parte no sólo son las breves referencias que hace a las otras dos cintas de la trilogía, sino también a los brutales asesinatos que presenta a lo largo de la trama, los cuales se muestran bastante crudos y dolorosos debido a que, al menos en un par de éstos, se hace uso de herramientas de tortura medieval para causar el mayor dolor posible a las víctimas antes de asesinarlas.
En resumen, La Terza madre resulta ser un filme que se encuentra muy por debajo del nivel que Argento presentó en Suspiria e Inferno, pero al menos no deja cabos sueltos al momento de dar por concluida la trilogía de Las tres madres; lo cual, termina por convertirla en una cinta que vale la pena mirar aunque sólo sea por nostalgia o la curiosidad de saber cómo termina la historia de estas tres brujas.