The Batman, y la necesidad de ir a terapia.
¿Qué tanto te afectaría ver a tus padres morir asesinados de niño, y vivir prácticamente solo toda tu vida? Crecerías echándole la culpa a todos, odiando a todos, y tratando de buscar algún pasatiempo en el que puedas desfogar toda esa ira contenida. Ese es el Batman de Matt Reeves ha construído en esta nueva entrega del caballero de la noche.
Protagonizado por Robert Pattinson, un Bruce Wayne atormentado por su pasado, cargando aún el peso del trauma de niño, en la versión más oscura que hemos visto hasta el momento, que dedica su tiempo a combatir el crimen como una especie de terapia. Pero su principal motivación no es el hacer el bien, no busca la paz mundial. Él busca venganza.
Reeves nos aleja del Bruce Wayne que conocíamos. Ya no es el guapo y cotizado millonario que podría aparecer en la portada de los “Solteros más sexys del año”. Ahora es un adulto solitario y depresivo que busca limpiar la ciudad por la fuerza, que prefiere causa miedo que respeto y admiración.
Este Batman no utiliza la tecnología para sus casos, sino la intuición como los clásicos detectives del cine negro, que nos recuerda a películas como The Big Sleep, Night Moves o Laura de Otto Preminger, o referencias más cercanas, Seven o Zodiac de Fincher, intentando descrifrar pistas solo con observación e inteligencia, como en la saga Arkham de playstation.
La notable fotografía lúgubre de Greig Fraser, la música melancólica y los escenarios góticos combinan perfectamente con la historia. Vemos una Ciudad Gótica realmente gótica, que parece haber perdido toda esperanza y condenada a la destrucción.
¿Los villanos opacaron al héroe?
Si bien no tenemos a un Batman como personaje principal que resalta en la pantalla, esto se debe a lo bien construidos que están los villanos. Paul Dano está increíble como Acertijo. Zoë Kravitz como Zelina/Catwoman, y Colin Farrell como el Pinguino completan este imponente reparto.
No hay importantes secuelas de acción, salvo las excesivas golpizas que el caballero de la noche les da a los delincuentes. Ahí realmente deja ver la ira contenida y su necesidad de ir a terapia. The Batman funciona como un todo.
Tal vez lo único que podría criticar es su larga duración (3 horas), donde fácilmente podría reducirse a media hora. Afortunadamente su narración nunca decae en su ritmo, todo lo contrario, nos sumerge para acompañar a Batman en la búsqueda de justicia, verdad y venganza.
Aunque es un personaje llevado al cine muchas veces, es un placer poder ver una nueva lectura más lógica y sincera para un personaje tan misterioso, más humano y menos superhéroe, que de eso hemos visto casi nada. Tal vez eso pueda alejar a los fanáticos que esperan ver la emoción y solemnidad de las películas de Marvel, pero atraerá a los que extrañaban ver a un Batman que haga honor a su nombre.