«La monja», una espectral travesía repleta de jumpscares
El universo de El Conjuro es, con gran seguridad, el producto más exitoso y popular del cine de terror contemporáneo, pues valiéndose del recurso simple pero siempre efectivo como lo es del «jumpscare», la saga ha demostrado que no son necesarias grandes y complejas tramas para mantener al espectador al filo de la butaca, sino que a veces basta con estruendosos ruidos y alguna que otra aparición demoníaca o fantasmal para hacer temblar de miedo al espectador y simplemente mantenerlo entretenido durante un buen rato. Ahora, para continuar con el legado cinematográfico de los Warren y seguir explorando el imaginativo de James Wan, llega a la pantalla grande La monja (2018), del director Corin Hardy, el esperado spinoff del espectro visto en El Conjuro 2: el caso Enfield (2016) y que ahora tiene su oportunidad de aterrorizar en solitario al público.
En 1952, una abadía en Rumanía es acechada por una diabólica presencia que ha causado ya la muerte de varias mujeres, por lo que el padre Burke (Demián Bichir) es enviado al lugar para investigar lo que allí acontece. Para ello, contará con la ayuda de la joven novicia Irene (Taissa Farmiga); ahora, juntos deberán enfrentar a un espectro llamado Valak, quien oculta su forma en la imagen de una espectral monja.
Esta película, quizá aún más esperada que las anteriores secuelas de Annabelle (2014, 2017), poco a poco fue formando grandes expectativas entre los fans de Wan, pues aunque esta vez él no fue el director, sí fue uno de los responsables del guion, por lo que era casi una garantía que el filme contendría sustos por doquier. Asimismo, los fichajes de un actor de gran calidad como lo es Bichir y también Farmiga -quién ha madurado bastante bien en el género gracias a la serie American Horror Story– presagiaban no sólo una emocionante y aterradora película, sino también un éxito comercial en taquilla.
La cinta cumplió esto último, pues hoy en día ya se posiciona como la película más taquillera de esta franquicia, ya que tan sólo en su primer fin de semana logró recaudar 131 millones de dólares a nivel mundial, superando incluso a las cintas que sí fueron dirigidas por Wan. Asimismo, si sumamos que este director logró un excelente trabajo llamando la atención del público con el espectro de la monja desde El Conjuro 2, no es de sorprenderse que la gente haya estado deseosa de ver a este demonio llamado Valak en pantalla grande una vez más. Vayamos a la historia:
El filme comienza mostrando a dos monjas tratando de obtener una reliquia que ayudará a exterminar el mal que acecha su abadía, sin embargo, ambas perecen en el intento de conseguirla. Esto llamará la atención del Vaticano, por lo que se decide enviar a un sacerdote y una novicia para investigar los hechos. Es así que el padre Burke e Irene emprenden su misterioso viaje a Rumanía, donde conocen a Frenchie (Jonas Bloquet), el lugareño que encontró el cadáver de una de estas dos monjas y en quien tendrán un fiel aliado. A partir de aquí la trama se desenvolverá en un ambiente totalmente sombrío y sobrenatural, donde aquellos que busquen pasar unos entretenidos momentos de miedo podrán disfrutar una hora y media de sustos.
Ahora bien, aunque La monja no tiene el mismo nivel de impacto en cuanto a los sustos y el temor que generan las cintas pasadas de El Conjuro, esta película tiene la fortuna de contar con las actuaciones del mexicano Bichir y la estadounidense Farmiga, cuya mancuerna dota de cierta intriga a los eventos sobrenaturales que ocurren en la abadía y sus alrededores. Respecto a esto último, cabe destacar la ambientación de la película, la cual cuenta con escenarios bastante góticos que logran transmitir la esencia de una Rumanía fría y hostil, lo que resulta un plus para la trama, pues el misterio que ocultan las monjas de este templo se percibe más oscuro gracias a la misma oscuridad de sus escenarios.
Asimismo, el suspenso que la película maneja es ligero, pero el necesario para que la gente se mantenga al tanto de la trama y a la vez pueda enfocarse en los sustos. No obstante, es importante destacar que un punto que juega en contra de este suspenso es el personaje de Frenchie, quien en ocasiones rompe con la tensión generada debido a un humor (liberado mediante uno que otro chiste) que podría llegar a sentirse innecesario pero que, visto por otro lado, ayuda a que la película no se mantenga siempre en lo tétrico.
Al igual que todas las cintas de esta saga, La monja continúa dándole un gran peso a los jumpscares, los cuales están presentes en gran parte de la película, por lo que aquellos que hayan decidido mirar este filme buscando únicamente la satisfacción de espantarse de forma instantánea, aquí encontrarán uno que otro susto que seguramente los hará saltar de su asiento. Eso sí, los más curtidos en este tipo de cintas quizá puedan resultar un poco más difíciles de sorprender, pues la banda sonora e incluso algunos encuadres, son un tanto premonitorios en los momentos previos a que se presente el susto.
En cuanto a la trama, la película se enfoca en hacerle pasar un momento entretenido al espectador y nada más, no buscando algo más allá del miedo momentáneo, por lo cual las explicaciones sobre quién o qué es Valak y, más importante aún, qué es lo que desea, no profundizan más de lo necesario para así poder llegar al clímax, que no es otro más que el enfrentamiento final entre el padre Burke y la hermana Irene contra la infernal monja.
Además, para aquellos que sean más devotos y fieles a las cintas de James Wan y el matrimonio de los Warren, se llevarán una grata sorpresa al término de esta película, pues la secuencia final es una retrospectiva a uno de los archivos fílmicos de esta pareja, en donde se explica cuál es la relación entre Valak y los Warren y, más aún, cómo es que este demonio llegó a su vida. Incluso, podría decirse que esta es la parte mejor lograda de la cinta.
En conclusión, aunque La monja podría no ser el mejor exponente en el universo de El Conjuro, es una película entretenida que no se olvida de la mayor característica que ha dado fama a esta saga: jumpscares presentes en todo momento; por lo cual, definitivamente sirve muy bien para pasar el rato.