“The Hole in the Ground”, un descenso a la locura y lo desconocido
El amor de madre, según se nos ha enseñado o se nos ha hecho creer, es capaz de soportar cualquier dolor y de superar todo tipo de obstáculos con tal de proteger a su hijo; sin embargo, qué pasa cuando ese mismo hijo no sólo representa un enorme peligro para sí mismo y sus seres queridos, sino que también parece ser la encarnación de algo mucho más malévolo y desconocido. Par darnos una idea sobre este escenario el director Lee Cronin llega con The Hole in the Ground (El bosque maldito, 2019).
Buscando escapar de su tormentoso pasado, Sarah (Seana Kerslake) y su hijo Chris (James Quinn Markey) se mudan a un pequeño pueblo en busca de una vida tranquila. No obstante, su nuevo hogar está situado en medio de un extraño bosque, el cual contiene un enorme y siniestro cráter en sus profundidades; y aunque nada parece fuera de lo común, la situación empeora cuando el niño decide salir solo a la intemperie durante una noche. Ahora su madre sospecha que quien regresó a casa no es el verdadero Chris a pesar de tener su misma apariencia.
La película es una interesante propuesta sobre el miedo a lo desconocido y el temor que algunos padres pueden albergar hacia sus hijos. Por otro lado no se trata de una cinta trepidante ni impactante (en lo respectivo a dar miedo), sino más bien de una obra que usa la angustia, el suspenso y la sospecha para contar su historia, pues a fin de cuentas The Hole in the Ground no tiene como objetivo asustar al espectador de la forma simple, sino más bien mediante la reflexión.
Por ello es importante mencionar que el inicio de la cinta pareciera conducirnos por una historia de fantasmas, pues no sólo tenemos a la madre y el hijo viviendo en una cabaña solitaria, sino que también nos sitúa en los clásico escenarios como el pueblo alejado de la civilización y un bosque donde con tan sólo mirarlo nos percatamos que no es un buen lugar para vivir. Sin embargo, conforme avance la historia nos daremos cuenta que el rumbo de la trama no va por lo espectral, aunque sí por lo desconocido.
Señales como esta comienzan a hacer su aparición mediante dos situaciones: la primera de ellas es cuando madre e hijo conocen a una anciana que, como suele pasar, es tomada como “la loca del pueblo» y a quien no hacen caso de sus advertencias; y en segundo, cuando de igual forma Sarah y el pequeño Chris encuentran un enorme agujero a mitad del bosque, el cual, por alguna razón y sin explicación alguna, irradia una extraña fuerza sobrenatural.
Por supuesto es este segundo punto el de mayor interés, ya que este agujero al estar situado en medio del ya de por sí siniestro bosque, se vuelve parte esencial de la trama, pues se nos da a entender que es de éste de donde emanará todo lo malo que ocurrirá; aunque no es sino hasta que el niño se adentra solo a este territorio que el verdadero terror surge.
Ahora, como dijimos antes no se trata de un terror de sobresalto, sino más bien de intriga y suspenso, pues debido a ciertos comportamientos que el niño adopta, es cuando el espectador también comparte el malestar de la madre, ya que aunque pocos y sutiles, el personaje de Chris comienza a tener ciertos cambios en su forma de ser que hacen sospechar que no se trata del mismo niño que vimos en un inicio.
Y claro, lo interesante es descubrir si en verdad se trata de alguien diferente a Chris o si todo es producto de la imaginación y hasta cierto punto “la locura” de la madre. Aunque en este aspecto también es importante decir que no hay mucho suspenso en ello, pues la intriga que se genera alrededor de este misterio no es tan fuerte como para no poder deducir rápidamente cuál es la verdad.
Sin embargo esto no quiere decir que la trama se mala –aunque sí un tanto predecible-, pues a fin de cuentas lo interesante es ver la manera en que la madre va descubriendo poco a poco qué es lo que en verdad está ocurriendo con ella y con su hijo.
Otro punto en el que decae la cinta es cuando finalmente se revela el misterio del agujero en el bosque, pues si bien es interesante lo que sucede dentro de éste, la película muestra demasiados elementos pero explica muy poco de ellos, y aunque el espectador puede darse una idea de cómo funciona este cráter, no habría estado de más que la trama indagara un poco en ello, pues incluso visual y anímicamente se pudo haber generado una mayor sensación de angustia y claustrofobia (ya que por breves momentos es fácil recordar a cintas cuya trama ocurre bajo la tierra como The Descent, 2005).
Aun así la mayor fortaleza de The Hole in the Ground es la relación entre madre e hijo –y es lo que vale la pena de la cinta- ya que aunque la historia no se toma la molestia de explicarnos a profundidad su pasado, por lo menos logra generar cierta angustia al mirar cómo Sarah poco a poco va desconfiando y temiendo a su propio hijo.
Después de todo la película consigue transmitir ese miedo de no saber qué hacer ni cómo reaccionar al estar frente a una persona que, a pesar de ser idéntico a tu ser más querido, en el fondo se está seguro de que no es el mismo; la cuestión es saber si uno tiene razón sobre ello o si simplemente se está volviendo loco.
En resumen, The Hole in the Ground es una cinta interesante que nos lleva por el descenso a la locura de dos personajes, y aunque se vuelve un poco lenta por momentos, logra mantener el suspenso hasta el final con tal de desentrañar el verdadero misterio, aunque bien es cierto que la trama pudo tener mejores resultados si hubiera presentado situaciones de mayor desesperación e intriga que hicieran dudar más al espectador antes de revelarle el verdadero secreto.