“Polar”, Mads Mikkelsen y su camino por la violencia extrema
Si bien el neo-noir es un género que comenzó a tener presencia desde los años 60, algunos filmes contemporáneos poco a poco se han abierto paso entre los amantes del suspenso, la acción y lo gráfico, pues hoy en día se cuenta con cintas que presentan tanto elementos del cine negro como secuencias llenas de acción y, en algunas ocasiones, un nivel considerable de violencia. Uno de estos casos es Polar, cinta dirigida por Jonas Åkerlund y protagonizada por Mads Mikkelsen.
Duncan Vizla (Mikkelsen), también conocido como El káiser negro, es el asesino a sueldo más peligroso sobre la tierra, quien sólo espera terminar un último trabajo para poder retirarse del negocio, aunque su jefe Blut (Matt Lucas) tiene otros planes para él, por lo que enviará a un grupo especial de matones con el objetivo de asesinarlo. Sin embargo Duncan no sólo deberá proteger su vida, sino también la de Camille (Vanessa Hudgens), una mujer que ha quedado envuelta en el fuego cruzado.
Polar cuenta tanto con elementos del cine policíaco como lo es su protagonista atormentado por su pasado –y hasta con clichés como el personaje a punto de retirarse antes de un último trabajo-, al igual que una trama llena de investigaciones y oscuros secretos, la cual se desenvuelve en medio de secuencias de acción y violencia explícita, pues aunque la película no carece de los clásicos tiroteos, también cuenta con situaciones sexuales mínimamente gráficas y peleas llenas de sangre y torturas corporales.
Por desgracia el filme no logra mantener el mejor equilibrio entre estos recursos, pues podría decirse que su mayor fortaleza son las situaciones violentas por sobre la historia, la cual no es lo suficientemente sólida como para causar el impacto final que pretende.
Esto último ocurre porque la trama cuenta con demasiados altibajos debido a la poca cohesión que tienen algunas situaciones del presente con otras del pasado. Y es que si bien no es necesario conocer a fondo la historia de Duncan para saber que es uno de los asesinos de élite más peligrosos, la historia muestra una serie de flashbacks que en un inicio parecen no tener ningún sentido (sobre todo por algunas escenas que más que recuerdos son premoniciones) y que sin embargo son la clave para que todos los secretos conecten al final de la historia.
Esto genera que el desenlace de la misma pueda sentirse un tanto forzado, aunque no por ser un final “sacado de la manga”, sino por dos razones principales: la primera de ellas es porque no se profundiza lo suficiente en la relación que existe entre Duncan y Camille a pesar de la importancia que significa el lazo entre estos dos; la segunda razón es porque aunque existen ciertas pistas con las que el espectador podría deducir el rumbo de la trama, éstas no son tan fuertes ni tan marcadas como para creer/conectar la forma en que todas las circunstancias se enlazan en la última parte.
Por ello es que más que un final sorpresivo podría percibirse como un desenlace bastante “conveniente” con tal de crear un último impacto.
Por fortuna Polar también cuenta con ciertos toques de humor negro y diversas secuencias bastante violentas y llenas de acción que al menos la hacen entretenida.
Así, el humor negro se deposita en el grupo de matones especiales enviado a asesinar a Duncan, pues además de que cada uno de sus integrantes cuenta con un look por demás estrafalario y un sentido del humor bastante retorcido, sus métodos para aniquilar a cualquier persona no son lo que se dirían propiamente comunes, sino más bien peculiares e incluso absurdos, pero a fin de cuentas efectivos. Además, claro, de que las muertes que llevan a cabo no están exentas de sangre ni dolor.
En pocas palabras, podría decirse que se trata de una rara y exagerada mezcla entre el equipo de Brigada A y el Escuadron Suicida del actual universo cinematográfico de DC.
No obstante y como era de esperarse, el mayor peso de la cinta recae sobre el personaje de Mikkelsen, pues nos entrega a un Duncan Vizla por demás sádico, quien no sólo es capaz de soportar las torturas más intensas, sino también de infligir el dolor más grande y brutal. De esta manera todas y cada una de las peleas en que aparece este personaje están dotadas de una explicites que sin llegar a ser propiamente una película gore, sí presentan algunas situaciones bastante gráficas.
En resumen, si bien Polar no es una película de acción que esté al nivel de cintas como John Wick o The Raid, al menos es lo suficientemente digna como para que, gracias a su violencia, sea lo suficientemente entretenida para rescatar una historia que pudo explotarse de una mejor forma.
Pd: Cabe mencionar que la película está basada en la novela gráfica del mismo nombre, por lo cual podría llevarse a cabo la adaptación del segundo libro si esta primera parte corre con suerte.