The Raid: una gema en la tradición del cine de artes marciales
En 2011 el cine de artes marciales tuvo uno de sus exponentes más laureados: The Raid, o como se tituló en español: La Redada, que resultó ganadora de ocho premios en festivales, más de 10 nominaciones, y logró asegurar una secuela, y hasta donde sabemos, un remake americano.
Dirigida, escrita y editada por el galés Gareth Huw Evans, fue el gran trampolín de Iko Uwais, su protagonista, que después de este film encantó a la audiencia americana y coló sus créditos a películas como Star Wars: The Force Awakens, y la más reciente y que ha polarizado críticas, Mile 22, al lado de Mark Wahlberg. Uwais es indonesio y experto en Penack Silat, el milenario y letal arte marcial de la región.
Se sabe que, en un viaje de Evans por Indonesia, él y su esposa se colaron a una exhibición de Penack Silat y él se quedó impresionado, entonces su esposa le sugirió hacer un documental sobre este arte marcial; haciendo el scouting para él se toparon con Uwais, entonces un joven, pero ya poseedor de una ultra rápida técnica para lanzar puñetazos.
How @iko_uwais went from Indonesian cult hit #TheRaid to Hollywood action movies https://t.co/l9R14v7NUS pic.twitter.com/R7mtVFFeVv
— THR International (@THRGlobal) August 31, 2018
El proyecto poco a poco se transformó en un film de ficción, y surgió Merantau (2009), el debut cinematográfico de Uwais, dirigido por Evans. La película tuvo un moderado éxito en Asia, y marcó la primera colaboración de estos dos exponentes. El film debutó con éxito en el Festival Internacional de Cine de Puchon, en Corea del Sur.
Gracias al éxito y a las ganancias de Merantau, Evans y sus productores se lanzaron hacia la creación de un film de Silat a lo gánster. El proyecto llevaría por nombre Berandal. Uwais y otros actores del primer film serían también los protagonistas del nuevo. Se filmaron algunas escenas e incluso se reveló un teaser tráiler, pero la producción tuvo que ser dramáticamente reducida por cuestiones presupuestales.
El proyecto se transformó, y adaptaron la historia para que fuera más simple y menos cara, el resultado: The Raid, una portentosa copa en los films de acción, que narra el peligroso ingreso de 20 policías de elite a un edificio de 30 pisos custodiado por un centenar de malhechores.
Entre los 20 desafortunados para ingresar a él va Rama (Uwais), un joven agente cuya esposa está en las últimas etapas del embarazo, y su padre viejo y cansado. La mañana en que sale a cumplir su misión, promete regresar a salvo. A partir de ese momento la locura se desatará en proporciones totémicas.
Aunque el grupo táctico logra asegurar cinco pisos del edificio sin ser detectados, una detonación de arma de fuego revela su plan, y todo se va al garete. En este sentido, la película es una mezcla, o un pastiche de dos subgéneros en los films de acción: el policial shooter, y el del arte marcial. Quizá toda la primera parte de la película está soportada por intensas e impresionantes peleas a rifle y bala.
La situación se vuelve tan tensa, que por momentos recuerda a las secuencias de Black Hawk Down (2001), con la que Ridley Scott impresionó a las audiencias a inicios del nuevo milenio. La segunda mitad, cuando las balas se acaban, la película se convierte en una lucha cuerpo a cuerpo para asegurar piso tras piso hasta llegar a Tama Riyadi, el jefe criminal, en la cima de la torre.
En este sentido estructural, The Raid recuerda a los filmes de Bruce Lee, en cuyas tramas el héroe tenía que ir ascendiendo, piso tras piso, hasta llegar al jefe final. No hace falta remarcar la influencia que Bruce Lee tuvo en la tradición del cine de artes marciales, e incluso en los videojuegos.
The Raid recoge y revisita esta tradición, pero lo hace desde una postura más moderna; podría decirse que incluso un poco occidental. El peso de Evans es muy evidente; pero lo logra de una forma espléndida, que invita a reflexionar los alcances del género tanto en América como en Asia, y Europa.
La filmación tuvo un ingrediente importante: no se usó en toda la película una Steadicam, la cámara asegurada con un arnés al cuerpo del camarógrafo para evitar sobresaltos y temblores, y que permite a la toma un movimiento constante y sutil. El steadicam es usado hoy en todos lados, pero sobre todo en films de acción.
The Raid apostó por una filmación casi en formato documental, es decir, con una cámara fija (una Panasonic AF100) que filmó todo apoyándose en un Fig Rig, una estructura circular que ayuda a la estabilización de la toma, y que permite capturar varios ángulos rápidamente.
Esto permitió que los actores y artistas marciales lucieran sus secuencias y coreografías al máximo, y que la cámara, casi una de mano, fuera operada de forma libre y muy cercana al combate. El resultado es una película con impresionantes escenas de acción y de pelea, en la que todo parece real, sobre todo las patadas.
Los giros dramáticos son, por otro lado, muy usuales en el género: un hombre que sale atravesando una pared con un machete en mano; un gigante al que nadie puede derrotar; el enano experto que golpea demasiado rápido y no tiene piedad, etcétera. Sin embargo, en The Raid todos estos giros funcionan y le otorgan una velocidad y una energía muy pocas veces alcanzada por otras producciones.
La película fue un rotundo éxito y recaudó alrededor de nueve millones de dólares. Ganó ocho premios en festivales internacionales, dentro de los que destacan el Midnight Madness People’s Choice Award, que otorga el Festival Internacional de Cine de Toronto; el premio a mejor película en el Festival de Dublin; el premio de la Audiencia en el South By South West Film Fest; y el Silver Scream del Imagine Film Festival.
Inmediatamente después del éxito de la película se confirmó una secuela, a la que titularon The Raid 2: Berandal, que recupera el guion desechado del proyecto anterior. También se habló sobre una segunda secuela, que terminó cancelándose, y de un remake americano en el que Liam Hemsworth hubiera actuado el papel de Rama. Este remake de Hollywood ha atravesado vientos y mareas y no ha podido iniciar filmación.
Lo cierto es que The Raid lanzó más allá de las fronteras asiáticas un género y una tradición que tiene varias décadas de vida y una rica historia; y lo hizo aprovechando todas las herramientas tecnológicas y dramáticas del cine moderno occidental. Por todo ello, The Raid podría ser un modesto clásico del género, que promete ser eclipsado por otro film: Triple Threat, protagonizado también por Uwais.