«La Fiera y la Fiesta»: un homenaje a Jean-Louis Jorge

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La Fiera y la Fiesta (2019) es casi como un sueño. Y a pesar de una atmósfera a veces inquietante y hasta terrorífica por instantes está lejos de ser una pesadilla. Pero ¿son los personajes los que sueñan o los que habitan este sueño? Entre individuos que, definitivamente, no son parte de nuestra realidad, y un homenaje a una figura oculta del cine internacional, es difícil responder esta pregunta; pero tampoco es necesario. Revelándose a sí misma como un tributo muy personal, la película adentra al espectador en una atmósfera onírica por la que deambula la presencia un cineasta que vuelve a capturar la atención de los cinéfilos: Jean-Louis Jorge.

Una directora de cine llamada Vera (Geraldine Chaplin) viaja a República Dominicana para filmar su próxima cinta, la cual recogerá un proyecto inconcluso de su difunto amigo: Jean-Louis Jorge. Las cosas no empiezan con el pie derecho, pues Víctor (Jaime Piña), su productor, ha comenzado los preparativos pensando únicamente en el dinero. Vera pronto pone las cosas en orden y llama a su equipo de antaño para que la asistan en la producción. Y cuando la filmación finalmente comienza, mantenerse a la altura del legado de Jorge, enfrentar el pasado y vivir la distorsión de la realidad se convierten en obstáculos para su trabajo.

La Fiera y la Fiesta
Crédito: Batu Films, Aurora Dominicana, Lantica Media, Pimienta Films, Rei Cine

Parte de la selección oficial de la Berlinale 2019, La Fiera y la Fiesta aviva la flama de Jean-Louis Jorge, director de culto de origen dominicano cuya obra no ha podido ser preservada y difundida como la de otros cineastas de su tiempo. Probablemente, ese fue el motivo para que la también dominicana Laura Amelia Guzmán (Jean Gentil, Dólares de Arena) —sobrina de Jorge— pusiera en marcha este proyecto. Como la mitad del dúo creativo que ha hecho con su esposo, el mexicano Israel Cárdenas, Guzmán se involucra por completo en la vida y obra de su tío. Es así como inicia la exploración de una faceta poco conocida de él no solo para ella, sino para el público en general.  

En clave de fantasía y alejada de cualquier convencionalismo, Guzmán y Cárdenas conciben esta obra como una interesante mezcla de realidad y ficción. En ella, cada una se alimenta de la otra, y en su ADN no tardan en surgir elementos distintivos del cine de Jorge. Ospina, quien fuera amigo del director, resulta pieza fundamental para una historia que recoge la esencia fílmica de Jorge, de la que ahora Guzmán se asume como responsable. De hecho, la codirectora incluye una intrigante subtrama de lazos familiares que parece ser un reflejo de su vida misma. Yony (Jackie Ludueña), un bailarín que se une a la producción, se presenta como el supuesto nieto de Vera, y así comienza un descubrimiento mutuo un tanto similar, al menos unilateralmente en el mundo real, al que Guzmán se ha entregado para hacer este filme.

La Fiera y la Fiesta
Crédito: Batu Films, Aurora Dominicana, Lantica Media, Pimienta Films, Rei Cine

Y es precisamente a través de los ojos de Vera que podemos dar un vistazo al mundo de Jorge, que en vida fue conocido por un cine transgresor e incluyente, el cual incluso lo llevó al festival de Cannes en 1976. Chaplin interpreta a un singular personaje —inspirado en la modelo Edwige Belmore, amante de Jorge—, cuyo estilo punk exhibe una llamativa faceta suya. Su caminar entre los sueños y la realidad permite descubrir en ella una vulnerabilidad que Chaplin hace suya por una evidente empatía con Vera.

“Cuando uno vive plenamente jamás envejece”, declara en un momento que no sabemos si realmente está ocurriendo. No es ninguna coincidencia que Chaplin —heredera de uno de los apellidos más famosos del cine y poseedora también de un legado propio— haya sido elegida para transmitir el sentir de Guzmán. Es posible dilucidar que ambas comparten un amor por el cine que fue transmitido por la sangre, otro aspecto que resulta decisivo más adelante en la trama.

De igual manera, Udo Kier, en otro de esos personajes que solo él puede interpretar, hace acto de presencia como el irreverente coreógrafo de Vera. Su verdadera identidad, que más tarde queda revelada, apunta, una vez más, al fantástico y exuberante cine de Jorge.

La Fiera y la Fiesta
Crédito: Batu Films, Aurora Dominicana, Lantica Media, Pimienta Films, Rei Cine

La Fiera y la Fiesta recuerda también en cierto sentido a La Daga en el Corazón (Un Couteau dans le Coœur, 2018). En aquella película de Yann Gonzalez, que también se sitúa en un ámbito poco común del cine como lo es el porno gay, un misterio ultraviolento se va desenvolviendo lentamente, para culminar en una historia de cierta reconciliación. Si bien los elementos de horror en la obra de Guzmán y Cárdenas son apenas sugerencias al cine de serie B, el estilo y la seducción constante que se siente en los personajes son aspectos que comparte con el filme ya mencionado. Curiosamente, la productora y distribuidora Piano —que distribuye La Fiera y la Fiesta— fue parte primordial de aquel proyecto.

La cinta también destaca por una hermosa fotografía del mismo Cárdenas basada, en buena medida, en tomas oscuras; los segundos o terceros planos, iluminados por bellos atardeceres casi rosas, complementan a la perfección los peculiares atuendos de los bailarines.

La Fiera y la Fiesta significa una oportunidad de conocer a un director de culto a través de una mirada muy especial. Pero, en el fondo, la película habla sobre la muerte, que incluso persiguió a los directores con la posterior muerte de dos de sus actores —Ospina y Ludueña— por circunstancias ajenas a la producción. Inmersos en el universo de Jorge, tanto los personajes como el espectador se someten a un reflejo de la realidad, así como a una ineludible reflexión sobre la cercanía del final. No por nada la misma Vera declara que, después de todo, quizá ya haya vivido demasiado tiempo.

La Fiera y la Fiesta se exhibe actualmente en algunos cines de México.