“El Justiciero”, acción y adrenalina al estilo Denzel Washington
En este mundo lleno de violencia e injusticias, los desprotegidos y los oprimidos no necesitan de caridad ni lástima, sino de alguien que vele y luche por ellos, alguien que lleve un poco de justicia allá donde reina la violencia, la corrupción y el miedo: el mundo necesita a Denzel Washington. ¿Lo dudan? Entonces quizá sea momento de que lo comprueben por ustedes mismos en The Equalizer (El Justiciero, 2014), filme donde este actor nos regala una de sus mejores y más memorables participaciones.
En este thriller de acción del director Antoine Fuqua, Denzel Washington interpreta a Robert McCall, un ex agente especial que vive sus días de retiro trabajando en un supermercado. Sin embargo, cuando Teri (Chloë Grace Moretz) -una joven prostituta con la que el hombre mantiene una relación amistosa- termina en el hospital por una brutal golpiza de parte de sus proxenetas, el viejo McCall decide darle una lección a estos últimos para asegurarse que no la vuelvan a tocar; lo que él no sabe es que su pequeño acto de justicia desatará el enojo de la más peligrosa mafia rusa. Ahora todo se trata de una batalla donde sobrevive el más fuerte.
La película, como dijimos antes, nos entrega una de las mejores actuaciones de Washington en el cine de acción, pero no sólo eso, sino que también cuenta con una excelente trama llena de suspenso. Estos dos elementos se combinan de gran manera conforme a que avanza la historia, pues consiguen que la cinta no sólo sea entretenida para los amantes de las peleas, sino también para quien busca una historia envolvente.
McCall es un hombre que parece llevar una vida tranquila y a quien todo mundo aprecia en su trabajo dentro del supermercado, además de ser alguien que siempre está tratando de ayudar a los demás en lo poco o mucho que pueda. Sin embargo, aunque su auxilio puede ir desde una simple y reconfortante charla, hasta ayudar a alguien a conseguir un mejor empleo, el filme no tarda en mostrarnos que, aunque viejo, este hombre es el último a quien se quisiera tener de enemigo.
Los problemas del protagonista inician cuando decide vengarse de los criminales que casi matan a golpes a Teri, siendo este el momento donde el espectador se da cuenta de las verdaderas habilidades (sorprendentes y ¡mortales!) del protagonista, dándose cuenta de que se trata de un hombre bondadoso pero también calculador, estratégico y fuerte, capaz de llevar a cabo una enorme matanza en tan sólo unos segundos y salir sin un solo rasguño de ella.
Y aunque tras este momento de la cinta pareciera que los problemas han quedado solucionados para Teri y todas sus compañeras prostitutas, lo único que McCall ha conseguido es que la mafia rusa envíe a los Estados Unidos a un matón llamado Teddy (Marton Csokas) a investigar sobre quién fue el hombre que asesinó a los suyos para acabar con él lo más pronto y doloroso posible. Para ello, este despiadado sujeto se valdrá de una serie de investigaciones que más pronto que tarde obligarán a McCall a hacer uso de todas sus habilidades para proteger a sus seres cercanos.
Este juego del gato y el ratón será de lo más entretenido conforme se acerca el enfrentamiento final entre estos dos hombres. Por una parte veremos lo brutal e inteligente que puede llegar a ser Teddy con tal de rastrear al hombre que mató a sus socios; en el otro extremo el espectador descubrirá elementos del pasado que ayudarán a entender mejor el comportamiento y el actuar de McCall.
Por supuesto, no está de sobra decir que en esta ocasión Denzel Washington nos vuelve a entregar una gran actuación mediante la personalidad que le imprime a su papel de Robert McCall; así, el espectador verá a un temible héroe pero a la vez a un hombre entrañable. Washington consigue esto, pasando de un carácter serio y peligroso a uno totalmente amistoso, pues en las escenas donde hay armas de fuego, peleas, navajas y golpes al por mayor, el actor hace uso de sus capacidades físicas para entregarnos grandes y emocionantes secuelas de acción; aunque también demostrará ser un ser humano bastante empático que siempre está tratando de ayudar a sus compañeros.
Esto último es lo que lo convierte en un justiciero, pues su ayuda no sólo se limita al apoyo moral hacia sus amigos, sino que éstos, al ser parte de una minoría como lo son los inmigrantes, son víctimas de policías corruptos y demás peligros. Por ello, McCall se vale de sus habilidades para vengarlos de la manera en que sea posible. En pocas palabras, se convierte en una especie de Batman, pero más real.
Por supuesto, los momentos finales de la cinta resultan ser los mejores, pues el director Fuqua usa varias y emocionantes secuencias que, sin llegar a las exageradas explosiones y persecuciones que se suelen ver en este tipo de tramas, consigue un gran enfrentamiento entre el personaje de Washington y el de Csokas –junto con otros matones más- al interior del centro comercial, donde se librará una batalla que difícilmente dejará insatisfecho al espectador.
El único punto en contra que se le podría poner a la cinta, quizá, sería el de las sorprendentes habilidades del personaje de Washington, pues éste se nos presenta prácticamente como un hombre sin puntos débiles, alguien que no conoce el miedo, ni mucho menos la derrota, pues en todos y cada uno de sus enfrentamientos nunca llega un instante ni un rival que parezca ponerlo en verdadero peligro ni mucho menos representar un verdadero reto; aunque, como dijimos, esto se da no porque la trama sea mala, sino porque aquí el héroe es prácticamente indestructible.
En resumen, The Equalizer es una interesante mezcla entre el suspenso y la acción, cuya trama se muestra envolvente desde sus primeros momentos y que se convierte en una escalada –casi sin altibajos- hacia un emocionante desenlace.