Aniquilación: lo sublime e inquitante de un universo onírico

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Aniquilación es una película estrenada en los cines de Estados Unidos y Canadá a finales de febrero y distribuida por Netflix al resto del mundo en Marzo, luego de que Paramount le vendiera los derechos internacionales en vista de que el director, Alex Garland, tuvo el valor de negarse a cambiar el resultado final de su película. El también escritor, se dio a conocer con su novela La playa (2000), que fue adaptada espantosamente por Danny Boyle, para quien también escribió los guiones de 28 días después (2002) y Sunshine (2007). A estos trabajos siguieron la adaptación de la novela Never Let me Go (2010), del ganador del nobel de literatura Kazuo Ishiguro, y la creación del guión de Dredd (2012); además de los guiones para los videojuegos Enslaved: Odyssey to the West (2010) y DmC: Devil May Cry (2013). Aunque la mayoría lo conocimos porque realizó una de las operas primas más asombrosas de los últimos años, Ex_Machina (2014), obra de ciencia ficción que ganó el Óscar a Mejores Efectos Visuales y le consiguió a Garland la nominación al Mejor Guión Original, categoría para la que también fue nominado en los BAFTA.

Con un elenco estelar mayormente femenino: Natalie Portman, Jennifer Jason Leigh, Gina Rodriguez, Tessa Thompson y Tuva Novotny, a quienes se suman Oscar Isaac y Benedict Wong, Aniquilación relata la aventura de la expedición número 12, un grupo formado por científicas, hacia una deshabitada y peligrosa región bautizada como «Área X». Por su caótica estructura, complejidad temática o su poética de la sinestesia, además de las reminiscencias a las obras de Tarkovsky o David Lynch, Aniquilación es de esas películas que fascinará a muchos y provocará el coraje de otros tantos, un filme que, estoy seguro, se convertirá en clave de la cinematografía de terror y ciencia ficción del siglo XXI.

Fuente: netflixlife.com

Comprender el significado de adaptación

La novela Aniquilación, primer parte de la trilogía «Southern Reach», se publicó en 2014, consagrando al escritor estadounidense Jeff VanderMeer como uno de los mejores autores contemporáneos de ciencia ficción. La novela, a la cual siguen los títulos Autoridad y Aceptación, es difícil de adaptar puesto que se construye desde las experiencias sinestésicas que los personajes tienen del misterio y no a partir de su trasfondo histórico personal. Esta profundización psicológico-fisiológica se apoya en el uso de la narración en primera persona, lo que dificulta su adaptación al cine. Cuando se trata de trasladar al cine narraciones en primera persona o monólogos internos, debe tenerse en cuenta la trasposición a una tercera persona por el encuadre de la fotografía (aunque nada impide que la cámara adopte la perspectiva personal, mi ejemplo favorito es Enter the Void, estos casos siguen siendo excepción en el cine).

En la literatura fantástica, acceder a la propia mirada del protagonista es importante porque así el enfoque subjetivo permite dudar de todo lo relatado. Muchos directores solucionan este problema con el uso de la voz en off, recurso que particularmente detesto (y razón por la que abandoné Mr. Robot) por parecerme muy literario; además de poco ingenioso, cansado y monótono. Para dar a la película ese tono de subjetividad que nos hiciera cuestionar la verosimilitud, Garland nos cuenta los acontecimientos desde el recuerdo de una perturbada protagonista que bien podría ocultar o modificar la información, en una movida similar a la de la primera temporada de True Detective. Por fortuna el cineasta entiende el significado de adaptación y olvida cualquier pretensión de copiar las letras a la pantalla, tomando el centro emocional y filosófico del texto original para construir su propia versión en factor de lo que necesita su filme.

Igualmente acertada es la decisión de descomponer la historia en fragmentos confusos, rompiendo con la temporalidad convencional al intercalar los distintos instantes cronológicos en una narrativa que se desarrolla como una red o espiral y no como una línea recta. Este caótico rompecabezas fragmentario que se desprende de las memorias de una Natalie Portman, que está bien sin ser genial, con su percepción del tiempo-espacio alteradas por el Área X, es tan poco o menos confiable que el de la novela, por lo que Aniquilación no abandona nunca el terreno de lo onírico y lo fantasioso.

Fuente: notodoanimacion.es

Lo sublime inquietante: surrealismo y psicodelia

Aniquilación aspira a la categoría del sublime grotesco que describía el “manifiesto no oficial” del románticismo francés, El Prefacio a Cromwell de Víctor Hugo, hace casi 200 años. A cuentas muy resumidas, aquel texto defendía al drama como forma teatral que disolvía en un género la tragedia y comedia clásicas, pero también impulsaba una tendencia artística que buscaba constantemente conjugar la belleza y la fealdad en una misma obra, entendiendo que la una habitaba siempre a la otra: las dicotomías del mundo son más bien complementos. Los poetas malditos son el mejor ejemplo tal ideal y Baudelaire es algo así como el máximo representante con “Una carroña”, poema que personalmente considero el himno a lo sublime grotesco. Es evidente que la poética sublime grotesca debe ser re-interpretada. El nacimiento, desarrollo y perfeccionamiento del cine, la proliferación de vanguardias artísticas, el auge del psicoanálisis, el existencialismo y la psicodelia, son eventos ocurridos en el siglo XX que modificaron la forma en que entendemos el arte. 

Todo ello confluyen en la nueva película de Garland. En un ambiente onírico que sólo podría construir el cine, con elementos poéticos de gran belleza como el faro, la playa y el cielo cubierto de estrellas; los personajes deben enfrentarse a sus propios fantasmas, al tiempo que descubren criaturas imposibles como un horrible oso que, al abrir su boca, emite los gritos de auxilio de sus víctimas. El trabajo fotográfico y de efectos visuales, complementado a la perfección con la banda sonora de Geoff Barrow, productor y miembro de Portishead que también se hizo cargo del soundtrack de Ex_Machina, es tan asombroso que uno se descubre al mismo tiempo hipnotizado por las figuras humanas convertidas en rosales, aterrorizado por el oso e intrigado ante ese aleph fractal que se planta frente a nuestra protagonista en el clímax de la psicodelia y el misticismo en el filme.

Fuente: imdb.com

El Área X: espacio, organismo y protagonista

A la ruptura con una cronología lineal hay que sumar la alternancia entre dos espacios distintos, uno de los cuales es bastante complicado de entender. Aniquilación discurre entre las escenas ocurridas dentro de las instalaciones científicas instaladas fuera del Área X y lo que sucede dentro del lugar. El primer lugar, el interior, es una zona muerta y por lo tanto un espacio de control. Un sitio donde no hay organismos ajenos al ser humano, sólo paredes, computadoras, monitores médicos: en resumidas cuentas cultura. El Área X es otro asunto: ahí reina lo salvaje, es un espacio abierto, vivo, lleno de organismos que el hombre no comprende. Pero el Área X se revela cada vez más compleja: las leyes físicas de la naturaleza son distintas a las conocidas y con ello también los procesos mentales; el espacio es más parecido a un organismo vivo, a una sustancia o virus, que modifica nuestra memoria, así como nuestra percepción del tiempo, disolviendo la psique con el lugar así como se disuelve todo el ADN que lo habita.

Fuente: whereyouwatch.com

Imposible no pensar, de hecho es lo primero que sale a tema, en la triple influencia de Solaris que encontramos en Aniquilación. ¿Por qué hablo de triple influencia? Porque debemos de reconocer las tres instancias a las que hacemos referencia cuando decimos «Solaris». La mayoría de las críticas o comentarios aluden solamente a la película que Tarkovsky dirigió en 1972, sin ahondar en Solaris el planeta, ese espacio-mente que materializa los más oscuros pensamientos, ni recordar la novela original de Stanislaw Lem, como si la historia la hubiese inventado Tarkovsky o la creación de la atmósfera surrealista de Lem no tuviera incidencia en la obra de Garland. Otra obra del cineasta ruso que influye en Aniquilación es Stalker, que también presenta un espacio, llamado “La Zona”, que juega con la mente de los personajes. Pero esta Área X, una especie de anti-paraíso, no sólo rememora a Stanislaw Lem, Jeff VanderMeer o Tarkovsky; también hace pensar en 2001 Una odisea espacial con su última parte tan psicodélica o a la Logia Negra de Twin Peaks, ese sitio tenebroso donde la palabra lógica parece no tener sentido. Finalmente ¿cómo saber la verdad última del mundo sin vivirla propiamente? ¿cómo explicar lo que hay dentro del Área X, sin caer en el absurdo de decir lo incomunicable?

Fuente: imdb.com

Los fundamentos filosóficos (spoiler alert)

La resolución de la película es probablemente lo que genere mayor división entre los espectadores: habrá quienes la consideren un giro interesante que abre la puerta a las secuelas, o los que la consideren forzada o un cliché. Estoy de acuerdo en que el final no es el fuerte de Aniquilación, de hecho también lo siento un poco impostado, pero dejaré de lado el análisis formal porque lo que me interesa son sus alcances temáticos, para lo que comparo la concepción filosófica de la película con la paradoja de Teseo y la parábola del río de Heraclito, mismos que explico a continuación.

La paradoja de Teseo cuestiona hasta que punto un objeto debe ser remplazado en sus partes para dejar de ser considerado el mismo. El historiador griego Plutarco cuenta que el barco en el que Teseo volvió a Atenas desde Creta, era conservado desde épocas remotas mediante el remplazo constante de tablas estropeadas. Llegado un punto el material del barco había sido cambiado en su totalidad, por lo que había una disputa entre los filósofos que consideraban que continuaba siendo el mismo y los que creían que su identidad ya era otra.

Caso análogo es el de Heraclito, que con su famosa sentencia: “en los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”, con la que el filósofo ejemplifica su teoría del cambio y el devenir como constante del universo. Con su aforismo, Heraclito se refiere tanto al hecho de que el río, al tener un flujo constante, cambia constantemente su contenido, como a que el hombre se está definiendo constantemente por sus actos; así, tanto río como el ser humano, son y no son el mismo.

Fuente: cinemavine.com

Al concluir la película, nos quedamos con la implicación de que nuestros pueden no ser ya los mismos, pero también habría que responder hasta que punto sí lo son. El argumento en Aniquilación es que las estructuras genéticas de los organismos vivos se transforman en el Área X, por lo que, desde un punto de vista genético, los seres vivos que salen del lugar no son los mismos que entraron, sin embargo, su apariencia física es exactamente la misma y no queda claro hasta que punto lo son sus recuerdos. Como dato curioso, nuestras células mueren constantemente y son remplazadas por otras nuevas. Se calcula que en un lapso de siete años, todas nuestras células han sido sustituidas por otras. Esto significa que, hasta cierto punto, incluso quienes no entramos al Área X estamos propensos a cambiar del todo.

Por último, no puedo sino lamentar que un filme así, con ese nivel de fotografía, sonido y efectos visuales no llegara a las pantallas de cine. Sin duda la experiencia sería más intensa. Pero las razones de Paramount, que la película es demasiado intelectual o de culto para arrasar taquilla, podrían estar justificadas si tenemos en cuenta que a películas como Blade Runner 2049 y Mother no les fue muy bien. Por otro lado, resulta maravilloso tener acceso a estas producciones tan pronto y de manera legal, cuando anteriormente las distribuidoras podían tardar eternidades en llevar este tipo de títulos a países de latinoamerica. El tiempo le dará o no la razón a la obra de Garland y con suerte se incluirá en alguna muestra para cines (espero). Por lo pronto ya estoy leyendo la novela para revisar de nuevo la película con una nueva mirada.