“Malasaña 32”, de fantasmas españoles y tortuosos pasados
Las casas embrujadas suelen ser los lugares más interesantes para los amantes de lo paranormal pues, casi siempre, entre sus paredes, no solo se albergan fantasmas, sino también un terrible y lastimero pasado. Ejemplo de esto es la cinta española Malasaña 32, del director Albert Pintó.
Una familia se muda a un nuevo departamento en la calle Malasaña, donde esperan encontrar un mejor futuro para ellos. Por desgracia, lo único que hallan en ese lugar es una oscura y atormentada presencia que busca quedarse con el alma de sus nuevos inquilinos.
Malasaña 32 nos demuestra que no hace falta una gran producción para contar una buena historia de terror, ya que es una película que se vale de apenas unas cuantas locaciones y de una entretenida historia de fondo para erizarnos la piel. Y aunque tampoco está libre de algunos clichés del género, por fortuna estos son los menos a comparación de sus aciertos.
Su historia (inspirada en un caso real) es simple: una familia atormentada por un fantasma en su nueva casa. Nada nuevo ni innovador, ciertamente. Entonces, ¿por qué vale la pena verla?
Para empezar, la cinta nos demuestra que estas historias no ocurren únicamente en Hollywood, así que utiliza a una familia española para demostrarlo. Dicha familia está conformada por el abuelo, el padre, la madre y los hijos de estos dos últimos; un grupo cuya situación económica los obliga a soportar cualquier tipo de cosas, hasta el aceptar vivir en una tenebrosa casa.
Este es uno de los puntos fuertes de Malasaña 32, ya que logra crear una ambientación de miedo al mezclar la desesperación familiar con los eventos sobrenaturales dentro de un pequeño departamento. Por supuesto, se trata de un lugar macabro donde a simple vista se puede adivinar que algo malo se esconde entre sus paredes.
En ese sentido no hace falta esperar bastante para saber qué es “aquello” que habita junto con la familia, pues los sustos y las presencias fantasmales son elementos que afortunadamente ocurren casi desde el inicio del metraje.
Gracias a esto, el espectador puede ser partícipe y testigo de diversas secuencias de terror, que aunque no son tan impactantes como para morirse de miedo o para perder el sueño por las noches, la mayoría están bien manejadas respecto a la dosis de suspenso y de miedo. Claro, esto no quiere decir que el filme no contenga algún que otro susto de sobresalto bastante grato.
Por fortuna, estos últimos no son el elemento principal de Malasaña 32, ya que como dijimos antes, también se vale de una desgarradora historia de fondo que resulta lo más impactante de la cinta.
Claro, dicha revelación se hace en los momentos finales de la trama, lo que sumado a una que otra escena inesperada, hacen que el filme se torne bastante sorpresivo en sus últimos minutos.
Asimismo, la película no tiene muchos «peros» al tratarse de una propuesta simple y comercial que busca asustar al espectador de forma sencilla. Es por esto que a pesar de ser un poco más larga de lo que debería y de contener varios clichés que ya no son sorpresivos, logra su propósito de causar un poco de miedo durante algo más de hora y media.