«Idle Hands», excelencia en comedia de terror
Mark-Paul Gosselaar (Zack Morris de “Salvados por la campana”) protagoniza “Buscando a un suicida” (Dead man on Campus, por su título original), una película estrenada en 1998, donde interpreta a Cooper Frederickson, un irresponsable estudiante cuyo único interés consiste en permanecer con los labios pegados a su bong durante todo el día, todos los días.
Su amigo, Josh Miller (Tom Everet Scott) es un buen estudiante con una sustanciosa beca estudiantil que pone en riesgo gracias a la mala influencia de Cooper. Ambos descubren una vieja regla en la Universidad donde estudian, que consiste en que, si tu “roomie” se suicida, automáticamente tienes 10 en todas las materias, por lo que emprenden una arriesgada, engorrosa y divertidísima búsqueda de un suicida para que sea su compañero de cuarto, se mate y finalmente ambos libren el semestre con excelencia.
¿Dónde se consigue? ¿Dónde puede verse? Con suerte podría estar en el bajo mundo de la piratería o en algún estante polvoso de un buen samaritano que venda rarezas por Amazon o posea alguna página personal de streaming.
Es decir, resulta un poco complicado conseguir algunas buenas películas de comedia adolescente de finales de los noventas. Entre ellas, también figuran Glory Daze (1995) y Idle Hands (1999), conocida en México como “El Diablo metió la mano”. Esta última se estrenó un Día del niño de hace 20 años. Pero además de eso ¿qué la hace especial por encima de sus similares?
Primero, el título surge a partir del refrán «Idle hands do the Devil’s work» («Las manos ociosas hacen el trabajo del Diablo»), cuyo significado alude al pecado capital de la Pereza como entre las actividades predilectas del maligno. En ese sentido, la película vuelve literal dicha metáfora: Una mano ociosa es poseída por el mismísimo Satanás para realizar toda clase de fechorías en la Tierra.
La víctima es Anton (Devon Sawa), un joven de 17 años gustoso de permanecer postrado en su sillón, comiendo porquerías, fumando mariguana y masturbándose. A la mañana siguiente de Halloween, encuentra a sus padres decapitados, crimen que se va sumando a una serie de salvajes asesinatos en su vecindario. Poco a poco descubre que él mismo podría estar relacionado con dichas muertes.
Lo interesante de Idle Hands es que se burla de varios clichés de películas slashers: Casi todas las víctimas son adolescentes vulnerables, ya sea drogándose o teniendo sexo, pero aquí el asesino es una grotesca mano huesuda y cadavérica, poseída como ya se dijo, por nada menos que el Diablo. Al mismo tiempo, el personaje principal es una especie de homenaje a Ash Williams de Evil Dead (1981), no solo por el combate a muerte que entabla con un ente maligno, sino por su torpe, exagerado y chusco comportamiento. ¡Todo un «scream king»! (sí, el término existe).
El maquillaje es extraordinario y las actuaciones de estrellas como Jessica Alba (Molly), Seth Green (Mick), Elden Henson (Pnub) y Vivica A. Fox (Debi LeCure), logran un sinfín de divertidas secuencias que construyen una hilarante historia, que nunca deja de lado la violencia y esa hermosa atmósfera sobrenatural en el filme.
Evidentemente tiene mucho Gore, que es aderezado con cantidades industriales de humor negro; así como efectos especiales y chistes al puro estilo de películas Serie B. Además, ofrece una excelente música y la participación “sorpresa” de The Offspring, que termina convirtiéndose en una inolvidable e inmejorable escena de horror jocoso.
Fue dirigida por Rodman Flender, que a mediados de los noventas escribió, dirigió y protagonizó algunos episodios de “Cuentos desde la cripta” y estuvo al frente de la cámara de la secuela de Leprechaun en 1994.
En su primera semana, “El Diablo metió la mano” recaudó 1.8 millones de dólares (mdd) y en total embolsó 4 mdd de los 25 que tuvo de presupuesto, lo cual significó un fracaso de taquilla. Pero no solo eso, ya que si bien hay películas que no tienen éxito en taquilla pero sí en la crítica, para Idle Hands no fue así. La página Rotten Tomatoes le dio una puntuación media de 3.4/10; Metacritic le dio una calificación de 31 sobre 100, basándose en 21 reseñas “generalmente desfavorables”, e IMDB le otorgó 6.2 de 10, no muy certero si se compara con los demás indicadores.
Como casi todas las películas de culto fracasó en su estreno, pero muchos años después la crítica le ha favorecido, sobre todo si se mira como lo que es: una «Horror Comedy».
Pese a su infortunio hace dos décadas, Devon Sawa fue nominado al Premio Saturno en el 2000 de la Academia de Ciencia Ficción, Fantasía y Películas de Horror, en la categoría “Mejor Actor Juvenil”, así como a la “Escena más grotesca” (Anton descubre a su gato lamiendo el ojo de su madre) en los Teen Choice Awards 1999.
En resumen, para su 20 aniversario, vale la pena recordar a Idle Hands porque es divertida y digna de ostentar el título “de culto”. Un cómico destripadero a cargo de una mano demoniaca, en un ambiente de romance adolescente, sensualidad y punk rock. Además, por qué no, hasta contiene un par de moralejas, a su modo y quizá involuntariamente, pero de que hay algunas enseñanzas las hay.