The Beguiled: de la pasión femenina a la locura

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Un miliciano herido llega a una escuela de señoritas en plena Guerra de Secesión estadounidense. Su presencia hace estragos dentro de un núcleo fundamentalmente femenino que no acostumbra al trato con hombres. La directora (Nicole Kidman), la profesora (Kirsten Dunst) y una de las alumnas (Elle Fanning), terminan involucrándose de algún modo con este sujeto (Colin Farrell). El caos se apodera de la casa cuando los sentimientos e impulsos de todos explotan y el destino los pone a elegir. En The Beguiled /La seducción (2017) nada es un juego.

La película de Sofía Coppola está basada en una novela de Thomas P. Cullinan, que ya había tenido una adaptación al cine en 1971 a cargo de Don Siegel, protagonizada por Clint Eastwood. Sin embargo, la cineasta estadounidense –que se llevó el galardón de mejor directora en el Festival de Cannes 2017 por esta obra – más allá de un simple remake, logra una visión, si se quiere, más feminista de los hechos y otorga mayor protagonismo a las mujeres de esta historia.

A lo largo del film, perfectamente ambientado en la Norteamérica de 1864, no vemos a tres mujeres desvalidas, que caen en los juegos de seducción de un militar traumatizado. En cambio, Coppola nos trae sendos personajes femeninos capaces de maquinar y orientar su sentir hacia la concreción de sus deseos.

Las mujeres en The Beguiled

En La seducción, cada una de las protagonistas goza de poder de decisión y aunque parece este hombre ser la única “pieza de deseo” que reina bajo ese techo, lo que realmente las mueve son otras experiencias. Kidman, interpreta a la señorita Martha Farnsworth, que debajo de la calma y cordura que aparenta, guarda un emocionante background que luego de unos tragos empieza a asomarse y a marear al cabo John McBurney (Farrell).

Edwina Morrow (Dunst), melancólica y desganada, encuentra en este caballero una llave para salir y va por ella. Su personaje, que pudiera parecer el más frágil, esconde la bondad pero la astucia de quien se sabe atrapada en una guerra que no siente suya. Es por su inteligencia y sensibilidad que McBurney la considera y quizá hasta se enamora de ella.

La joven Alicia (Fanning), en la flor de su adolescencia, juega a ser mujer y se divierte con el golpe hormonal que le genera un hombre atractivo. En su andar la picardía se hace regla y su fortaleza está en la simpleza con la que se atreve a actuar sin miedo a ser reprendida. Es de valorar cómo se empodera frente a quienes debe rendirle respeto.

Todo esto se desborda cuando la oscuridad del cabo McBurney sale a relucir. Un aspecto, además, que él mismo advierte desde el principio pero que, ciegas de pasión, las mujeres no quieren ver.

El ritmo de The Beguiled es lento, pero con intención. La directora va destapando de a poco los rasgos de sus personajes  y las piezas de una maqueta que nunca termina de armarse por completo. Quizá, esa es una falla. Coppola, afincada en dilatar el clímax y generar suspenso, termina por dejar a sus personajes aún vestidos en hora y media que dura la producción. Y, obviamente, es metafóricamente hablando porque al final parece que desconocemos a todas estas mujeres y quizá al que más podemos ver es al militar. Entonces, la intención de darle voz y poder a sexo femenino, se agolpa en una última fuerte escena. Sin embargo, la reflexión perdura aún después del último negro