“Megan is missing”, la cruda y perturbadora realidad de las desapariciones
Sin importar cuántas malas experiencias uno haya vivido, en este mundo lleno de crueldad seguramente no hay dolor que se compare al de la desaparición forzada de un ser querido, pues por más crudo que se escuche y se lea, la incertidumbre de no saber si la persona extraviada está viva o muerta debe ser un sensación que carcome el alma día con día. Sin embargo, quizá sí exista una experiencia aún más horrible que esta, y esa es el de saber, o más aún, el ver cómo fue asesinado el hijo, el padre, la madre, el hermano o la amiga a manos de sus captores, tal y como lo retrata la obra Megan is missing (2011), del director Michael Goi.
Megan (Rachel Quinn) es la típica estudiante de secundaría que todo mundo quisiera ser: hermosa, carismática, amigable, comprensiva y el centro de atención a donde quiera que vaya. Su mejor amiga Amy (Amber Perkins), en cambio, es una joven introvertida, sensible y temerosa del mundo, la clásica adolescente a quien todos consideran como “un bicho raro” y con quien nadie quiere estar. Por desgracia, ambas están a punto de ser víctimas de un sádico y pervertido asesino serial que las hará vivir una experiencia peor que el infierno.
La película es cruda como pocas, pues aunque no es un filme 100% explícito (al menos visualmente), sí retrata perfectamente la realidad del mundo putrefacto en el que vivimos y, como toda mala experiencia, ésta comienza con un poco de felicidad e inocencia. En un principio esta cinta grabada a manera de mockumentary (falso documental) nos presenta a las dos amigas, quienes apenas han dejado de ser niñas para adentrarse en el divertido pero siempre peligroso mundo de la adolescencia.
Es por ello que si bien comenzamos viendo a Megan y a Amy tener una charla de amigas como cualquier otra en la que hablan sobre chicos, su futuro, la relación con sus padres y demás, la trama no tarda en llevarlas a una fiesta llena de alcohol, drogas y, por supuesto, sexo adolescente. Si bien el problema principal no comienza aquí, sí nos sirve para darnos cuenta de la personalidad de ambas. Así, por un lado Megan es aquella a quien se considera el alma de la fiesta y con quien todos quieren estar; por otro lado, todo mundo muestra un descontento al saber que Amy está allí, de aguafiestas como siempre y emborrachándose con apenas una cerveza.
Y aunque pareciera que el problema principal va a girar en torno a algo que sucederá en la fiesta, luego de esto la película se vuelve algo lenta, quizá hasta un poco aburrida, aunque sólo es la calma anunciando la terrible tempestad. Así, la verdadera desgracia para las dos amigas comenzará cuando Megan acepte salir con un desconocido con quien apenas ha chateado un par de ocasiones en internet, quien no hace falta ser un genio para saber que será su secuestrador.
Después de que Megan acepte salir con este hombre y que durante días no se vuelva a saber nada de ella, su siempre fiel e incondicional amiga Amy comenzará a realizar sus propias investigaciones, mismas que lejos de acercarla a su amada compañera también la pondrán en el ojo del mismo secuestrador, quien está listo para robarle a esta joven hasta la última gota de pureza e inocencia que pueda haber en su ser.
No avanzaremos más en contar la trama, pues esto le restaría impacto a la brutalidad de los últimos momentos, sino que en lugar de ello nos enfocaremos en hablar un poco sobre la cruda realidad que presenta esta historia. Para comenzar, el que la película esté grabada a manera de ser un mockumentary ayuda a que el espectador se adentre un poco más en el tema, pues a diferencia de muchos otros falsos documentales de terror éste no trata temas sobrenaturales, no nos presenta a terribles monstruos de ultratumba ni a brujas en medio del bosque de Blair; no, en lugar de ello expone un tema que es mucho más tenebroso y terrible no sólo por cuanto más real es, sino por cuanto más cotidiano se ha hecho: los secuestros, las violaciones y los asesinatos que tan a menudo quedan sin resolver y, que cuando lo hacen, no son pocas las veces que quedan impunes.
No sólo ello, sino que veremos la morbosidad con la cual muchas veces la desaparición de un menor de edad es usada para un beneficio propio, tal y como lo es para los medios de comunicación, quienes a raíz de un lamentable suceso suelen colgarse de éste para conseguir una mayor audiencia. Y es que luego de que Megan desaparezca en la película, veremos como una serie de noticieros y programas de escándalo usan su secuestro para llevar a cabo noticias amarillistas y hasta recreaciones bastante ofensivas de “cómo es que ocurrió la desaparición de la joven”.
De igual manera Megan is missing expone el mundo tan genérico de la adolescencia norteamericana (o al menos la manera en la que nos la han hecho ver), donde un status entre amigos es más valioso que una verdadera amistad. Por supuesto, también nos muestran el otro lado, el familiar, donde dejan en claro que en ocasiones “la chica más popular de la escuela” es poco menos que un desconocido en su propia casa, motivo que ayuda a que necesiten sentirse aceptadas y queridas por alguien más, aunque sea un extraño que han conocido en redes sociales.
Como mencionamos esta última situación será la que desencadene el infierno en la vida de estas dos mujeres, pues si bien la película puede llegar a sentirse bastante lenta desde poco antes de la mitad de ésta, los últimos 20 minutos de la historia son totalmente impactantes y desgarradores, llegando a mostrar una crudeza que seguramente aquellas personas que son bastante sensibles e impresionables difícilmente podrán mirar. Tan es así que (al menos desde un punto de vista muy personal), quizá lo mejor sea que todo aquel que haya vivido o esté pasando por la desgracia de la desaparición de un ser querido, deba mantenerse alejado de este filme.
Y es que como bien aclaramos, la violencia visual de la cinta no es tan gráfica, pero los pocos momentos en que se llega a presentar una situación explícita, ésta puede resultar tan cruda y apegada a la realidad que fácilmente cala hasta el hueso.
En resumen, Megan is missing es una cinta que sin llegar a ser una obra maestra y cuya trama y ritmo decaen demasiado en gran parte de la película, cuenta con una historia que resulta bastante triste, desoladora y violenta por el simple y sencillo hecho de ser un retrato de las desgracias tan cotidianas que día a día ocurren en este mundo enfermo y triste.