«Peaky Blinders», honor, pandillas, violencia y navajas de afeitar
Sea fiel o no la historia real, Peaky Blinders se ha convertido en una de las series más exitosas del momento, y no es para menos, pues este producto de la BBC creado por Steven Knight y protagonizado por Cillian Murphy, Paul Anderson y Helen McCrory (e incluso con participaciones especiales de Sam Neill, Tom Hardy y Adrien Brody) contiene todo lo necesario para ser un gran serial sobre los bajos mundos: drogas, sexo, violencia, armas, peleas, apuestas clandestinas, pandillas, gánsteres y, por supuesto, una gran trama.
La historia nos transporta al Birmingham de los años 20, donde vemos a los hermanos Thomas y Arthur Shelby (Murphy y Anderson, respectivamente), líderes de los Peaky Blinders, la pandilla más peligrosa y brutal de la época, cometer los crímenes más crueles y despiadados con tal de tener el control de la ciudad inglesa. Sin embargo su ambición y sed de poder los lleva diariamente por un camino autodestructivo fruto de su estilo de vida lleno de violencia y corrupción, donde cada segundo es una amenaza de muerte tanto para ellos como para sus enemigos.
Según dicen las malas lenguas, durante el periodo entreguerras, Birmingham fue azotada por una pandilla que gustaba de coser navajas de afeitar entre sus boinas, las cuales usaban como armas una vez que entraban en combate. Era tanta la furia y el poder de este grupo conocido como los Peaky Blinders, que sus actos criminales terminaron por convertirlos en los delincuentes más temidos de gran parte de Europa, pues sus actividades ilegales como el contrabando y las apuestas les permitieron expandirse por casi todo el continente.
Por otro lado hay quienes defienden que el nombre dado a esta pandilla era, en realidad, el título que se les daba a todas las pandillas juveniles de aquel entonces, sobre todo porque el “Peaky” era una forma de llamar a las gorras que usaban la mayoría de ellos (aunque sin navajas). Otros defienden que sólo hubo unos verdaderos Peaky Blinders, cuya monta criminal era baja y su mayor logró fue ser una de las primeras agrupaciones de maleantes pero que no pasaban de las peleas callejeras.
Sea cual sea la verdad, Steven Knight optó por la más atractiva y quizá exagerada de las versiones, por lo cual la serie de la BBC nos presenta a Thomas Shelby, un hombre gitano que ha regresado de la guerra y cuyo espíritu atormentado por los fantasmas del combate sólo puede calmarse mediante la corrupción, la ambición y el dinero, así que junto a sus hermanos Arthur, John (Joe Cole) y los demás miembros de su pandilla incurre en las apuestas ilegales, el contrabando de licor y la protección a negocios con tal de hacerse de una gran fortuna.
Esto queda sumamente claro desde la primera temporada, donde si bien vemos a un Arthur Shelby ya establecido como el rey de Birmingham, su tanda inicial de seis capítulos -con casi una hora de duración cada uno- son más que suficientes para dejar en claro el poderío de esta pandilla y los métodos tan sucios y despiadados por los que se valen para mantener controlada a toda la ciudad.
Y aunque la temporada no ahonda tanto en el pasado de Thomas ni ninguno de sus hermanos, bastan algunos cuantos flashbacks sobre su periodo como soldado para darnos cuenta que es un hombre que ha descendido al infierno y sobrevivido a éste, por lo cual no teme enfrentarse a nadie, ni siquiera a la policía y su despiadado y rencoroso jefe Chester Campbell (Sam Neill), cuyo personaje puede llegar a ser bastante odiado al verlo convertirse de un hombre de honor a un remedo de policía carcomido por el resentimiento.
Esto último se debe no sólo al romance que surge entre Tommy y la agente Grace (Annabelle Wallis), sino también porque es en la primera temporada cuando se nos permite ver el nivel de influencia y carisma que puede llegar a tener la pandilla para familiarizarse con altos cargos del poder, lo cual los vuelve inmunes a cualquier regla escrita por sea cual sea autoridad.
Sin embargo es en la segunda temporada no sólo cuando vemos de mejor manera el odio entre Thomas y Chester, sino que es la misma relación entre estos dos lo que nos permite conocer mejor el carácter de los personajes femeninos de la serie, principalmente los de Polly Gray (Helen McCrory), tía de los Shelby; Ada Shelby (Sophie Rundle) y Lizzie Starke (Natasha O’Keeffe).
Todas ellas mujeres de alguna manera pertenecientes a la pandilla y que si bien en la primera temporada dejan en claro su fortaleza, no es sino hasta la segunda cuando deciden tomar las riendas de ciertos asuntos para demostrar que el poderío de los Blinders, así como sus negocios y estrategias, no sólo dependen de ellos, sino también de la astucia y ambición de las mujeres de su clan.
Es por ello que a raíz de esta segunda temporada y también de la tercera vemos florecer no sólo el negocio de los Shelby, sino también la manera en que progresivamente obtienen favores de altos diplomáticos y de criminales de su misma calaña, como lo es Alfie Solomons, un judío arrogante pero carismático interpretado por un asombroso Tom Hardy con quien Thomas desarrolla una especie de amistad-rivalidad, lo que le brinda a la serie grandes momentos de emoción e intriga, además de una cierta dosis de “humor violento” gracias a la participación de Hardy.
Ahora bien, y hablando de humor y violencia, es imprescindible destacar el papel de Paul Anderson como el mayor de los Shelby, Arthur, ya que desde el inicio resulta ser uno de los personajes más interesantes al ser un hombre trastornado de todas las formas posibles, pues aunque aunque carismático, es un perro de pelea incontrolable al que incluso podríamos llamar loco por momentos; más aún, pues resulta ser un sujeto tierno y leal pero al mismo tiempo alguien a quien el mismo diablo le esquivaría la mirada por temor a hacerlo enfadar.
Características como las de Arthur son las que generan ciertos sentimientos encontrados hacia todos los integrantes de los Peaky Blinders, pues a pesar de saber que son una escoria tan peligrosa y dañina, es increíble la forma en que logran ganarse el cariño del espectador para que aun a conciencia de saberlos criminales, prácticamente se ruega para que se mantengan a salvo. En pocas palabras, los Blinders son ese vicio que todos buscan dejar pero que nunca se intenta eliminar por ser tan adictivos y placenteros.
Claro está que no todo en la serie es miel sobre hojuelas para estos personajes, pues es durante parte de la tercera y toda la cuarta temporada cuando se se les hace pagar por varios de sus pecados al incluir personajes que son capaces de enfrentarlos, demostrándoles que hasta el más despiadado e impune criminal tiene cuentas que saldar y que toda acción conlleva consecuencias por más poderoso que se sea.
Este saldo de cuentas llega sobre todo en la cuarta temporada bajo la persona de Adrien Brody y su papel como un mafioso al más puro estilo italiano: elegante, con honor, tradicionalista y despiadado. De esta manera y por decirlo así, es hasta su llegada cuando la serie pone todas las cartas sobre la mesa; donde deudas de sangre se pagan con sangre y donde cada personaje recoge el fruto de sus buenos y malos actos.
Por desgracia el desenlace de la cuarta temporada podría resultar un tanto apresurado debido a ciertas acciones que resultan bastante «convenientes» para algunos protagonistas, aunque no por ello los momentos finales dejan de ser sorpresivos y emocionantes, pues además sirven como augurio de cosas mucho más grandes -y por ende más peligrosas- para los Blinders en una quinta temporada.
En pocas palabras y debido a su trama, su suspenso, su extrema violencia, así como la emoción e intriga presentes en cada capítulo, esta es una serie que en definitiva deben mirar no sólo por recomendación nuestra o porque es uno de los proyectos más interesantes de los últimos años, sino que si deben verla es simple y sencillamente, ¡por orden de los malditos Peaky Blinders!.
El preestreno de la quinta temporada se llevará a cabo de forma exclusiva el 23 de julio en el British Film Institute, por lo que su lanzamiento en televisión muy probablemente ocurra al terminar el verano. Actualmente la serie puede verse en Netflix.