Festival de Cine de Venecia 2020: Selva trágica

- Por

La nueva película de la mexicana Yulene Olaizola llegó a la Mostra prometiendo animar la competencia de la sección Orizzonti. Su mirada, que propone un acercamiento al género de aventuras con un sentido surreal que se apodera progresivamente de la historia, no decepcionó en absoluto y Selva Trágica se hizo del premio a Mejor Directora por el Jurado de la Crítica Independiente. Esta semana fue presentada en Horizontes Latinos, apartado del Festival de San Sebastián.

Sobre la autora

Desde su auspicioso debut con Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo (2008) (ganador del premio Ariel y de festivales como Fribourg, BAFICI y Lima), Yulene Olaizola manifestaba no sentirse muy afín con el documental a pesar de lograr un retrato de su propia abuela -con una delgada línea entre realidad y ficción-, embebido en los géneros para auscultar imaginativamente en su memoria.

Su celebrada Ópera Prima la puso en los ojos de la cinefilia, viviendo la presión de aquellos que le demandaban una obra maestra en cada nueva creación, cuando la cineasta estaba realmente en una búsqueda en la que fue pasando por proyectos de transición y otros en los que volcó progresivamente su natural vocación por el delirio al alimón con Rubén Imaz, su socio y pareja, con quien ha escrito y producido esta película que es toda una reinterpretación del género de aventuras.

SELVA TRÁGICA, PELÍCULA MEXICANA DE YULENE OLAIZOLA COMPETIRÁ EN FESTIVAL  DE VENECIA. – Prensaescenario
La modelo beliceña Indira Andrewin es la perturbadora Agnes.

Una historia de hondas raíces

En ese sentido, definir a Selva Trágica como un remake de La selva de fuego (1945) de Fernando de Fuentes sería inexacto, cuando en realidad Olaizola ha tomado prestado el escenario de la jungla fronteriza entre México y Belice de aquel filme, apartándose de un melodrama al servicio de estrellas del cine de oro como Arturo de Córdova y Dolores del Río, para construir sobre las penurias de un campamento de recolectores de chicle de árbol, una manifestación simbólica que comienza a minar la capacidad de supervivencia del grupo.

Selva Trágica - SensaCine.com.mx

En ese territorio hostil de 1920, los arquetipos en base a galán y doncella en peligro se rompen radicalmente. De una fuga de esclavos desde Honduras Británica (el nombre de Belice en aquella época), Agnes (Indira Andrewin) es la única sobreviviente y termina internada en territorio mexicano, siendo perseguida implacablemente por un terrateniente y sus mercenarios, pero encuentra refugio junto a los rudos peones mexicas.

Desde las imágenes iniciales con la faena de los trabajadores en la jungla agreste y la voz en off de uno de ellos dejando un funesto adagio sobre los peligros de aquella zona, la figura de la muchacha es deconstruida como un objeto de deseo portador de una inocencia que se va diluyendo para encarnar, poco a poco, a una figura que sublima los miedos, inseguridades y apetitos salvajes de cada quien.

SELVA TRÁGICA, PELÍCULA MEXICANA DE YULENE OLAIZOLA COMPETIRÁ EN FESTIVAL  DE VENECIA. – Prensaescenario

El llamado de la selva

En esa medida, la perturbadora presencia de la protagonista, cuyo parecido con Ajita Wilson, reina del Blacxploitation y sobreviviente a las afiebradas pulsiones de hombres perversos en junglas ignotas, parece un sutil saludo al cinema trash desde una clave simbólica que ingresa bajo la piel de los rudos peones como si se tratara de un virus que delata sus debilidades desde sus deseos ocultos, anteponiéndose a toda moralidad y código que los reglamenta.

Selva trágica, filme mexicano compite en Festival de Cine de Venecia

Así, Agnes (cordero en inglés) termina siendo un espíritu de inocencia que se diluye para pasar a ser una suerte de llamado salvaje. Su presencia icónica se va desplazando en la trama para pasar a ser una observadora, cediendo el peso dramático a sus compañeros, bajo cuyo influjo son presa de la ambición y deseos básicos que terminan por hacerlos vulnerables en esa selva que creen dominar.

El dilema y las contradicciones de los hombres evocan por momentos a los de los protagonistas de El tesoro de la sierra madre (1948) de John Huston, mientras que el ambiente denso y degradado encuentra reflejos en La Choca (1974) de Emilio “el indio” Fernández; teniendo también referencias a La muerte en este jardín (1956) de Luis Buñuel y Aguirre, la ira de Dios (1972) de Werner Herzog por la alusión a lo surreal y delirante, e incluso a Sorcerer (1977) de William Friedkin por la lograda atmósfera sonora a partir de la música etérea y punzante de Alejandro Otaola.

Actriz Indira Andrewin y directora Yulene Olaizola tras la presentación de «Selva Trágica» en La Biennale di Venezia.

Selva trágica reinterpreta y le asigna una nueva significación a un clásico mexicano para madurar la experiencia de su directora en el dominio de los géneros, siendo su carga simbólica fluida y sutil en ese maridaje en el que la sordidez de lo vivido encuentra refugio en las alucinadas visiones a partir de un personaje que va más allá de ser una figura física, y del que perdemos la certeza de si es real o no para dejar testimonio de una nueva femineidad en el cierre que le hace un guiño a la versión original. Es, sin duda, uno de los títulos más destacados de la sección Orizzonti.     

* La película obtuvo el Bisato D’Oro a Mejor Dirección de parte del Jurado de la Crítica Independiente y el Sorriso Diverso a Mejor Película Extranjera de Interés Social durante la entrega de premios paralelos en Venecia. Actualmente participa en la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián.