[Crítica]: “Nuevo Orden” de Michel Franco

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Ganadora del Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia, el estreno de esta producción mexicana en su país ha generado una gran controversia por su mirada a un futuro cercano en el que la rebelión contra la desigualdad social se manifiesta con terrible brutalidad. «Nuevo Orden» promete no pasar desapercibida.

Del director Michel Franco no debe extrañar el que una obra suya levante polémica, lo que es el sello particular de prácticamente toda su filmografía. En Daniel y Ana (2009) exploró la relación de dos hermanos con gran apego entre ambos, pero cuyos deseos más íntimos son confrontados durante un secuestro; en Después de Lucía (2012), ingresó al sórdido bullying que una adolescente sufre de parte de sus compañeros de la preparatoria; en A los ojos (2014) el drama proviene de un niño de una familia pobre que se está quedando ciego y necesita un trasplante de córneas, y que –coincidentemente- se hace amigo de un chico menesteroso; en Chronic (2015) sigue el devenir de un enfermero (Tim Roth) que al enterarse que sufre de cáncer, toma una decisión radical; y en Las hijas de Abril (2017), una madre elabora un complejo plan para quedarse con la bebé y el novio de su hija adolescente.

Viva México! Nuevo Orden de Michel Franco se lleva León de Plata en  Festival de Venecia - Escaparate
Marian (Naian González Norvind), su hermano Daniel (Diego Boneta) y su prometido Alan (Darío Yazbek Bernal), antes que su idílica vida se viera amenazada.

No es difícil discernir sobre las preferencias de un cineasta que ha encontrado en el golpe de efecto la manera de instalarse en un circuito de festivales internacionales como Cannes, Berlín o Venecia que han sucumbido a ese juego. Detrás de una aparente preocupación social, que es como sus películas ganan crédito en Europa, se disfrazan sus limitaciones narrativas y la ligereza con la que se acerca a problemáticas de las que solo le interesa explotar la cara más explosiva y visceral.

Director Michel Franco con el León de Plata ganado en el Festival de Venecia. Foto: © Stephane Cardinale – Corbis

En el caso de Nuevo Orden, esa mirada ahora se enfoca a nivel macro al pretender hacer una suerte de advertencia sobre lo que podría ocurrir en México o cualquier otro rincón de Latinoamérica de persistir las enormes brechas económicas entre ricos y pobres.

Crítica: Nuevo Orden - Cineuropa
Marian (Naian González Norvind), su actuación resulta de lo poco rescatable de la película.

Los ricos también lloran

Las primeras imágenes, con un collage que anuncia los terribles acontecimientos que se avecinan, resulta inconexo y gratuito al quedar en el aire semejante epifanía, pesadilla o anuncio apocalíptico, pareciendo más bien un tráiler que antecede a la película. Sobre la historia en sí, el matrimonio de la bella Marian (Naian González Norvind), miembro de una familia pudiente, se encuentra en el tramo final para su realización y ya los invitados y amigos se han acercado a la mansión en el exclusivo barrio de Pedregal donde tendrá lugar.

Daniel (Diego Boneta) tratando de apaciguar la furia de las masas.

La inesperada llegada de Rolando (Eligio Meléndez) cambia el festivo panorama. Su esposa trabajó muchos años para esa familia y el desesperado hombre les solicita ayuda económica para una operación urgente que ella necesita para salvar su vida. De mala gana, tanto Pilar (Patricia Bernal) como Daniel (Diego Boneta), madre y hermano de la novia, le lanzan algún dinero que resulta insuficiente para la intervención y lo conminan a retirarse.

Pero Marian se percata del asunto y censura la actitud de su familia. Decidida a completar la cantidad que Rolando necesita, desafía con no pocos disgustos a los suyos, pero al buscarlo él ya se ha retirado. Dispuesta a cumplir con lo que ella cree es un deber moral, pide a uno de sus resguardos que la acompañe en coche a dejar el dinero a casa de su antigua sirvienta.

Pero luego de salir con prisa, el alegre ágape es interrumpido por una turba de gente pobre que asalta, roba y mata ante el estupor general. Las masas indignadas se han lanzado al saqueo general en la ciudad y las fuerzas armadas se ven obligadas a tomar el poder para “mantener el orden”, deviniendo todo en un caos general.

Nuevo orden" llega a los cines, retrata lo peor que existe en la sociedad
La violencia homicida de los «pobres» contra los «ricos».

El mundo según Michel Franco

Lo que más llama la atención de esta propuesta, es como la actitud indolente de los poderosos, en la que se recalca su clasismo y degradación moral, encuentra una correspondencia al otro lado de la vereda con la representación del grupo de pobres e indignados, cuyo ingreso a la casa se asemeja más al de una invasión zombie. El alegato de éstos no es más que el de una horda criminal que mata con el cálculo de un complot muy bien preparado.

Armados y en complicidad con algunos de los guardaespaldas y sirvientes (que, obviamente, provienen de hogares humildes), estos entes caracterizados como sucios y haraposos la emprenden salvajemente contra los invitados bajo el liderazgo de cabecillas que parecen tener, además, un objetivo político radical.

Más que una reivindicación de los postergados por la sociedad, la mirada de Michel Franco confronta la evidente bajeza de esos ricos tan reprobables por su codicia como por sus vicios (varios invitados esnifan cocaína grupalmente en una escena por demás manipuladora), con la pulsión criminal de los enardecidos, cuyos cómplices entre la servidumbre deslizan no justicia sino maldad pura en sus actitudes.

Nuevo orden (2020) - Filmaffinity

De ese modo, tenemos a ricos degradados que bien merecen la muerte frente a hordas asesinas y radicales con las que no hay la menor empatía. Es pasmosa la simplificación de una pretendida respuesta social frente a la desigualdad, graficada como la alegoría del caos de un grupo de fanáticos que utiliza el color verde como su símbolo.

Al director no parece preocuparle que haya un motivo particular que desate la indignación, concentrándose más en el impacto de un brutal encuentro entre sátrapas vs criminales impacientes, lo que se desdice en la realidad con la lucha legitima por los derechos sociales que van desde la jornada de las 8 horas y el voto femenino, hasta las protestas de mayo ’68 y las primaveras latinoamericanas.

¿Advertencia o mirada de clase?

Lo que ocurre luego, con las vistas de la Ciudad de México saqueada –particularmente las tiendas de Louis Vuitton– y la corrupción de las fuerzas armadas (integradas por gente humilde) que secuestran a muchos de los hijos de familias ricas (entre ellas a la noble Marian), enviándolos a campos de reclusión donde son vejados hasta obtener de ellos un millonario rescate, es una visión sesgada y que no tiene ninguna vocación de búsqueda ni correlato con la realidad social.

Suena antojadizo como un contexto de dictadura militar es manipulado pasando por alto el horror real y los motivos que los han ocasionado en la región, siendo los mas acaudalados no los brazos del poder sino las víctimas inmediatas de la barbarie. Historia sobra al respecto en el continente para encontrar las referencias apropiadas.

Reseña - Nuevo Orden: el espectacular miedo conservador de Michel Franco |  Código Espagueti
La Ciudad de México devastada por esas hordas imaginadas desde la visión de Michel Franco.

Este festival de situaciones maniqueas en las que la mayoría se hacen acreedores a un balazo por su bajeza o nobleza, no es sino la consecuencia de una reflexión ausente de parte de su director, que empeñado en hacerse notar bajo una falsa mirada social ante “ojos europeos”, deja la película a la libre interpretación de lecturas clasistas que solo son la consecuencia de su ligereza intelectual. Nuevo Orden no cuestiona el problema estructural frente a la desigualdad, solo opera como una advertencia para aquellos “acaudalados” que podrían ser víctimas de esos terribles “enardecidos”.