“The Beatles: Get Back” (2021): entre música, amor y desgaste

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No hay nada sobre The Beatles que no se haya dicho ya. Su incalculable aporte a la música popular ha calado profundamente en diversas generaciones, incluyendo a quien les escribe. Desde que los descubrí a los nueve años, su música forma parte de la banda sonora de mi vida. He escuchado toda su discografía, tengo algunos de sus álbumes en vinilo, fui a ver a Paul McCartney en concierto y, por supuesto, he visto todas sus películas. ¿Mi banda favorita? Puede ser, aunque creo que, a estas alturas, para mí es algo que va más allá de esa etiqueta.

Todas las películas de The Beatles se pueden encontrar hoy en día en buena calidad… todas salvo una. En 1970 se estrenó Let It Be, documental dirigido por Michael Lindsay-Hogg que muestra los últimos días de la banda entre ensayos, grabaciones y, como cierre, el mítico concierto en la azotea. La cinta nunca tuvo un lanzamiento oficial en formato casero, por lo que solo circulaban copias no oficiales en pésima calidad. Esa fue la versión que vi durante muchos años como parte de mi fascinación por el grupo.

No fue hasta 2019 que se anunció que Peter Jackson (director de la trilogía de El Señor de los Anillos) rescataría no solo lo ya visto en la película, sino muchas horas más de metraje inédito que permanecía guardado y que sería remasterizado en la mejor calidad posible. Lo que se pensó inicialmente como un largometraje documental terminó convirtiéndose en una miniserie de tres capítulos, recientemente estrenada. En esta épica de casi ocho horas se es testigo de conversaciones de todo tono, versiones primarias de canciones y, lo más importante, del triste ocaso de una banda que sentía que ya no podía continuar.

The Beatles
Fuente: Disney+

The Beatles: Get Back es, en esencia, una historia de amor. Cuatro amigos cuya pasión por hacer música juntos los llevó a la cima del mundo, y cuya permanencia ahí empezó a marcar sus diferencias. La llama del amor se va apagando y cada uno toma una posición respecto a si mantenerla viva o apagarla lo antes posible. Las puertas al lado más vulnerable de la banda se abren y, aunque ya se sepa el desenlace, el trayecto no deja de estar lleno de emociones.

En un momento de la tercera parte, Lindsay-Hogg expresa su preocupación al sentir que lo que ha grabado no tiene una narrativa. Ahí es cuando Jackson, cincuenta y dos años después, le da una mano. El cineasta neozelandés ha hilado todo de un modo que se sienta como una gran historia contada en tres actos: un grupo de protagonistas con un objetivo, obstáculos por superar y personajes secundarios que ayudan o dificultan el camino. Una realidad tan sorprendente que no solo supera a la ficción, sino que también refleja una experiencia que cualquiera podría afrontar.

Cuando se trata de artistas de un calibre como ellos, es fácil mitificar el proceso creativo. No obstante, a medida que todo avanza, se nota que la dinámica de The Beatles como banda no era tan distinta a la de cualquier otra agrupación. Es una desmitificación que muestra a un McCartney perfeccionista, un Lennon suelto de huesos que disfrutaba divirtiéndose con su música, un Harrison siempre dispuesto tanto a aportar como a reclamar cuando lo creía necesario, y un Starr que simplemente quería pasar el rato con sus amigos. Todo aquel que ha estado en una banda de rock conoce esas actitudes, y es fácil empatizar con uno u otro.

The Beatles
Fuente: Disney+

A todo esto, incluso habiendo tantos elogios más que podría mencionar, hay un gran y evidente problema: no es algo que pueda recomendarse tan abiertamente. Get Back pone a prueba constantemente la paciencia del espectador, y solo quien sea muy fanático saldrá airoso. No está hecho para el disfrute masivo, lo cual es curioso considerando que lo distribuye Disney. Eso me apena, ya que me encantaría que todo el mundo lo disfrutara tanto como quienes amamos al grupo lo hemos hecho.

En conclusión, con Get Back no tengo tanto una opinión concreta como sensaciones. Es un viaje en el que el tiempo es ese enemigo implacable que marchita todo a su paso. La impotencia de que no haya solución deja a la banda más grande de la historia mirando con cierto recelo su crepúsculo, conscientes del legado que dejan atrás y que tendrá que continuar por rutas separadas. Me reí, me conmoví y, por supuesto, disfruté de tan bella música. Gracias, Peter Jackson, por este maravilloso regalo.