“Bad Milo”: los peligros de mezclar el estrés con el excremento
El ciempiés humano 2 (2011) nos enseñó lo escatológico y lo sangriento que puede llegar a ser el cine de horror, usando el excremento como un recurso (o como pretexto) para incomodar al espectador. Por el contrario, hay cintas que a través del mismo elemento han generado un sinfín de carcajadas al enfocarse en la comedia, como Bad Milo (2013), del director Jacob Vaughan.
Duncan (Ken Marino) es un hombre que pasa por la crisis de la mediana edad lo que, sumado a su familia disfuncional y a su trabajo extenuante, le generan enormes malestares estomacales. Por fortuna para él, todo ese enojó y ese estrés logra materializarse en un pequeño monstruo, el cual sale expulsado de su ano cada vez que busca vengarse de todo aquel que lo hace enfadar.
Bad Milo es una comedia independiente de terror que no necesita de muchos recursos para lograr su único y principal cometido: hacer reír. Un objetivo que consigue al valerse de una historia sencilla, personajes graciosos, situaciones inverosímiles y un pequeño monstruo realizado a base de efectos prácticos.
Como dijimos, la historia sigue a un hombre incapaz de lidiar con su vida, alguien que no ha aprendido a decir un “no” como respuesta y, por ende, acepta trabajos y responsabilidades que no le corresponden. Esto da como resultado a alguien con enormes inseguridades y estrés.
Y claro, si algo nos ha enseñado el cine de terror es que nunca es bueno dejar que el estrés y las inseguridades se acumulen. No por nada el psicópata casi siempre termina siendo “el nerd” del grupo, el hombre o la mujer maltratados durante años o cualquier persona que un día le dijo a la sociedad “basta, no más”.
La diferencia es que mientras este tipo de personajes suelen usar máscaras, motosierras, machetes o cuchillos para asesinar a quienes les hicieron daño, el caso de Duncan es especial, ya que él se vale de una pequeña criatura llamada Milo ―una especia de ulcera con vida propia― para vengarse de todos los que de una u otra forma hacen de su vida un infierno.
Cabe decir que pese a lo ridícula de su premisa, Bad Milo es una excelente comedia de serie B que con lo poco que tiene consigue crear demasiado, pues es una película que no se toma en serio, lo que le permite contar con las libertades necesarias para mostrar una historia que, en otros casos, sería absurda.
Así, el filme está lleno de situaciones ridículas, sí, pero en extremo hilarantes, sobre todo en lo que respecta a los brutales asesinatos y a la “relación sentimental” que mantienen el protagonista y la pequeña criatura psicópata.
Esto último es lo más interesante de la comedia, pues al decir “relación sentimental” no nos referimos únicamente al lazo de sangre (excremento) que existe entre Duncan y Milo (incluyendo la forma tan peculiar en la que el segundo entra o sale del cuerpo del primero). Al contrario, pues conforme avanza la trama entre los dos, se va formando una especie de amor y de comprensión, lo cual ayuda a ambos a superar los obstáculos en sus vidas.
Es por esto que Bad Milo tampoco es una simple y burda comedia, pues en el fondo tiene un ligero pero contundente mensaje sobre la importancia de tener la fuerza y la seguridad para tomar decisiones propias. Sin embargo, también es una cinta que puede tomarse como eso, una comedia hecha para reír durante una hora y media… y aun así es una más que grata sorpresa.