“The Sisters Brothers”, un entrañable western lleno humor negro
Cuando se mira un western, normalmente esperaríamos ver disparos, estimulantes persecuciones a caballo, robos a bancos y, por supuesto, vaqueros mal encarados. Por ello, si nos disponemos a ver The Sisters Brothers (2018), del director Jacques Audiard, nos llevaremos una grata sorpresa no sólo al encontrar todos estos elementos, sino también porque ésta cinta nos presenta una entrañable historia entre dos hermanos que, por si fuera poco, está aderezada con una buena dosis de humor negro.
Eli y Charlie Sisters (John C. Riley y Joaquin Phoenix) son dos hermanos que se ganan la vida como asesinos a sueldo, quienes tienen la encomienda por parte del Comodoro del pueblo (Rutger Hauter) de atrapar a Herman Kermit (Riz Ahmed), un sujeto que, en medio de la fiebre del oro, ha inventado una fórmula con la cual es más fácil extraer el metal precioso del fondo de los ríos. Para ello la pareja de matones contará con la ayuda de John Morris (Jake Gylleenhall), quien los ayudará a capturar a su presa; sin embargo, entre estos hombres surgirá una serie de situaciones que irán de lo irónico y risible, pasando por lo sentimental y melancólico, hasta llegar a lo fatal.
Audiard nos presenta un western como pocos, pues prácticamente toma de pretexto el tema de los vaqueros, las pistolas y los asesinos para contarnos una historia entre las relaciones amorosas y conflictivas entre un par de hermanos y otro de amigos, pues conforme avanza la trama, el espectador se irá dando cuenta de lo crudo pero a la vez piadoso que puede ser el destino.
Así, la película toma ciertos tintes existencialistas y a la vez fatalistas mediante los hermanos Sisters, pues mientras Eli resulta ser un sujeto noble y frágil (a pesar de ser un asesino), Charlie es un tipo duro, alcohólico y autodestructivo. Por supuesto, el desarrollo de la historia profundiza poco a poco en la relación entre estos dos sujetos, ya que no sólo nos mostrará breves (pero muy breves) secuencias y datos de su pasado, sino que en cada uno de los enfrentamientos y de las brutales matanzas de las cuales son partícipes, se deja al descubierto ciertos rasgos de la personalidad de ambos, demostrándonos que mientras uno es más fuerte de lo que parece, otros es sólo una fachada del típico “tipo rudo”.
En el otro lado tenemos a Herman y John, una relación que resulta no más complicada que la de los hermanos pero sí más extraña, pues entre ellos surge una amistad que más que bondadosa y noble podría ser catalogada como infantil, algo casi inocente; pues ésta brota mediante una situación bastante irónica que simplemente hace que uno se pregunte si en este mundo aún será posible que la confianza surja tan rápido y sin hipocresías.
Sin embargo, el lazo entre los personajes de Amed y Gyllenhall también será lo que agregue algo de fatalidad a la cinta, pues como dijimos antes, es un filme que demuestra que el destino puede ser bastante cruel para algunos.
Sin embargo, esta crueldad se ve contrarrestada por una buena dosis de humor negro que, sin llegar a la exageración ni a lo ofensivo, inyecta a la película una cantidad de comedia bastante interesante, pues más que hacer reír, pareciera que el objetivo de este humor es que la historia no se presente totalmente como un producto melancólico, pues los momentos de risa son breves –pero de una increíble calidad- a comparación de las situaciones de desgracia por las que pasan los cuatro personajes principales.
Es importante destacar la participación de cada uno de los protagonistas, pues mientras John C. Riley quizá nos tiene un poco más acostumbrados a verlo en películas más cómicas y simples, aquí demuestra la seriedad de la que es capaz y su talento para transmitir lástima y tristeza; por su parte, Phoenix y Gylleenhall como siempre se meten de lleno a su papel, dando vida a dos hombres rudos pero a la vez necesitados de compañía; mientras que si bien el papel de Ahmed puede no tener el mismo peso que los anteriores, sí logra transmitir cierta empatía que ocasiona que las tragedias lleguen a sentirse todavía más desafortunadas de lo que son.
Por supuesto, todo esto ayuda a que el final de la cinta ocurra en un escenario por demás melancólico, pues las últimas secuencias están llenas de sentimientos encontrados al mezclarse entre situaciones tristes pero a la vez alegres, lo cual, resulta un tanto contrastante con lo que estamos acostumbrados a sentir en este tipo de historias, pues es uno de esos casos en los que se sabe que si bien los protagonistas no son propiamente buenas personas, por alguna razón se desea que todo termine bien para ellos.
En resumen, The Sisters Brothers es un western que va de lo melancólico a lo alegre, pues las experiencias de las cuales son partícipes sus protagonistas demuestran que hasta los tipos más duros de roer tienen y necesitan de un lado humano, sin importar lo atormentados que estén, mientras que los más nobles y tiernos, pueden ser los más fuertes.