10 películas que Argentina envió a los Premios Óscar y fueron rechazadas
Es esa época del año. Otra vez. Armamos el arbolito de Navidad, nos abastecemos de cajas de champán para las Fiestas, despuntan a lo lejos las vacaciones de verano, pensamos en la pavita del 24, la resaca del 25 y ponderamos qué películas irán a parar a los Premios Óscar. Después del pavoneo anual en los festivales de prestigio de Cannes, San Sebastián, Sitges y (créalo o no) Mar del Plata para acopiar críticas positivas y sumar puntitos que enamoren a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos, finalmente entramos a la recta final. Después de un año de campaña, el cine internacional de habla no inglesa compite oficialmente por su premio gordo: el premio Óscar a Mejor Película Extranjera. O, al menos, ser nominado para la galardón.
Nos guste o (mayormente) no nos guste, la representación en los Premios Óscar es anglocentrista hasta el infinito y más allá. Son pocas las películas en otras lenguas que llegan a ser reconocidas por la Academia. De hecho: sólo son cinco. El cine que no habla el idioma de Hollywood se nuclea en una selección de media decena de films que compiten en la categoría de Mejor Película Extranjera. Sólo en esta entrega, hay 92 películas postuladas que deberán someterse al proceso de selección de los académicos de la Academy en una instancia prelimiar antes de ver siquiera quién será nominado.
De una primera «lista chica» de nueve precandidatos elaborada por un comité en Los Ángeles -revisada por una segunda comisión-, otros tres jurados en Los Ángeles, Nueva York y Londres votan para conformar la lista de cinco candidatos nominados al premio. El anuncio de la primera lista se realiza en diciembre, el segundo, en enero.. ¿Engorroso? Sí, mucho. Sobre todo porque, pese a la calidad, el éxito, o la crítica que pueda honrarla en la taquilla local o en los festivales extranjeros, la reducida categoría obliga a que muchos esfuerzos sean rechazados antes de siquiera empezar a competir por su lugar(cito) en representación del cine extranjero en la Academia. Y América Latina siempre se la ha tenido difícil.
Si bien ya vimos qué películas han sido rechazadas en la preselección que México ha enviado a los Premios Óscar a lo largo de los años, distinto es el panorama en Argentina. Después de todo, el último confín de América es el único país latinoamericano con dos estatuillas en su haber, crédito del dramón de Luis Puenzo La historia oficial y el hitazo comercial de Juan José Campanella El Secreto de sus Ojos. Además, detenta el récord de nominaciones en América Latina con la candidatura de siete películas para la categoría de Mejor Película Extranjera con La tregua, Camila, Tango no me dejes nunca, El hijo de la novia, El secreto de sus ojos y Relatos salvajes. Pero así y todo, el prontuario argento no es perfecto y el premio dorado -y la nominación para la terna- le ha sido esquivo. Con Zama, de Lucrecia Martel, en la primera instancia de candidatura para el Premio Óscar, sólo resta ver cómo le ha ido a Argentina con las últimas películas que presentó -y fueron rechazadas- en las entregas pasadas.
10. ‘El Aura’ – Fabián Bielinsky (2005)
Ricardo Darín taxidermista. ¿Necesitamos decir más sobre por qué esta película merecía ser seleccionada para los Premios de la Academia? Pues no. El epiléptico más cabrón de Buenos Aires viaja a la Tundra -con todo y perro- para enredarse con visiones, asesinatos, atracos, y delirios místicos, y fue la ilusión argentina para las estatuillas del 2005. Sin embargo, fue desplazada por La Bestia nel Cuore (Italia), Joyeux Noel (Francia), Paradise Now (Palestina), Sophie Scholl-The Final Days (Alemania) y Tsotsi (Sudáfrica) en las nominaciones. El neonoire fue, no obstante, un éxito porteño de taquilla y arrasó en los Cóndor de Plata. Si bien esos logros llegaron a considerarla apta como precandidata, la segunda selección finalmente excluyó El Aura de la selección final (pero nos dan ganas de embalsamarla de amor).
9. ‘Derecho de Familia’ – Daniel Burman (2006)
La coproducción francesa, italiana, española y argentina tiene el mismo twist tragicómico que las búsquedas de identidad en plena neurosis citadina. Daniel Hendel hace de Perelman, un joven abogado (de ahí el título) que no sabe demasiado bien quién quiere ser cuando sea grande. Y, si bien acepta lo heredado e inmodificable, le cuesta construir su identidad sobre lo mutable y aquellas cosas que puedan diferenciarlo de su padre. El rarísimo coming of age discurría sobre las formas de encuentro con lo propio y la transformación más profunda -además del despegarse de la imagen paterna. La temática, quizá algo abstracta, no conquistó a la Academia (pese a haber ganado en Mar del Plata y en los Premios Sur).
8. ‘XXY’ – Lucía Puenzo (2007)
Lucía (casi) sigue los pasos del padre, Luis Puenzo, que ganó el Óscar por La Historia Oficial, con XXY, otro dramón de Ricardo Darín y una de las tramas más precursoras del cine argentino. La historia de un adolescente intersexual que huye junto a sus padres a la villa frente al mar para evitar el escarnio social. Ganadora del premio Goya y nominada a 8 premios Cóndor de Plata, XXY fue un éxito de taquilla hiperdisruptivo, en un momento en que la diversidad sexual era un tabú (motivo por el cual seguramente no la vimos en los Premios Oscar).
7. ‘Leonera’ – Pablo Trapero (2008)
Las leoneras, en Argentina, son sinónimos de ese limbo en las prisiones, por el que los presos deben pasar para ser trasladados. El más social de los directores retrató un inquietante retrato de la maternidad en el sistema penitenciario argentino. La cruza entre documental y ficción, que enmarca una perturbadora historia sobre violencia sexual y la crianza privada de su libertad, le valió las Palmas en el Festival de Cannes. Realista, arriesgada y valiente, la coproducción coreana, argentina y española no dio la talla para los Óscar (y no entendemos por qué).
6. Carancho – Pablo Trapero (2010)
No hay una sin dos para Trapero. Menos que menos, después del Óscar que se hizo El Secreto de sus Ojos en 2009. El suspense vuelve a fichar a la máquina de éxitos de Ricardo Darín, en un intenso rol de carancho -o abogado corroputo sin matrícula- que lucra con el negocio de las indemnizaciones en los accidentes de tránsito. Las 11 nominaciones que recibió este policial puro y duro en los Premios Sur no fueron suficientes para la Academia, pero sí para seguir delineando la increíble parábola social del fascinante cine de Trapero.
5. ‘Aballay, el Hombre sin Miedo’ – Fernando Spiner (2011)
El western gauchesco es brillante. Los ocho galardones en los Premios Sur lo demuestran (sí, también los Cóndor de Plata, el del Festival Internacional de Mar del Plata y de la Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña). Pero ni la fascinante fotografía de ese vértigo horizontal de La Pampa convertido en vertical por las montañas fueron suficientes para la Academia. Aballay es increíble: es cómica, simbólica y sustancial; es una mítica vendetta sin desperdicios que recorre una deuda de muerte y de venganza con maestría única. Si vas a ver alguna película de esta lista, que sea El Hombre sin Miedo.
4. Infancia Clandestina – Benjamín Ávila (2012)
Aparentemente, tener a Natalia Oreiro en un film histórico sobre la última herida a la democracia argentina no fue suficiente para la nominación. La mirada infantil de Juan, el niño de 12 años que en realidad se llama Ernesto y vive clandestino en Cuba, sobre la historia de sus padres -ambos de la organización montonera y su retorno a la Argentina- operó una perspectiva conmovedora y profunda de las víctimas de la última dictadura. Las profundas tramas políticas, sociales y vinculares que conviven en Infancia Clandestina le valieron el premio a Mejor Película con los Cóndor de Plata, además de otros 4 premios más (y otros tantos de Premios Sur).
3. Wakolda – Lucía Puenzo (2013)
La Puenzo lo hizo de nuevo. La glacial Wakolda explora otro de los mitos más discutidos de la historia reciente argentina: las conexiones nazis en la Patagonia e, incluso, la propia infiltración del criminalísimo Doctor Josef Mengele a la Argentina. El misterio sesentoso logró la precandidatura por el sutil de tensión del brillante y verosímil Alex Brendemühl y cómo los modos, la distinción, el saber científico y las ofertas de dinero de su doctor alemán seducen a los dueños de una hostería en Bariloche. Con más de 10 festivales encima -que incluyeron Cannes, Lima, Montreal, San Sebastián y Bergen- Wakolda liberó la conspirofobia nazi -pero no a la Academia.
2. El Clan – Pablo Trapero (2015)
La tercera no fue la vencida para Trapero. Después de que Relatos Salvajes fuera efectivamente nominada a los premios en 2014, El Clan parecía tener todas las de ganar. Después de todo, ese atractivo policial que capturó la historia real del Arquímides, Alejandro, y Daniel Puccio -una familia de asesinos que mantenía cautivas a sus víctimas en uno de los barrios más pudientes de Buenos Aires- era lo suficientemente dramática como para capturar la mirada de la Academia. La taquilla argentina se enamoró del retrato criminal de los brutales secuestros que, después de mantener prisioneros en la misma casa del clan y cobrar el rescate, ejecutaban. El modus operandi y la potencial conexión con la dictadura conquistó a los festivales de Venecia, Toronto y San Sebastián. Si bien el último esfuerzo de Trapero le valió el premio Goya a mejor película iberoamericana, El Clan no logró la candidatura.
1. El ciudadano ilustre – Mariano Cohn y Gastón Duprat – 2016
Nadie es profeta en su tierra. La comedia negra de Duprat y Cohn es desopilante (y truculenta) y revela la historia de un escritor que, después de haber ganado el Premio Nobel de Literatura, decide volver a su pueblo natal en el interior del país y péndula entre el honor de su regreso triunfal y todas las cosas que lo separan de él. Esas dos formas irreconciliables abordan mucho el argentinismo que divide la provincia y lo cosmopolita, el progreso y la costumbre, la herida abierta en el orgullo argentino y la soberbia que antecede a la caída. En Venecia Oscar Martínez se adjudicó el premio a Mejor Actor.