“Ladronas de almas”: ¡Zombis en la Independencia de México!
En México, el género zombi suele ser muy bien visto y consumido, e incluso hay cintas nacionales que son catalogadas como “obras de culto” dentro del país por sus tramas tanto chuscas como envolventes; ejemplo de ello son Santo vs los zombis (1962), Cementerio del Terror (1985) e incluso la coproducción hispano-italo-mexicana La invasión de los zombis atómicos (1980), que si bien fue dirigida por Umberto Lenzi, la participación del actor mexicano Hugo Stiglitz la convierte en una de las consentidas dentro de estas tierras.
Sin embargo, en épocas más recientes nos encontramos con una película que resulta ser una mezcla interesante de varias leyendas mexicanas: Ladronas de almas (2015). En ella se le presentan al espectador varias creencias que todavía hoy en día están vigentes en varios pueblos, y que no son más que aquellos tenebrosos cuentos que se dicen alrededor de una fogata sobre haciendas embrujadas, dinero maldito, muertos vivientes y hasta brujería; eso sí, agregando unos cuantos zombis.
En esta película de Juan Antonio de la Riva, se nos presenta la historia de una familia mexicana que vive resguardada en su hacienda mientras sufren los estragos de la Independencia de México. Sin embargo, a su hogar llegará un grupo de insurgentes en busca de posada, aunque todo parece indicar que estos personajes tienen un plan más siniestro entre manos para sus anfitriones; no obstante, quizá sean ellos los que deberían cuidarse de los oscuros secretos que se esconden en la hacienda.
Comencemos por decir los puntos fuertes de la película: Para empezar, la historia muestra la desolación tanto anímica como económica que incluso las familias acaudaladas en el México de 1815 (época en que sucede la cinta) sufrieron a causa de la Independencia, pues mediante una enorme, aislada y casi derruida hacienda, la soledad que este filme presenta es por demás sofocante y creíble, lo que convierte a dicha locación no sólo en un escenario, sino en un personaje más de la cinta, cosa que es difícil de conseguir en un filme no ya mexicano, sino de terror en general.
Asimismo, la narrativa de la cinta resulta interesante, pues si bien el verdadero secreto de la película podría adivinarse desde los primeros 20 minutos de la misma, la forma en que la presenta pero, sobre todo, los elementos de los que se vale para ello, fácilmente mantienen entretenido al espectador pero, ¿de qué elementos hablamos? De nada más y nada menos que las leyendas sobre “aparecidos”, lugares embrujados, muertos vivientes y dinero fantasmal.
Estos son, precisamente, el mayor punto a favor de la cinta, pues si bien es una película que no llega a dar miedo en sí, sí la convierten en un producto casi nostálgico para aquellos amantes de las leyendas y las creencias de los pueblos, pues valiéndose de los elementos ya mencionados, logra hacer uso de las creencias para generar una historia que si bien se va desarrollando como algo sobrenatural, termina por tener una explicación de cierta forma “racional” que, irónicamente, tiene algo de espectral en ella y que es el punto central de la cinta: zombis.
Llegados a este punto cabe advertir a los amantes de los no muertos que en Ladronas de Almas no encontrarán masacres ni mucho menos hordas al estilo George A. Romero, ni tampoco una gran cantidad de gore, sino una propuesta de cierta forma más apegada a la realidad; aunque, por supuesto y para no arruinar (tanto) el secreto, sólo diremos que esta cinta quizá sea más del agrado para los amantes de los zombis al estilo de Wes Craven en su The serpent and the Rainbow (1988) y que estén más familiarizados con el tema del vudú.
En cuanto a los puntos no tan favorables de la película, quizá el que más la afecta son las actuaciones, pues aunque la historia es buena, es difícil conectarse con alguno de los personajes que aparecen en el filme, pues si bien la ambientación y la trama son interesantes, la falta de personalidad y el nulo trasfondo en la construcción de las víctimas y villanos provocan que la película se llegue a sentir bastante ligera en el suspenso que se va creando, lo que a su vez desemboca en que los giros “inesperados” que se presentan se tornen un tanto forzados.
Aun así, Ladronas de Alamas termina siendo una propuesta interesante que vale la pena mirar en un momento de ocio.