The Florida Project: la pobreza a la sombra de un mundo maravilloso

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Sean Baker, nacido en Nueva Jersey, es un director reconocido por criticar la imagen ingenua del sueño americano, representando a las personas marginadas de esa sociedad; lo demostró en Prince of Broadway (2008), tratando las penurias de dos inmigrantes, o en Tangerine (2015, coescrita por Chris Bergoch), centrándose en una prostituta transgénero; en ésta última, rodó utilizando tres iPhone 5s, dato curioso que pone de manifiesto su carácter independiente y su voluntad por llevar a la pantalla ese tipo de realidades. Es importante conocer su background para comprender The Florida Project, una obra que vuelve a coescribir con Chris Bergoch y que ahonda en esa línea.

La película relata el día a día de Halley y Moonee, una madre prematura y su hija de seis años, quienes (sobre)viven en un humilde motel situado, irónicamente, a la sombra de Disney World (antes conocido como Florida Project). Halley pierde su empleo y carece de apoyo familiar, mientras Moone, ajena a todo lo que está sucediendo a su alrededor, está disfrutando del verano con Scooty y Jancey, amigos de motel y apartamentos cercanos.

Halley y Moonee. Fuente: wbur.com

Moonee es aquí la figura central, y la actriz Brooklynn Prince realiza una interpretación sorprendente para su temprana edad, una que no me conmovía tanto desde Laia Artigas en Estiu 1993; rebelde y traviesa, pero optimista, divertida y cargada de inocencia. Su madre, interpretada por una joven altamente tatuada, Bria Vinaite, descubierta por el director a través de las redes sociales, también lleva parte del peso de la película y asombra con un debut crudamente realista. Finalmente, Bobby, gerente del motel, interpretado por un sutil pero imprescindible Willem Dafoe, representa la figura paternal carente en ambas protagonistas.

Lo más eficaz de la película es la diferencia tonal a la hora de narrar dos realidades opuestas; por una parte, el mundo adulto: uno lleno de metas inalcanzadas, penurias, problemas económicos y responsabilidades, cargado de espacios cerrados y claustrofóbicos; por otra, el mundo de los niños: uno inocente, repleto de aventuras banales que oxigenan y pausan la trama constantemente, representado con planos generales y espacios abiertos. Cuando chocan esas dos perspectivas, incompatibles pero tristemente vecinas, The Florida Project logra transmitir algo realmente devastador.

Un mundo maravilloso pero inalcanzable
Fuente: indiewire.com

Finalmente, con un cierre más que perfecto, The Florida Project supone un estudio desgarrador acerca de la pobreza, la responsabilidad familiar, la ausencia de posibilidades y, sobre todo, la inocencia corrompida; como esa cruda realidad coexistiendo a la sombra de Disney World, una metáfora poco presente durante la película pero que no en vano le da nombre.


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