Pólvora y gloria: el éxtasis místico en el festival pirotécnico de Tultepec
El Festival Nacional Pirotécnico de Tultepec es una celebración que nos sumerge en el ritual, el peligro y en la fascinante belleza de los fuegos artificiales. Dirigido por Viktor Jakovleski, director incluido entre los “25 nuevos rostros del cine independiente” de la Revista Filmmaker en 2015, Pólvora y gloria es una coprodución entre México y Alemania que ganó el premio a Mejor Documental en el San Francisco International Film Festival, además de los premios a Mejor Director y Mejor Documental en el Festival Fantástico de Austin. Voy en serio cuando digo que esta obra, inspirada a Jakolevski por la lectura de El laberinto de la soledad y el deseo de comprender la mentalidad mexicana en su relación con la muerte, tan diferente de su propia cultura, es la película con la mayor calidad visual que he visto en años.
El triunfo de la colaboración
Pólvora y gloria es el resultado de una colaboración entre el Festival Internacional de Cine Guanajuato, el Medienboard Berlin-Brandenburg y el Goethe-Institut México. La Residencia Artística Guanajuato-Berlín 24/7 inició en 2014 con Viktor Jakovleski, Max Zunino y Ricardo Soto como primeros becarios desarrollando sus proyectos fílmicos en otro país.
A la pregunta cómo fue que un cineasta de Berlín se acerco a la pirotecnia, Viktor recuerda su encuentro casual con un pintor en una fiesta en Berlín. El pintor, que acababa de regresar de Tultepec, le contó maravillado sobre la feria y los fuegos artificiales; en sus ojos brillaba el fuego mientras describía la belleza del evento y su combinación con el peligro. Viktor pensó que el relato era intrigante y que sonaba bastante cinematográfico como para olvidarlo.
Jakovleski llegó a Tultepec con la intención de capturar la realidad de la forma más honesta posible. Su genuino interés, aunado a su idea de comprender más que juzgar, le abrió las puertas a una comunidad deseosa de ser entendida y generó un ambiente vivencial y de sumersión que enriquece el filme.
La pasión de la gente de Tultepec, pasión que raya en lo espiritual, encuentra su par en la entrega conque Viktor y su equipo de filmación construyen un retrato de extraordinaria belleza que nos presenta, desde la mirada de un extranjero, un ritual de identidad netamente mexicano
Tultepec: el paraíso en llamas
Tres de cada cuatro residentes de Tultepec trabaja en la pirotecnia. El hecho de que los fuegos artificiales sea el sustento principal y el centro de su cultura, hace del espectáculo algo más cercano al ritual. El riesgo de sufrir un accidente trágico en cualquier momento, aumenta el placer de la celebración explosiva y atrae a turistas de todas partes del mundo. Entre las llamas se conjugan la vida y la muerte, dividiendo la película en dos ejes distintos: la técnica, construcción e instalación del festival, y la vivencia, mostrada a nosotros a través de los ojos de Santi, un niño que crece para convertirse en un artesano del fuego y que nos conducirá a lo largo de todo el festival.
Edición: ahí está el detalle
Al igual que los artesanos exhiben su virtuosismo en la elaboración del fuego, el equipo de producción de Pólvora y gloria alcanza un grado increíble de perfección técnica y, además de Viktor, es Affonso Gonçalves el principal responsable. Gonçalves, editor responsable de obras excelentes como Paterson, Only Lovers Left Alive, Carol y True Detective, realiza el prodigio de ensamblar el trabajo de casi años y hacer que parezca uno solo.
En una ronda de preguntas y respuestas del Festival Internacional de Cine Guanajuato, el director confirmó, para sorpresa de todos, que fueron tres festivales consecutivos los que se grabaron para obtener las tomas de la película. Puedes ver más de una vez Pólvora y gloria y conservar la impresión de que el metraje completo fue grabado en un sólo festival, de manera consecutiva.
Aplausos para la labor de edición, pero también para el valor que se requirió para capturar el evento desde su centro mismo, porque para conocer las sensaciones era necesario entrar al fuego. La quema es un ritual frenético, salvaje; la mayoría de las personas están ebrias y se amontonan en un espacio reducido donde los cohetes y el fuego explotan por todas partes: el resultado son de 200 a 500 personas tratadas diariamente por quemaduras y heridas que van desde los casos ligeros hasta las amputaciones o pérdida de la vista.
Casi una experiencia religiosa
Cuando los habitantes de Tultepec danzan entre el fuego y las explosiones, se entregan a las consecuencias y abrazan su destino bajo la lluvia de llamas, como si no hubiese mañana. Ese sentimiento de éxtasis es lo que desea transmitir Jakovleski y es por ello que su narrativa se centra en la impresión visual más que en el testimonio hablado.
Para Jakovleski no existe un lugar en el mundo como El Festival Nacional de Pirotecnia en Tultepec. La celebración de diez días que este pueblo mexicano dedica a San Juan de Dios, es una peregrinación espiritual y como todo lo espiritual, el éxtasis alcanzado por su práctica colinda con la locura. Ese nivel de fascinación y las emociones que despierta encuentran su sentido en la catarsis, que absuelve temporalmente de la angustia y hace olvidar las preocupaciones. La gente de Tultepec sueña con morir entre una explosión de luces, porque es probable que pocos de ellos conozcan la frase de Kurt Cobain, pero todos están de acuerdo en que es mejor arder que apagarse lentamente.