«In the Earth»: Ben Wheatley se inspira en la pandemia para su nueva película
Como era inevitable, el cine ha volteador a mirar la pandemia en busca de inspiración. En ella, Sam Levinson encontró una historia de desamor y descubrimiento personal; y Michael Bay, para no variar, apeló al lado más sensacionalista para especular y aprovecharse del miedo de la gente. Ben Wheatley, aclamado (y a veces también criticado) cineasta británico, hizo lo propio con In the Earth (2021), una cinta de terror que, en cierta medida, encierra en su enredada trama trazos de la emergencia sanitaria que ha afectado a la humanidad desde el año pasado. Desafortunadamente, como la mayoría que lo intentaron ya, Wheatley no consigue hacer de las limitaciones a las que se enfrentó, ni del tema en cuestión, algo que juegue a su favor.
Martin (Joel Fry) es un científico enviado a una zona forestal del Reino Unido para continuar los estudios de la Dra. Olivia Wendle (Hayley Squires), su colega y expareja; Alma (Ellora Torchia), la guía que lo acompaña en la travesía, le revela que la doctora no ha sido vista en meses. Adentrados en el bosque, los dos son objetos de un misterioso ataque, el cual los deja desamparados en medio de la nada. Afortunadamente, un misterioso hombre llamado Zach (Reece Shearsmith) aparece para asistirlos; sin embargo, sus intenciones están lejos de velar por su bienestar. En breve, Martin y Alma descubren que una presencia sobrenatural podría ser la razón de las extrañas ocurrencias que han vivido en el bosque.
Wheatley no ha tenido lo que se podría decir un último año memorable. Como todo el mundo, el británico ha tenido que enfrentar la pandemia, pero también el frío recibimiento de Rebeca (Rebecca, 2020), una nueva adaptación de la novela de Daphne du Maurier, que Alfred Hitchcock llevó por primera vez de forma célebre en los 40. Inesperadamente, fue durante la cuarentena que Wheatley encontró algo de consuelo y una inspiración renovada para poner en marcha su próximo proyecto. Filmada en agosto del 2020, In the Earth es una cinta de terror que parece recoger las nuevas fobias de una población visiblemente lastimada por lo que parecía inevitable: un ataque proveniente de la misma naturaleza. Sin embargo, el enfoque del director y guionista deja muchas dudas sobre sus intenciones narrativas.
Los fans del género y de la ciencia ficción no tardarán en encontrar ciertas similitudes con algunos títulos recientes —o uno que otro clásico— y ciertas convenciones generales del medio. Que los protagonistas se internen en un bosque nos remite inmediatamente a El Proyecto de la Bruja de la Blair (The Blair Witch Project, 1999). La muy poco sutil referencia inicial de una entidad que habita en los alrededores sugiere que, eventualmente, esta se materializará de alguna forma, aunque no cómo se esperaría. Y quizá por ello se pueda dar cierto crédito a Wheatley; al negarse a lo convencional, su más reciente película propone, inicialmente, algo inquietante e incómodo, pero que nunca termina por manifestarse en favor del relato.
Los acontecimientos de la película tienen lugar en un mundo que, al igual que el nuestro, sufre los estragos de una pandemia; los primeros minutos incluso resultarán muy familiares para todo aquel que haya ido a cualquier sitio público durante los últimos meses. Pero, conforme la trama avanza, el concepto se va tejiendo con otro fantástico y pseudocientífico; al final, nos queda una especie de Frankenstein narrativo, sin pies ni cabeza, con el que resulta imposible involucrarse. Aun así, la historia apunta a una búsqueda válida: el respeto hacia la naturaleza, algo que hemos olvidado, y que ha costado ya millones de vidas.
Wheatley incorpora una variedad de subgéneros del terror en In the Earth. Las evocaciones a El Proyecto de la Bruja de Blair pronto dan paso a las de Aniquilación (Annihilation, 2018); las sugerencias de que algo antinatural aguarda en el ambiente son constantes. El horror folclórico también se hace presente con las alusiones al ser llamado Parnag Fegg. La obsesión con los rituales paganos para honrarlo nos recuerdan a Midsommar: El Terror No Espera la Noche (Midsommar, 2019). Además, la película acomoda varios segmentos que parecen haber sido extraídos de cualquier slasher. Esta mezcla de subgéneros bien podría ser la fantasía de cualquier aficionado, pero la realidad es que ni el gore ni la mitología que se construye conducen hacia algo fascinante o espeluznante. Para el tercer acto, es todo un reto mantenerse atento al exceso de exposición y a la maraña de conexiones que Wheatley propone.
In the Earth comparte ciertas características con uno de los filmes más notables del director: A Field in England (2013). Aquella cinta de época —muy bien recibida en su momento— nos presenta a unos soldados vagando por un terreno silvestre en busca de un tesoro. Guiados por un misterioso individuo con poderes sobrenaturales, la locura no tarda en apoderarse de ellos. Pero, a diferencia de la cinta en cuestión, A Field in England consigue desconcertar al espectador con momentos tan absurdos como cómicos. Si bien ambas presumen un presupuesto mínimo, el hecho de que la anterior no se tome tan en serio a sí misma le permite desenvolver su irracional historia sin reparo alguno.
En una extraña escena de In the Earth, un personaje le reclama a otro la omisión de ciertos detalles sobre la pesadilla que están viviendo. El otro responde que lo hizo porque, de otra manera, hubiera tenido muchos problemas para procesar la información. El momento es particularmente gracioso por dos razones, una más probable que la otra: a sabiendas de su intrincado relato, Wheatley decidió burlarse de sí mismo; o quizá realmente no se percató de lo irónico que resultaba la escena, teniendo en cuenta los incontables detalles que lanza durante buena parte de la trama.
In the Earth muestra ciertos rasgos del nuevo trauma de la pandemia, pero falla rotundamente al que querer conectarlos con una historia de terror poco efectiva.