“El Velocipastor”, de dinosaurios, ninjas, prostitutas y carcajadas
Año con año, el festival Macabro no sólo se encarga de traer grandes cintas de horror, sino también de comedia gore que resultan ser verdaderas joyas imprescindibles en la filmoteca de cualquier amante de lo cutre, el bajo presupuesto y el humor negro. Ejemplo de ello es la cinta The Velocipastor (2018), del director Brendan Steere.
Doug Jones (Gregory James Cohan) es un joven y atlético sacerdote que por una extraña maldición asiática termina por transformarse en un salvaje velociraptor sediento de sangre y carne humana. Sin embargo, cuando le salva la vida a Carol (Alyssa Kempinski), una atractiva prostituta, ambos prometen usar la habilidad de este hombre de convertirse en dinosaurio para enfrentar a las fuerzas del mal, entre las que se incluyen proxenetas, narcotraficantes y, por supuesto, ninjas.
The Velocipastor es, definitivamente, una de las películas más originalmente malas que se han dado en los últimos años, aunque esto no significa algo malo; no, sino todo lo contrario, pues el único objetivo de la cinta es hacer que el espectador se muera de risa de principio a fin gracias a una incoherente pero divertida historia en la que el gore y un humor absurdo y simple pero bastante bueno son las principales características de esta cinta.
Todo inicia cuando Doug ve morir a sus padres frente a una de las más divertidas y originales explosiones de automóvil, por lo cual, este joven sacerdote deberá retirarse a China para despejar su mente frente a este trauma. Por desgracia para él (pero por fortuna para el espectador), allí se encuentra con una joven ninja herida de muerte quien, antes de fallecer, le entrega una garra de dinosaurio, con la cual el hombre termina hiriéndose a sí mismo, transmitiendo a su cuerpo una bizarra maldición que lo hará transformarse en dinosaurio cada vez que se altera o pasa por un gran enojo…algo así como un Hulk.
Luego de ello y tras regresar a Estados Unidos, el sacerdote pierde el control una noche en la que por azar del destino termina devorando al hombre que estaba a punto de asaltar (o algo peor) a Carol, por lo cual la prostituta se siente en deuda con él pero también se da cuenta que con las habilidades de su nuevo compañero pueden terminar con todas aquellas malas personas en el mundo (o al menos en su ciudad). Por desgracia para ambos, las cosas se complican cuando un cártel de la droga conformado por mortales ninjas comienza a ver pérdidas en su venta de cocaína gracias a la intervención del pastor y la prostituta, quienes se han encargado de limpiar las calles de criminales; esto desatará una fantástica, incongruente y sádica lucha entre ambos bandos.
Como pueden darse cuenta, estamos hablando de una trama sin pies ni cabeza, pero que cuenta con la fortuna de ser lo bastante divertida y tonta como para funcionar de manera perfecta; y es que el objetivo de la cinta no es otro más que el de sacar unas cuantas carcajadas al espectador, todo lo cual lo consigue de una manera bastante sencilla, incluso inocente, pues valiéndose de actuaciones exageradas y pésimos efectos especial –recalcamos nuevamente que esto es hecho a propósito- la comedia que maneja resulta bastante digerible para todo mundo, de la que es fácil reírse debido a su alto grado de estupidez.
Así, por ejemplo, el espectador verá cabezas cercenadas (de maniquíes, por supuesto), cuerpos destazados (de más maniquíes, claro está), sangre tan falsa que incluso puede saborearse la miel con la que está hecha, vestuarios totalmente incorrectos y, lo más importante, una botarga de velociraptor tan ridícula y tierna que hace ver al tiranosaurio rex de Google (ya saben, ese que aparece cuando no hay internet) como el dinosaurio más aterrador de la historia. Como ven, toda una fórmula perfecta para un divertido desastre.
Asimismo, el metraje está filmado con la idea de estar viendo una película tipo grindhouse, lo cual le da un cierto toque de nostalgia por aquellas tramas disparatadas que se llegaron a ver en la década de los 70 cuando el cine de explotación estaba en su auge. Si a esto le sumamos secuencias totalmente clichés del cine de acción como peleas de artes marciales, “explosiones”, muertes inesperadas, secretos oscuros que se revelan en el último momento, así como tiernos romances entre un hombre y una mujer totalmente opuestos entre sí, dan como resultado una historia a la cual únicamente le haría falta un dinosaurio para ser perfecta…un momento ¡Lo tiene!
En resumen, The Velocipastor se presenta como una de las cintas más divertidas que funciona demasiado bien gracias a sus altos niveles de absurdos y sin sentidos que muestra su trama, pues estamos frente a esos extrañísimos casos en los que una película termina por ser tan buena de lo mala que es; solo que en esta ocasión no se trata de un accidente, sino de un desastre bien planeado.