1945: del silencio de la complicidad al pasado que nos habita
Estrenada en la sección Panorama de la edición 67 de Berlinale, 1945, una crítica a la monstruosa conducta humana en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra que le siguió, es la película más reciente de Ferenc Török, referente del cine contemporáneo de Hungría con más de 24 producciones, abarcando series, documentales, cortos y largometrajes de ficción; entre sus películas destacan Moszkva tér (2001), Szezon (2004), Overnight (2007), Istanbul (2011), Senki Szigete (2014), filmes que analizan, desde perspectivas y temáticas muy distintas entre sí, la toma de consciencia, así como los cambios de paradigmas culturales en una sociedad moderna tan compleja.
¿Cine del Holocausto o western de posguerra?
Dos judíos llegan a un pueblo de Hungría al término de la Segunda Guerra Mundial. Arriban en un día de tensión en la cerrada comunidad, convirtiéndose en el centro de atención para todos los ojos suspicaces y las conciencias intranquilas de la clase trabajadora húngara, que se consideró neutral durante la guerra, no obstante que se benefició de los horrores del nazismo.
1945 es una obra atípica en la filmografía Török al ser su primera incursión en el cine histórico-bélico, así como su debut en el cine a blanco y negro. La combinación de estos elementos con tomas características del cine western, hacen de ella una película sobre el Holocausto fuera de lo ordinario (lo que se agradece entre tantas producciones carentes de originalidad)
Maestría en el manejo de la luz
Török aprovecha los recursos del alto contraste que permite grabar en blanco y negro, construyendo una narración que conduce emocionalmente al espectador gracias a un excelente manejo de la luz, algo que se evidencia con primeros planos oscurecidos; una de las fortalezas del filme que le ha valido el reconocimiento de la crítica.
En un enfoque ingenioso e inteligente, el cineasta húngaro privilegia el gesto visual, la expresión corporal y el tono de luz al construir una historia con diálogos apenas existentes, sorprendiendo también con un elenco de actores amateurs que se desempeñan de forma muy convincente ya que logran comunicar mucho más de lo que dicen verbalmente y aumentan el interés visual de la película.
La irrupción de lo ominoso
Freud designa con el concepto de ominoso a aquello que, estando destinado a permanecer en secreto, sale a la luz. Desde su punto de vista, el terror experimentado ante la presencia de algo ominoso es el temor de ver descubierto el inconsciente, aquello que ocultamos incluso de nosotros mismos.
La llegada de los judíos recuerda a los habitantes un pasado reciente, así como los secretos culposos en los que estuvieron involucrados. En la comunidad crece el miedo a ser descubiertos; la culpa por la traición, el silencio y el robo empiezna a corroerles y las cosas que parecían olvidadas salen a la luz, pues el pasado no ha muerto y ni siquiera ha pasado.
Complicidad silenciosa y oportunista
«Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada». Este texto que se atribuía a Bertolt, pero que fue dicho por el pastor protestante Niemöller, suele utilizarse para cuestionar la excusa de la población europea que se mantuvo al margen de la guerra, según la cual los habrían matado de querer hacer algo. Como el texto de Niemöller, 1945 crítica la hipocresía de muchos aldeanos provinciales en Hungría, quienes se beneficiaron de la deportación de sus vecinos judíos.
La poca popularidad que el cine de Europa del centro y este tienen en América, hacen poco posible verla en las carteleras de los cines latinoamericanos, pero sin duda ocupará algún lugar en una que otra muestra. Así que habrá que estar al tanto porque es una película que vale la pena ver: una historia sobre las consecuencias del Holocausto que se construye inteligentemente, sin recurrir al sensacionalismo sentimental más evidente, tan común en el cine hollywoodiense del género. De momento, quienes viven en México aún pueden darle un vistazo como parte de la 63 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, que hace poco pasó por la Ciudad de México y Guadalajara en su recorrido por algunas ciudades del país.