“Glass”, la conclusión de una nueva era de superhéroes
Cuando M. Night Shyamalan estrenó Unbreakable (El protegido, 2000), la humanidad fue testigo de un nuevo nacimiento de superhéroes y villanos; por ello, cuando años más tarde se lanzó Split (Fragmentado, 2016), el director paralizó a las masas cinéfilas y a los fanáticos de los cómics al revelar que ambas historias estaban conectadas. Ahora, este cineasta decide cerrar no sólo una trilogía, sino también un ciclo con Glass (2019), una cinta que llega para convertirse en una perfecta conclusión de la saga.
David Dunn (Bruce Willis), Elijah Price (Samuel L. Jackson) y Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) han sido encerrados en el mismo psiquiátrico, donde la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson) sólo tiene unos cuantos días para curarlos de la enfermedad que les hace creer que tienen habilidades especiales. Sin embargo, cuando los alter egos conocidos como La horda y Mr. Glass se unan, será el turno del Protector para detener a ambos villanos, una lucha que podría demostrarle al mundo que los superhéroes existen.
Glass cuenta una emocionante y trepidante historia de superhéroes –enfocándose más en lo narrativo que en la acción- además de hacer un gran homenaje al mundo del cómic. Esto sucede porque la trama no deja de explicar cómo es que las historietas abordan el surgimiento, la evolución y el declive de héroes, villanos y antihéroes; figuras que aquí son representadas por David Dunn, Elijah Price y Kevin Wendell Krumb… o si se prefiere: el Protector, Mr. Glass y La horda/La bestia.
Sin embargo deben saber que no estamos ante una película convencional de superhéroes y villanos, sino más bien frente a una visión más sobria y lúcida de cómo serían estos personajes en la vida real.
Esto se debe a que las principales batallas no ocurren como enfrentamientos físicos (ni mucho menos con grandes efectos especiales), sino mediante luchas internas que van desde lo moral hasta lo existencial entre los protagonistas, pues estos deben pelear por seguir creyendo en sí mismos o sucumbir ante el mundo real y las leyes físicas y lógicas que lo rigen.
Por ello, una de las partes más emocionantes de la cinta es cuando las extraordinarias habilidades de los tres son puestas en duda mediante explicaciones bastante coherentes y razonables, un hecho que anímicamente desestabiliza a Dunn y Elijah, pero sobre todo a La horda, pues al ser este último el que está convencido de ser la evolución final del ser humano, es casi desolador mirar cómo las 23 personalidades de Kevin se derrumban poco a poco.
Estos elementos generan que la historia se torne más allegada a la realidad que a la ficción, pues los superhéroes de Shyamalan son sumamente interesantes por cuanto más humanos son. Sin embargo y debido a que la película sigue el formato de cómic, tampoco quedan fuera los elementos ficticios, mismos que se presentan usando la fórmula de héroes y villanos de historietas, así como la inclusión de sus “kryptonitas” y, obviamente, diversas revelaciones inesperadas.
De esta forma y parafraseando a Mr. Glass, “el superhéroe tiene dos clases de villanos: el que lo desafía físicamente más que cualquier otro; y el segundo, más importante y peligroso aún, aquel que lo reta mentalmente, el que pone a prueba su inteligencia y su resistencia mental”.
Lo primero de esto queda demostrado en los enfrentamientos de David con La bestia, quien representa su máxima prueba física, mientras que su verdadero némesis está encarnado en Mr. Glass, pues como vimos en Unbreakable, es la única y verdadera mente maestra. Así, podríamos decir que en el primer caso se trata de «Superman vs Doomsday», mientras que en el segundo es «Superman vs Lex Luthor», por poner sólo un ejemplo.
Llegados a este punto hemos de decir que quienes hayan esperado mirar una película llena de increíbles batallas entre David Dunn y La bestia, quizá terminen un tanto decepcionados, pues las peleas que ocurren entre estos dos súper humanos además de breves, tampoco dan la oportunidad de que ambos liberen todo su poder y su furia. Ahora, con esto no estamos diciendo que los enfrentamientos sean aburridos, pues al contrario, son sumamente emocionantes al mirar cómo estos hombres miden su descomunal fuerza; al igual que mientras uno lucha para demostrar su superioridad, el otro lo hace para proteger a sus semejantes.
Es decir, aunque el Protector y La bestia se enfrentan en peleas disfrutables e interesantes, estas quizá pudieron ser un poco mejor si su duración fuera mayor y donde ambos llevaran sus habilidades al máximo. Por ello, aunque se entiende el rumbo diferente que la película toma respecto a estos personajes, tal vez un poco más de acción no habría sido malo (aunque no indispensable), después de todo, uno de los atractivos era ver pelear a estos dos sujetos.
Por supuesto no nos referimos a una acción que muestre a tipos sacando rayos láser por los ojos, o a otros que al haber sido mordidos por un insecto o estar expuestos a radiaciones adquieran súper poderes, ni mucho menos a la clase de millonarios que tienen la capacidad de fabricarse trajes increíbles o salen a combatir el crimen por las noches; no, sino que nos referimos a una acción que simple y sencillamente nos hubiera demostrado un poco más la descomunal fuerza del Protector y La bestia, sólo eso y nada más.
Sin embargo esto es contrarrestado de una manera aún mejor gracias a la aparición del verdadero villano, es decir, de Elijah Price y su alter ego Mr. Glass, pues como dijimos, su inteligencia y sus métodos son los que representan el verdadero peligro y los mayores retos. Además, es gracias a este personaje que hacen apariciones las ya clásicas revelaciones en la trama a las que Shyamalan nos tiene más que acostumbrados.
De igual forma, todo el metraje está plasmado de significativos guiños -¡e incluso diálogos!- que van desde la vestimenta de los personajes hasta el mencionar ciertas situaciones que hacen alusión a Unbreakable y a Split; claro está que la unión de estos hechos es lo que provoca que esta tercera película (aun sin ser la mejor de las tres) se sienta como un buen cierre para la trilogía, pues la cinta se encarga de cerrar cabos sueltos y responder a la cuestión de por qué y cómo es que Dunn, Elijah y Kevin terminaron encontrándose pero, sobre todo, por qué en el mundo sólo hay tres personas con habilidades especiales.
Por otro lado un fallo de la película es que si bien se retoman los papeles de Casey (Anya Taylor-Joy), Joseph (Spencer Treat Clark) y la madre de Elijah (Charlayne Woodard), el único que llega a sobresalir es el hijo de David –quien funge como una especie de Alfred auxiliando a su amo Batman-, pues aunque la participación de Taylor-Joy y de Woodard son buenas y ayudan a que la historia fluya, su tiempo en pantalla es poco tomando en cuenta la forma en que afectan a los demás personajes, sobre todo a Kevin.
Asimismo se debe reconocer la actuación de James McAvoy, quien da vida a nada más y nada menos que a 20 personajes distintos, entregando una participación digna de aplausos y reconocimientos, pues es increíble la forma en que de un segundo a otro cambia su forma de caminar, de hablar y hasta de gesticular. Aun así la mayoría de estas personalidades sólo aparecen brevemente y en muchos casos sólo una vez, así que no habría estado de más profundizar un poco en otros personajes fuera de Patricia, Hedwig, Barry y Dennis.
Por otro lado, algo que se agradece sobre manera es que en esta ocasión las personalidades se alejan de «la luz» para que podamos apreciar al verdadero Kevin durante un poco más de tiempo.
Ahora, a pesar de estos pequeños «tropiezos» el final de la película no pierde fuerza gracias a las revelaciones que ocurren en las últimas secuencias, pues éstas provocan un impacto y una sorpresa tal, que fácilmente pueden ser catalogados como algunos de los mejores plot twist que Shyamalan ha creado en sus historias pero, más importante aún, es que éstos consiguen conectar varios hechos con los que Glass se convierte en un gran y redondo cierre para esta trilogía. Además de contener un final por demás brutal y no muy convencional respecto a este género.
En resumen, vista desde una apreciación por demás simplista, para algunos esta cinta podría parecer una obra que para ser una película de superhéroes carece de acción, pues no se apega (y no tiene por qué hacerlo) a los parámetros que películas como las de Marvel o DC nos tienen acostumbrados.
Sin embargo esto no es un problema tomando en cuenta que Glass es una visión totalmente diferente de estos personajes, pues su objetivo es acercarlos más a la realidad que a la ficción, lo que se convierte en la mayor fortaleza de la cinta al presentarnos a una especie de «super humanos» con habilidades extraordinarias, sí, pero aún así imperfectos y limitados.
Además, los últimos giros finales de trama y la revelación de ciertos secretos –así como la forma en que se conecta con Unbreakable y Split– la convierten en una obra cinematográfica emocionante, sorpresiva y, por qué no, de las más “shyamalanezcamente” completas. Etzéteda.