“Cargo”, un esperanzador amor entre padre e hijo en un mundo zombi
Fue en el año 2013 cuando Ben Howling y Yolanda Ramke conmovieron al mundo con Cargo, un cortometraje de apenas siete minutos de duración que nos mostraba la historia de un padre protegiendo a su bebé de un mundo infestado de zombis. Sin embargo, en apenas unos cuantos segundos dicha obra fue capaz de crear una trama envolvente y cautivadora pero, además, llena de emoción. Ahora, después de varios años de planificación esta obra al fin pudo convertirse en película, la cual es protagonizada por Martin Freeman y, al igual que el corto, dirigida por Howling y Ramke.
Cargo nos presenta a Andy (Martin Freeman) y Kay (Susie Porter), un matrimonio que junto a su pequeño hijo deben sobrevivir a toda costa al apocalípsis zombi. Sin embargo todo se complica cuando ambos padres quedan infectados, pues luego de que Andy se ve obligado a “asesinar” a su esposa cuando ésta se convierte en zombi -y antes de que él también se transforme en uno- sólo tendrá un máximo de 48 horas para encontrar a alguien que cuide de su bebé si es que no quiere terminar por devorarlo.
La película nos presenta un panorama diferente a lo que estamos acostumbrados, pues por una parte no cae en lo visceral de mostrarnos grandes masacres humanas, pero tampoco se centra en la crítica social de dejar al descubierto que, en un apocalípsis zombi, la verdadera podredumbre no son los no muertos, sino los últimos vestigios de la humanidad dispuestos a matarse entre ellos. No, Cargo resulta un equilibrado producto que se centra entre ambos extremos, lo cual la convierte en una obra interesante y, sin embargo, monótona.
Esto ocurre debido a su trama demasiado lineal, la cual -y sobre todo si se ha visto el cortometraje- prácticamente resulta carente de sorpresas y no aporta nada nuevo a la historia vista en 2013. Sin embargo, la cinta comienza bien, pues al igual que la mayoría de filmes sobre zombis, nunca se nos explica el surgimiento de éstos; en lugar de ello se mete de lleno en la vida del matrimonio conformado de Andy y Kay.
Esto ayuda a que el conflicto principal comience enseguida, pues luego de que Kay se transforma en zombi tras haber sido mordida, tampoco pasa mucho para que Andy sea infectado y deba buscar un lugar seguro para su hijo. A raíz de esto el padre vive unas cuantas situaciones que le demuestran que el mundo se ha vuelto un lugar hostil en el que se prefiere morir y dejar morir antes que ayudar al prójimo.
En el camino Andy también encontrará a un par de personas dispuestas a ayudarlo, aunque por desgracia ninguno de estos personajes -y mucho menos las situaciones- son capaces de generar una atmósfera que envuelva por completo al espectador, pues al ser una película centrada entre el extremo de lo explícito y de lo crítico, hace que el ritmo de la trama sea invariable, es decir, difícilmente causa algún sobresalto en el espectador. Esto es porque durante toda la cinta la balanza se mantiene en medio, es decir, no hay momentos en los que se incline por lo visceral -lo cual hasta cierto punto le quita emoción-, y las pocas secuencias donde la película critica el comportamiento humano y social (en este caso lo hace hasta cierta medida con el racismo) no resultan tan fuertes como para generar un momento de conciencia…o al menos ninguno que no se nos haya presentado ya en otras cintas de este género.
Esto no quiere decir que si una cinta de este género no presenta escenas gore o constantes secuencias llenas de adrenalina sea mala, pues tomemos por ejemplo a la película de bajo presupuesto The Battery (2012), del director Jeremy Gardner, quien logró crear una película de zombis prácticamente sin zombis, y en vez de ello prefirió enfocarse en una historia más envolvente con personajes cuyo trasfondo y problemas existenciales son más interesantes que ver hordas de no muertos devorando humanos. Gardner consiguió esto al darle un mayor peso a la trama que a lo visual, cosa que Howling y Ramke prefirieron mantener en equilibrio con su propia película, lo cual, y como ya dijimos antes, no es malo, pero ocasiona que por esta vez la cinta se sienta bastante plana.
Aun así este filme podría resultar muy emotivo para el público que, más que ver descuartizamientos y canibalismo, prefieren mirar una historia diferente e incluso tierna; pero para el otro sector que espera gore y acción, la cinta podría llegar a ser aburrida. En resumen, Cargo es una propuesta interesante y entretenida, pero que ni aún con sus casi dos horas de duración logra generar el mismo impacto, conmoción y esperanza que sí consiguió el cortometraje de menos de 10 minutos.
Te presentamos el trailer de la cinta, así como el cortometraje que dio origen a la misma:
Trailer:
Cortometraje: