“Los hambrientos”, zombies para reflexionar y contemplar
En años recientes el género zombie ha presentado diversas películas que se han atrevido a explorar nuevos terrenos y formas de mirar a los no muertos, alejándose hasta cierto punto de la adrenalina y el gore para enfocarse en la reflexión e incluso el simbolismo, tal y como lo presenta el filme La Nuit a Devore le Monde (La noche devoro al mundo, 2018) o, por qué no, hasta en un sentido más cómico, The Battery (La batería, 2012), donde los cadáveres andantes pasan a segundo plano para enfocarse en los dilemas de los protagonistas. Sin embargo, si se quiere encontrar una cinta que se situé entre estas dos últimas, pero que a la vez sea más profunda, entonces sin duda alguna se debe mirar Les affamés (Los hambrientos/Ravenous, 2017), del director Robin Aubert.
En una pequeña villa de Québec, un grupo de sobrevivientes se abre paso por un mundo repleto de hombres y mujeres que han perdido completamente la razón y a quienes sólo les importa conseguir un bocado de carne humana. Para ello deberán trabajar en equipo con el fin de llegar a la ciudad, donde aparentemente la situación posapocalíptica está bajo control.
La película tiene la ventaja de presentar un mundo totalmente devastado desde el principio de la trama, pues no pierde tiempo en explicaciones, sino que tan sólo en su primera secuencia ya estamos viendo el primer asesinato a causa de los no muertos. De igual forma, y al igual que muchos otros filmes, tampoco se detiene en explicar cómo fue que comenzó la infección, sino que simplemente ocurre y ya, no hay nada más que decir, pues no se trata de mirar el génesis del conflicto, sino de cómo sobrevivir a éste.
Sin embargo, es importante resaltar el hecho de que más que zombies, los criaturas del filme –pues son más animales que humanos- no se tratan propiamente de cadáveres andantes y putrefactos al estilo Romero, sino que son más cercanos al estilo Danny Boyle, donde los monstruos son seres rabiosos y veloces; es decir, más parecidos a infectados que a zombies. No obstante, en Les affamés no veremos una trama similar a las creadas por estos directores, sino algo más profundo y reflexivo.
Asimismo, el grupo de sobrevivientes que vemos en esta cinta tampoco se trata de mercenarios o carroñeros, sino de hombres, mujeres y niños comunes y corrientes que por azares del destino se encuentran poco a poco en el camino. Esto ayuda a que entre los protagonistas no existan relaciones íntimas ni personales más allá de lo necesario, pues a fin de cuentas están conscientes de no ser amigos, sino apenas compañeros que simplemente son víctimas de las circunstancias y quienes deben hacer lo posible para sobrevivir, aun si eso significa trabajar en equipo por conveniencia y no por deseo.
No obstante no hay que dejarnos engañar, pues esta cinta no intenta ni quiere revolucionar el género en algún momento; no, nada eso, sino todo lo contrario, pues lo único que pretende es contar una historia de sobrevivientes en un mundo devorado. Además, más que crear miedo busca la reflexión, lo cual consigue mediante situaciones que van desde lo gracioso hasta lo contemplativo.
En cuanto a lo primero, la película contiene ligeros toques de humor negro que sirven más que nada para romper los largos silencios con los que cuenta la cinta, pues presenta situaciones que si bien llegan a ser un tanto cómicas, no son tan irreverentes cual si de Zombieland (2009) se tratara (aunque existe una secuencia en especial que seguramente causará si no una carcajada, al menos sí una gran sonrisa si se disfrutó el infortunio de Bill Murray en dicha cinta). Ahora bien, aunque comentamos que los infectados que aparecen aquí son muy parecidos al estilo de Boyle, no así la historia, pues a comparación de 28 Days Later, el ritmo de Les affamés es bastante, pero en verdad bastante lento.
Aunque es importante mencionar que sí contiene algunas secuencias llenas de emoción, e incluso suspenso, gracias a ciertas confrontaciones que ocurren entre los sobrevivientes y algunos de los infectados que, como ya dijimos, son bastante ágiles, rápidos y violentos. Respecto a esto, también cabe mencionar que las muertes que ven en pantalla son bastante buenas pero sin la necesidad de llegar a un gore violento como al que nos tienen acostumbrados estos devoradores de carne humana.
Y aunque comentamos que el ritmo del filme es muy lento (y en verdad lo es), no es porque sea mala película, sino porque su intención es precisamente esa, la de llevar una trama que al espectador le permita contemplar desde el paisaje hasta los simbolismos que se presentan en el camino. Así, por ejemplo, se pueden apreciar largas secuencias que ocurren en total silencio y tranquilidad, hasta otras donde se mira a los infectados construir una especie de “monumento” y del cual nunca se explica por qué ni para qué lo hacen; a fin de cuentas para eso está el espectador, para que forme sus propias conclusión respecto al comportamiento tanto de los sobrevivientes como de los come hombres.
En resumen, Les affamés se presenta como una cinta de zombies hecha para la contemplación y la reflexión, pero no para la emoción (al menos no esa que hace exudar adrenalina y causa sobresaltos). Así que quien se atreva a mirar esta película debe estar consciente de que no verá un filme que aporte nada nuevo a este género, ni tampoco una obra trepidante si lo que se espera es ver matanzas zombies-humanas y viceversa, sino más bien una trama lenta hecha especialmente para que el espectador observe, analice y deduzca.